Carlos Ramírez / Indicador Político
» Guerra sucia o sólo pasivos
» PRI atrapado en su laberinto
A pesar de la decisión de ir tirando lastre del pasado, al final de cuentas los fantasmas de las navidades se le aparecen a un PRI como personajes de Dickens: El narcotráfico, la impunidad, la responsabilidad en la crisis.
El arresto del empresario y político priísta de alcurnia Jorge Hank Rhon por posesión de armas de alto calibre y con irregularidades en acreditar legalmente su posesión abrió los otros expedientes del inculpado que tienen que ver con investigaciones sobre la penetración del narcotráfico en Tijuana.
El nerviosismo en el PRI lo llevó a cometer el error de acreditar el arresto de Hank Rhon a parte de la guerra sucia del Gobierno federal panista contra el PRI para relanzar la campaña del candidato panista al gobierno del Estado de México. Pero si bien puede haber ciertas repercusiones, el efecto será menor al que suponen los priístas mexiquenses, aunque con la reacción ya se ataron al expediente judicial del inculpado.
Los temores llevaron a los priístas a tener dos tropiezos: Politizar el caso de Hank Rhon y meter el tema en la campaña mexiquense. El argumento de la politización de la justicia mostró al mismo PRI de siempre: el de las complicidades del poder. No importa la ilegalidad, sino que no use con fines políticos, aunque todo, absolutamente todo lo que tenga que ver con los priístas, es de suyo político. En ese razonamiento priísta, entonces no queda más que reconocer el valor político y ético de la impunidad del poder.
Varios ex gobernadores priístas están efectivamente siendo investigados por el auge del crimen organizado en sus entidades, ya sea por incapacidad en el ejercicio del cargo de gobernadores o por complicidades manifiestas o por permitir la corrupción de las policías municipales y estatales. En este contexto, el PRI ya mandó amenazas de no permitir ninguna acusación contra esos ex funcionarios y, más aún, la actual dirigencia priísta, con el aval de los barones políticos del tricolor por su papel como élites dirigentes, ha decidido incorporarlos en sectores del comité ejecutivo nacional, a pesar de que la sociedad quisiera cuando menos una sanción moral del PRI contra gobernadores que fallaron en su tarea de impedir la contaminación en sus estados del crimen organizado.
De ahí que el caso Hank Rhon haya dañado al PRI no por cualquier malévola intención de algunos malosos dentro del Gobierno federal panista, sino por el hecho de que el PRI como partido y como élite política salió en defensa de uno de los políticos-empresarios priístas sobre el que hay una coincidencia en medios de que es una figura indefendible e impresentable.
En términos de guerra sucia contra el PRI, la figura de Hank Rhon es menor. Y la acusación de posesión de armas sin la autorización oficial --cargo que atrapó a la esposa del empresario-político en la contradicción mayor de que sí las tenía-- no da para el escándalo que ha comenzado a hacer crecer el PRI, cayendo en la trampa de convertir un asunto menor en un caso mayor. Si hubiera intención de guerra sucia para contaminar procesos electorales, entonces se hubiera pensado en un ex gobernador o alguno en funciones.
Los priístas carecen además de mecanismos de defensa. Como nunca antes, la aprobación de Marisela Morales como procuradora general de la república salió sin raspones en el congreso y con el voto de confianza priísta de que no se iba a usar el aparato judicial federal para asuntos políticos, a pesar de que los priístas sí lo utilizaron en el pasado como ajuste de cuentas, venganzas personajes y acomodos de poder. La intervención de la PGR en el caso Hank Rhon le dará más certeza judicial el asunto y dejará al PRI sin argumentos.
Horas después de estallado el asunto, los priístas comenzaron a ver con preocupación la larga lista de incidentes e irregularidades en los que estaba metido el empresario toluqueño-tijuanense: desde negocios oscuros, hasta expedientes aún no cerrados en los Estados Unidos vinculados al narcotráfico y el crimen organizado y sobre todo el asesinato del columnista Héctor El Gato Félix en 1988 por el entonces jefe de escoltas de Hank Rhon.
La trampa en que cayeron por sí mismos los priístas fue elemental: Si defendían a Hank Rhon, se harían de alguna manera cómplices de las irregularidades, y más cuando el empresario-político pecaba de ostentación en la exhibición de su cuerpo de seguridad; si dejaban pasar el asunto, entonces habrían dejado el mensaje de que no habría protección política y con ello se perderían parte de los valores priístas de complicidad. La reacción priísta fue la primera: Politizar el caso. Así, el uso político del caso Hank no fue de las autoridades sino del PRI. Inclusive, el gobernador Peña Nieto tomo personal la defensa del empresario-político arrestado y por tanto ya lo asoció a su precampaña presidencial. ¿Liberaría Peña a Hank Rhon si gana la presidencia?
La pieza que falta en el caso Hank Rhon es la de las pistas investigadas en los EU. Un cable de Wikileaks circulado por La Jornada revela opiniones del cónsul de los EU en Tijuana cuando un presunto delincuente estadunidense fue a esa oficina a renovar su pasaporte y al salir lo esperaban policías mexicanos, a solicitud estadunidense, para arrestarlo por una orden de aprehensión. Sin embargo, el delincuente acudió protegido por escoltas armados presuntamente del hipódromo de Hank Rhon y a ese lugar se fue a refugiar. El cónsul afirmó en un cable remitido a los EU: “Es muy extendida la creencia de que Hank Rhon fue un alcalde corrupto y que aún está involucrado con el narcotráfico”.
Además la policía municipal de Tijuana fue limpiada por el Ejército en dos ocasiones, la primera en 2008 como resabios de los tiempos de Hank, por vínculos con el cártel de Tijuana de los hermanos Arellano Félix. Hank solicitó licencia a la alcaldía en 2007 para competir por el gobierno estatal y dejó en su lugar a Kurt Honold Morales, director comercial del hipódromo de Agua Caliente. Por tanto, en los expedientes judiciales de Hank Rhon están incluyendo estos datos.
» Guerra sucia o sólo pasivos
» PRI atrapado en su laberinto
A pesar de la decisión de ir tirando lastre del pasado, al final de cuentas los fantasmas de las navidades se le aparecen a un PRI como personajes de Dickens: El narcotráfico, la impunidad, la responsabilidad en la crisis.
El arresto del empresario y político priísta de alcurnia Jorge Hank Rhon por posesión de armas de alto calibre y con irregularidades en acreditar legalmente su posesión abrió los otros expedientes del inculpado que tienen que ver con investigaciones sobre la penetración del narcotráfico en Tijuana.
El nerviosismo en el PRI lo llevó a cometer el error de acreditar el arresto de Hank Rhon a parte de la guerra sucia del Gobierno federal panista contra el PRI para relanzar la campaña del candidato panista al gobierno del Estado de México. Pero si bien puede haber ciertas repercusiones, el efecto será menor al que suponen los priístas mexiquenses, aunque con la reacción ya se ataron al expediente judicial del inculpado.
Los temores llevaron a los priístas a tener dos tropiezos: Politizar el caso de Hank Rhon y meter el tema en la campaña mexiquense. El argumento de la politización de la justicia mostró al mismo PRI de siempre: el de las complicidades del poder. No importa la ilegalidad, sino que no use con fines políticos, aunque todo, absolutamente todo lo que tenga que ver con los priístas, es de suyo político. En ese razonamiento priísta, entonces no queda más que reconocer el valor político y ético de la impunidad del poder.
Varios ex gobernadores priístas están efectivamente siendo investigados por el auge del crimen organizado en sus entidades, ya sea por incapacidad en el ejercicio del cargo de gobernadores o por complicidades manifiestas o por permitir la corrupción de las policías municipales y estatales. En este contexto, el PRI ya mandó amenazas de no permitir ninguna acusación contra esos ex funcionarios y, más aún, la actual dirigencia priísta, con el aval de los barones políticos del tricolor por su papel como élites dirigentes, ha decidido incorporarlos en sectores del comité ejecutivo nacional, a pesar de que la sociedad quisiera cuando menos una sanción moral del PRI contra gobernadores que fallaron en su tarea de impedir la contaminación en sus estados del crimen organizado.
De ahí que el caso Hank Rhon haya dañado al PRI no por cualquier malévola intención de algunos malosos dentro del Gobierno federal panista, sino por el hecho de que el PRI como partido y como élite política salió en defensa de uno de los políticos-empresarios priístas sobre el que hay una coincidencia en medios de que es una figura indefendible e impresentable.
En términos de guerra sucia contra el PRI, la figura de Hank Rhon es menor. Y la acusación de posesión de armas sin la autorización oficial --cargo que atrapó a la esposa del empresario-político en la contradicción mayor de que sí las tenía-- no da para el escándalo que ha comenzado a hacer crecer el PRI, cayendo en la trampa de convertir un asunto menor en un caso mayor. Si hubiera intención de guerra sucia para contaminar procesos electorales, entonces se hubiera pensado en un ex gobernador o alguno en funciones.
Los priístas carecen además de mecanismos de defensa. Como nunca antes, la aprobación de Marisela Morales como procuradora general de la república salió sin raspones en el congreso y con el voto de confianza priísta de que no se iba a usar el aparato judicial federal para asuntos políticos, a pesar de que los priístas sí lo utilizaron en el pasado como ajuste de cuentas, venganzas personajes y acomodos de poder. La intervención de la PGR en el caso Hank Rhon le dará más certeza judicial el asunto y dejará al PRI sin argumentos.
Horas después de estallado el asunto, los priístas comenzaron a ver con preocupación la larga lista de incidentes e irregularidades en los que estaba metido el empresario toluqueño-tijuanense: desde negocios oscuros, hasta expedientes aún no cerrados en los Estados Unidos vinculados al narcotráfico y el crimen organizado y sobre todo el asesinato del columnista Héctor El Gato Félix en 1988 por el entonces jefe de escoltas de Hank Rhon.
La trampa en que cayeron por sí mismos los priístas fue elemental: Si defendían a Hank Rhon, se harían de alguna manera cómplices de las irregularidades, y más cuando el empresario-político pecaba de ostentación en la exhibición de su cuerpo de seguridad; si dejaban pasar el asunto, entonces habrían dejado el mensaje de que no habría protección política y con ello se perderían parte de los valores priístas de complicidad. La reacción priísta fue la primera: Politizar el caso. Así, el uso político del caso Hank no fue de las autoridades sino del PRI. Inclusive, el gobernador Peña Nieto tomo personal la defensa del empresario-político arrestado y por tanto ya lo asoció a su precampaña presidencial. ¿Liberaría Peña a Hank Rhon si gana la presidencia?
La pieza que falta en el caso Hank Rhon es la de las pistas investigadas en los EU. Un cable de Wikileaks circulado por La Jornada revela opiniones del cónsul de los EU en Tijuana cuando un presunto delincuente estadunidense fue a esa oficina a renovar su pasaporte y al salir lo esperaban policías mexicanos, a solicitud estadunidense, para arrestarlo por una orden de aprehensión. Sin embargo, el delincuente acudió protegido por escoltas armados presuntamente del hipódromo de Hank Rhon y a ese lugar se fue a refugiar. El cónsul afirmó en un cable remitido a los EU: “Es muy extendida la creencia de que Hank Rhon fue un alcalde corrupto y que aún está involucrado con el narcotráfico”.
Además la policía municipal de Tijuana fue limpiada por el Ejército en dos ocasiones, la primera en 2008 como resabios de los tiempos de Hank, por vínculos con el cártel de Tijuana de los hermanos Arellano Félix. Hank solicitó licencia a la alcaldía en 2007 para competir por el gobierno estatal y dejó en su lugar a Kurt Honold Morales, director comercial del hipódromo de Agua Caliente. Por tanto, en los expedientes judiciales de Hank Rhon están incluyendo estos datos.
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