Jugando Monopolio

Jugando Monopolio
FC la trae con Slim
Simulacros y sordera
Cordero desdice a Ernesto

Julio Hernández López / Astillero


El calderonismo pretende disfrazar de lucha heroica contra monopolios lo que en el fondo no es más que la consolidación de una camarilla económica que le es tentativa y provisionalmente leal, sobre todo en términos de propagandismo y financiamiento electorales para 2012, mientras el único de esos monopolios combatidos, surgido gracias al salinismo ahora distanciado del felipismo, pretende caracterizarse como opción buena, moderna y confiable para un futuro en el que, más allá de las guerras de hoy, los intereses compartidos por la verdadera elite del país acabarán propiciando reconciliaciones y nuevos repartos gustosos del botín nacional.

Tan dicho y sabido es que Calderón ya la trae contra Carlos Slim que ayer, mientras acompañaba en Sonora al ocupante de Los Pinos, el secretario de comunicaciones y transportes (otra improvisación de alta burocracia generada por el circulito íntimo gobernante), Dioniso Pérez-Jácome (hijo de un priísta veracruzano de larga carrera política), hubo de negar la versión en ese sentido que le planteaban reporteros de medios del DF. No, no, para nada. No la traemos contra nadie, dijo el joven miembro de la cofradía de San Felipe, según el adelanto publicado ayer en Internet por Claudia Herrera en el portal de La Jornada.

Pero el calderonismo siempre mantuvo en la mira los monopolios (es decir, los que le eran antipáticos o disfuncionales, aunque en realidad el uso del plural no es necesario, pues el conjunto se reducía a un solo ente: Telmex o, más concretamente, Slim). Apenas se habían declarado detentadores del poder, en la época de la presunta presidencia electa, los felipistas consentidos ya filtraban a sus periodistas favoritos la tesis de que el implacable Calderón iría contra esos monopolios, es decir, contra uno en especial. El coordinador del área económica del equipo de transición, Agustín Carstens, hablaba en octubre de 2006 (http://j.mp/mgjfPC) del freno para el país que significaban los monopolios y de la necesidad de impulsar reformas en materia de telecomunicaciones.

La hora de cumplir con esos propósitos de ajusticiamiento empresarial ha coincidido con el reloj de la estrategia política con la que el calderonismo pretende seguir adueñado del poder. Calderón ha decidido golpear con todo a Slim mediante sus órganos autónomos, las comisiones federales de telecomunicaciones y de competencia, y sus secretarías directas, como la SCT: megamulta, pa’ que aprenda a respetar (más una menor, de 91.5 mdp, anunciada ayer), reducción de las tarifas de interconexión con otros prestadores de servicios telefónicos y negativa a modificar el título de concesión para que pudiera abrirse la TeleCarso. Guerra abierta, como si fuera el cobro de viejas afrentas (la cercanía con el pejismo gobernante de la capital del país, por ejemplo) o como si se quisiera inhibir el apoyo a opciones electorales no oficialistas en 2012 que bien se sabe que será ardiente.

Slim ha hecho fortuna en el contexto de las relaciones clásicas de políticos y empresarios mexicanos, de tal manera que así como recibió grandes beneficios en el pasado por sus cercanías, ahora debe asumir las circunstanciales pérdidas que le provoquen las lejanías. Pero, como dice la conseja popular: juego que tiene desquite, ni quien se pique. Azcárraga y Salinas Pliego, mientras tanto, sonríen (y preparan las formas de pago por los favores recibidos, en un escenario complicado porque deberán safisfacer los intereses de su apuesta principal, el gran anunciante Peña Nieto, y de su benefactor actual, el calderonismo necesitado de cerrar pinzas el año entrante para intentar su acto final de temporada, la repetición del milagro de la reproducción cibernética y televisada de los votos).

La otra guerra calderónica, la que presuntamente ha ido contra el narcotráfico (que cada vez gana más dinero y extiende su control territorial, marcadamente fuera de nuestro país), fue colocada nuevamente en el escaparate de los perdedores, pues personalidades de todo el mundo reiteraron el planteamiento de legalizar las drogas y frenar los combates armados que han resultado un fracaso en todos lados. El comandante Calderón, sin embargo, no tiene oídos para esas ni otras similares palabras, contento como suele estar en todo acto castrense, emocionado en la degustación de evoluciones militares, demostraciones de fuerza, exhibiciones de armamento, e incluso, como sucedió ayer en Guaymas, simulacros de éxito de fuerzas gubernamentales buenas contra malvados delincuentes también de utilería.

El hermano de la precandidata Cocoa, y esposo de la posible candidata Margarita, celebró en aquel puerto sonorense el Día de la Marina, ajeno por completo al tema que la sociedad recuerda de aquellas tierras, el de la guardería ABC. En lugar de promover un pronunciamiento felipense sobre ese asunto vigente, de las muertes sin castigo de decenas de niños, el actual gobernador, Guillermo Padrés, cuya suerte electoral derrotada cambió a partir del incidente de la guardería, se dedicó a justificar las acciones armadas de Calderón y produjo palabrería infame contra quienes critican la locura bélica en curso.

Astillas

En Guaymas, el secretario federal de hacienda desmintió lo dicho un día antes, en San Luis Potosí, por el precandidato panista a la presidencia del país, Ernesto Cordero. No es que en México ya no haya pobreza, sino que así lo decían unos papelitos que le pasaron del Banco Mundial, dijo el Rubencito Aguilar de sí mismo. Pero que dijo su mamá que siempre sí, así es que oficialmente sigue habiendo pobreza en el país, y suficiente como para que el calderonismo la enfrente y la supere. ¡Sí señor!... Alejandro Encinas recibió del tribunal electoral federal la aprobación plena para ser candidato al gobierno del estado de México, con lo que se eliminan las dudas y riesgos que el propio perredista había expresado puntual y categóricamente en diciembre de 2010 sobre su propia posibilidad de ser postulado a ese cargo... ¡Hasta mañana, con Javier Lozano y su ya estuvo suave!

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