María Jaramillo Alanís
El operativo militar para detener al ex alcalde de Tijuana Jorge Hank Rhon se orquestó desde el Distrito Federal y casi a la perfección, pero... Alejandro Poiré Romero, vocero de la Presidencia escribió en Twitter lo que puede ser una pista: “La Sedena hace histórico decomiso de armas. Seguimos avanzando en el debilitamiento de los criminales...”
Poiré es la pista que los priístas deberían seguir para saber a ciencia cierta de dónde salió la orden para detener a Hank. Claro el señor no es una blanca paloma, pero Felipe Calderón debe saber que es el presidente de México, no un dictadorzuelo de un país bananero.
Ni quién le quite el mérito de la operación “AM” a Calderón, pues cuenta con información privilegiada que le proporciona la Procuradora General de la República, Maricela Morales, su alter ego en materia de indagatorias ficticias, verbigracia Michoacán.
Evidentemente, Calderón y la Sedena tenían conocimiento de que los guardaespaldas de Hank Rhon tenían porte de armas entregado por el propio Ejército, pero qué estos habían salido del Estado de México, sí justo del gobierno de Enrique Peña Nieto.
Calderón y su brazo ejecutor, el Ejército, asestaron un tiro de fantasía como se dice en el billar, una carambola de tres bandas, pues por un lado detienen y exhiben a Hank Rhon, hijo del fundador del Grupo Atlacomulco, de paso le dan entre ceja y quijada a Peña Nieto, quien es salido del grupo político mexiquense más poderoso, y tres, prácticamente tiene de rodillas al PRI, maniatado y casi imposibilitado para defender a su activo político.
Desde el sábado el sitio de noticias de Tijuana “La Che” publicó que el gobierno de Peña Nieto proporcionó a los escoltas de Hank Rhon permisos para portar armas de fuego, luego de que el entonces secretario de Seguridad Pública de Tijuana, Julián Leyzaola Pérez, les negó el permiso de portación de armas de fuego de la corporación que se encontraba a su cargo.
Los permisos otorgados por el gobierno de Enrique Peña Nieto fueron dados a conocer tras el arresto en 2010 de un hombre armado de nombre Ramón, quien se identificó como escolta del diputado Gregorio Barreto y empleado del Grupo Caliente por golpear a su esposa.
El sujeto ostentó la documentación del Estado de México que lo avalaba para portar armas de fuego para llevar a cabo su trabajo. Previamente, en 2009 fueron arrestadas en Rosarito cuatro personas armadas, entre ellas el jefe de escoltas de Hank Rhon, Jorge Vera Ayala.
Los “guaruras” que trabajan tanto para Hank Rhon como para sus amigos usan la licencia otorgada por el gobierno de Enrique Peña Nieto. Hasta ahí lo que dice el sitio de noticias de Tijuana “La Che”
Ahora bien, media humanidad sabe que Hank Rhon gusta de la cacería y que para ese deporte lícito, hay un registro de armas tanto en la Sedena como en los clubes que dan ese servicio y mire que hay más de un centenar de diferentes estilos de armas según sea para caza mayor o menor.
Bastaría echar un ojito en los registros de los clubes de caza y pesca o en los cotos de caza, no sólo de México, Estados Unidos, Paraguay, África, para saber con certeza las armas que registraba Hank Rhon para su esparcimiento. Nos guste o no, es un deporte lícito, que por cierto gusta también al senador José Julián Sacramento Garza.
Los priístas no podrán defender a Hank Rhon de la acusación que le hace el gobierno federal, porque temen que Calderón arremeta contra los ex gobernadores de Durango y Tamaulipas, y además, porque no han tenido los pantalones para exigir el esclarecimiento del asesinato de Rodolfo Torre Cantú y Enrique Blackmore Smer.
No basta señalar que Calderón emprendió una “cacería de bujas”, eso por sabido se calla, sería de mayor relevancia que el PRI y su dirigente bailarín y rajón le pongan las peras a peso al Espurio, pero no tienen arrestos.
A Hank Rhon lo pueden acusar de narco, matón, tramposo, pero no de tonto. No me puedo imaginar un arsenal en el patio de una casa a la vista de todos, suena ridículo e inverosímil.
Y Hank Rhon está completamente solo pues Peña Nieto y el PRI no correrán el riesgo de que les encarcelen más políticos.
El operativo militar para detener al ex alcalde de Tijuana Jorge Hank Rhon se orquestó desde el Distrito Federal y casi a la perfección, pero... Alejandro Poiré Romero, vocero de la Presidencia escribió en Twitter lo que puede ser una pista: “La Sedena hace histórico decomiso de armas. Seguimos avanzando en el debilitamiento de los criminales...”
Poiré es la pista que los priístas deberían seguir para saber a ciencia cierta de dónde salió la orden para detener a Hank. Claro el señor no es una blanca paloma, pero Felipe Calderón debe saber que es el presidente de México, no un dictadorzuelo de un país bananero.
Ni quién le quite el mérito de la operación “AM” a Calderón, pues cuenta con información privilegiada que le proporciona la Procuradora General de la República, Maricela Morales, su alter ego en materia de indagatorias ficticias, verbigracia Michoacán.
Evidentemente, Calderón y la Sedena tenían conocimiento de que los guardaespaldas de Hank Rhon tenían porte de armas entregado por el propio Ejército, pero qué estos habían salido del Estado de México, sí justo del gobierno de Enrique Peña Nieto.
Calderón y su brazo ejecutor, el Ejército, asestaron un tiro de fantasía como se dice en el billar, una carambola de tres bandas, pues por un lado detienen y exhiben a Hank Rhon, hijo del fundador del Grupo Atlacomulco, de paso le dan entre ceja y quijada a Peña Nieto, quien es salido del grupo político mexiquense más poderoso, y tres, prácticamente tiene de rodillas al PRI, maniatado y casi imposibilitado para defender a su activo político.
Desde el sábado el sitio de noticias de Tijuana “La Che” publicó que el gobierno de Peña Nieto proporcionó a los escoltas de Hank Rhon permisos para portar armas de fuego, luego de que el entonces secretario de Seguridad Pública de Tijuana, Julián Leyzaola Pérez, les negó el permiso de portación de armas de fuego de la corporación que se encontraba a su cargo.
Los permisos otorgados por el gobierno de Enrique Peña Nieto fueron dados a conocer tras el arresto en 2010 de un hombre armado de nombre Ramón, quien se identificó como escolta del diputado Gregorio Barreto y empleado del Grupo Caliente por golpear a su esposa.
El sujeto ostentó la documentación del Estado de México que lo avalaba para portar armas de fuego para llevar a cabo su trabajo. Previamente, en 2009 fueron arrestadas en Rosarito cuatro personas armadas, entre ellas el jefe de escoltas de Hank Rhon, Jorge Vera Ayala.
Los “guaruras” que trabajan tanto para Hank Rhon como para sus amigos usan la licencia otorgada por el gobierno de Enrique Peña Nieto. Hasta ahí lo que dice el sitio de noticias de Tijuana “La Che”
Ahora bien, media humanidad sabe que Hank Rhon gusta de la cacería y que para ese deporte lícito, hay un registro de armas tanto en la Sedena como en los clubes que dan ese servicio y mire que hay más de un centenar de diferentes estilos de armas según sea para caza mayor o menor.
Bastaría echar un ojito en los registros de los clubes de caza y pesca o en los cotos de caza, no sólo de México, Estados Unidos, Paraguay, África, para saber con certeza las armas que registraba Hank Rhon para su esparcimiento. Nos guste o no, es un deporte lícito, que por cierto gusta también al senador José Julián Sacramento Garza.
Los priístas no podrán defender a Hank Rhon de la acusación que le hace el gobierno federal, porque temen que Calderón arremeta contra los ex gobernadores de Durango y Tamaulipas, y además, porque no han tenido los pantalones para exigir el esclarecimiento del asesinato de Rodolfo Torre Cantú y Enrique Blackmore Smer.
No basta señalar que Calderón emprendió una “cacería de bujas”, eso por sabido se calla, sería de mayor relevancia que el PRI y su dirigente bailarín y rajón le pongan las peras a peso al Espurio, pero no tienen arrestos.
A Hank Rhon lo pueden acusar de narco, matón, tramposo, pero no de tonto. No me puedo imaginar un arsenal en el patio de una casa a la vista de todos, suena ridículo e inverosímil.
Y Hank Rhon está completamente solo pues Peña Nieto y el PRI no correrán el riesgo de que les encarcelen más políticos.
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