Flor Zamora
Al hablar de recursos públicos y, especialmente, del financiamiento público de los partidos políticos, su fiscalización y transparencia son las dos caras de una misma moneda. Desde 1993 la fiscalización inició como un ejercicio de rendición de cuentas, en el que los partidos políticos estaban obligados a informar a la autoridad electoral de sus finanzas; entonces era un mero acto informativo que no iba más allá de una obligación de reportar.
Los avances en materia de fiscalización en 1996 y 1997 en el COFIPE y la reglamentación del IFE iniciaron una nueva etapa en el sistema de partidos en la que la equidad en la contienda electoral tanto en acceso a medios, como en el financiamiento público fueron fundamentales para lograr el fortalecimiento de la democracia mexicana y, sobre todo, de la confianza depositada por los ciudadanos en la autoridad electoral. En 2002, la transparencia llegó al IFE y desde entonces hasta hace poco, sus políticas de transparencia fueron catalogadas como las más completas de los órganos autónomos del país.
Algunos de los principales logros en materia de fiscalización y transparencia en el IFE son el establecimiento de los informes de precampañas en 2005, la obligación de los partidos de transparentar su padrón de militantes y el apartado de fiscalización y transparencia establecido en el reglamento de fiscalización aprobado en 2008.
Ahora, con motivo del inicio del proceso electoral 2011-2012, el IFE lleva a cabo una adecuación de los reglamentos, entre los que se incluyen el de transparencia y el de fiscalización. En mi colaboración anterior comenté, sobre el reglamento de transparencia, el retroceso que implica que los padrones de los partidos no sean considerados como información pública, por contener “datos personales sensibles”.
En el caso del reglamento de fiscalización, en un hecho sin precedentes, la discusión y aprobación de las reglas con las que la autoridad electoral fiscalizará los recursos de los partidos fue aplazada por la falta de acuerdos entre los Consejeros, representantes de los partidos y el titular de la Unidad de Fiscalización.
Si bien la presentación del Proyecto de Reglamento de Fiscalización ante el Consejo General puede ser considerada como un esfuerzo normativo por parte de la autoridad electoral ya que, en lugar de tres reglamentos, se presentó un solo ordenamiento que agrupa a los anteriores, advierto varias omisiones, destacando el tema de la transparencia. Así a diferencia del ordenamiento anterior en el que existía un apartado especifico para tal efecto, en el nuevo ordenamiento no existe norma alguna que regule de manera específica las obligaciones de los partidos políticos en materia de fiscalización y transparencia.
Mala noticia para los interesados en conocer con detalle la información de las finanzas de los partidos; mala noticia para los ciudadanos que esperamos contar con una autoridad fiscalizadora fuerte y confiable; peor noticia para la transparencia. Buena noticia para quienes pretenden opacar el manejo de nuestros impuestos en manos de los partidos.
Al hablar de recursos públicos y, especialmente, del financiamiento público de los partidos políticos, su fiscalización y transparencia son las dos caras de una misma moneda. Desde 1993 la fiscalización inició como un ejercicio de rendición de cuentas, en el que los partidos políticos estaban obligados a informar a la autoridad electoral de sus finanzas; entonces era un mero acto informativo que no iba más allá de una obligación de reportar.
Los avances en materia de fiscalización en 1996 y 1997 en el COFIPE y la reglamentación del IFE iniciaron una nueva etapa en el sistema de partidos en la que la equidad en la contienda electoral tanto en acceso a medios, como en el financiamiento público fueron fundamentales para lograr el fortalecimiento de la democracia mexicana y, sobre todo, de la confianza depositada por los ciudadanos en la autoridad electoral. En 2002, la transparencia llegó al IFE y desde entonces hasta hace poco, sus políticas de transparencia fueron catalogadas como las más completas de los órganos autónomos del país.
Algunos de los principales logros en materia de fiscalización y transparencia en el IFE son el establecimiento de los informes de precampañas en 2005, la obligación de los partidos de transparentar su padrón de militantes y el apartado de fiscalización y transparencia establecido en el reglamento de fiscalización aprobado en 2008.
Ahora, con motivo del inicio del proceso electoral 2011-2012, el IFE lleva a cabo una adecuación de los reglamentos, entre los que se incluyen el de transparencia y el de fiscalización. En mi colaboración anterior comenté, sobre el reglamento de transparencia, el retroceso que implica que los padrones de los partidos no sean considerados como información pública, por contener “datos personales sensibles”.
En el caso del reglamento de fiscalización, en un hecho sin precedentes, la discusión y aprobación de las reglas con las que la autoridad electoral fiscalizará los recursos de los partidos fue aplazada por la falta de acuerdos entre los Consejeros, representantes de los partidos y el titular de la Unidad de Fiscalización.
Si bien la presentación del Proyecto de Reglamento de Fiscalización ante el Consejo General puede ser considerada como un esfuerzo normativo por parte de la autoridad electoral ya que, en lugar de tres reglamentos, se presentó un solo ordenamiento que agrupa a los anteriores, advierto varias omisiones, destacando el tema de la transparencia. Así a diferencia del ordenamiento anterior en el que existía un apartado especifico para tal efecto, en el nuevo ordenamiento no existe norma alguna que regule de manera específica las obligaciones de los partidos políticos en materia de fiscalización y transparencia.
Mala noticia para los interesados en conocer con detalle la información de las finanzas de los partidos; mala noticia para los ciudadanos que esperamos contar con una autoridad fiscalizadora fuerte y confiable; peor noticia para la transparencia. Buena noticia para quienes pretenden opacar el manejo de nuestros impuestos en manos de los partidos.
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