Felipe desmiente a Encinas

Francisco Garfias

Dos acontecimientos impactan negativamente la trayectoria de Alejandro Encinas, candidato de la izquierda al gobierno del Estado de México:

Su complacencia con el plantón obradorista de Reforma, en 2006, cuando era jefe de gobierno del DF; pero también la “cobija” que ofreció a Julio César Godoy, prófugo de la justicia, socio del narco, para que rindiera protesta como diputado federal.

El abanderado perredista, en su afán por aligerar costos por su impavidez ante el injustificable plantón, hizo el jueves una “revelación”, en cadena nacional, con López Dóriga.

Invocó al difunto Carlos Abacal, secretario de Gobernación, para atacar al presidente Calderón.

Jura que en aquellos tiempos, Abascal le contó que Felipe, cuyo triunfo era impugnado por AMLO, le llamó por teléfono para pedir el uso de la fuerza pública y “reprimir” el impopular plantón.

Alejandra Sota, portavoz de la presidencia de la República, lo desmintió de inmediato. Fustigó a Encinas por citar a una persona que ya falleció, y que no lo puede desmentir.

Ayer le mandamos un correo a Sota con la petición de que abundara en el tema. Esto fue lo que respondió:

“Se lo que me dijo mi jefe que, de los dos, es la única persona viva. Puede afirmar, con contundencia, que es falso que le haya dicho algo así a Carlos Abascal.

– ¿Descartas que Abascal pudiera haberse ido por su cuenta?—le preguntamos.

– No puedo afirmar lo que no me consta. No creo que lo haya hecho. Carlos era un hombre íntegro–, repuso Sota.

A Alejandro no le va servir de mucho haber revivido ese episodio. No va a cambiar lo que se anuncia en el Estado de México. Pero una pregunta se impone ¿Por qué no lo denunció en su momento?

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Las encuestadoras que quieran medir, vía telefónica, la elección interna del PAN, tienen enfrente una misión imposible. Solo el 18 por ciento de los militantes inscritos en el padrón azul tienen aparato.
Peor: hay datos falsos.

“Es un padrón agujerado. Tiene inconsistencias en un porcentaje muy alto”, asegura el senador Santiago Creel. No lo dice si nomás. Colaboradores suyos hicieron un “barrido” del listado.

Han realizado 170 mil llamadas a supuestos militantes que aparecen en el padrón. La efectividad es de apenas un 45 por ciento. Es decir, los datos de más de la mitad de los consultados son falsos, fallecieron, o se cambiaron.

Peor: Los que sí existen y tienen teléfono, no están diseminados en el territorio nacional, conforme al peso específico que cada estado.

La elección del candidato recae en militantes y adherentes. Se calcula que en total son 1 millón 600 mil ciudadanos. El 30 por ciento entran en la primera categoría. El 70 por ciento en la segunda.

Este porcentaje se invierte a la hora de votar. El 70 por ciento de los militantes sufragan en la interna par elegir al candidato presidencial; solo el 30 por ciento de los adherentes lo hacen.

Lo anterior viene a cuento porque últimamente se ha extendido la percepción de que Santiago Creel va en picada en las encuestas.

Lo aseguran panistas que trabajan para otros aspirantes; pero también “especialistas” y encuestadores. Lo quieren dar por muerto.

Ya vimos que no hay elementos sólidos para sostener tal afirmación. Los que lo dicen ¿Traerán bola de cristal?

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Extraño fue el “destape” de Alonso Lujambio para la grande. En la conferencia donde lo lanzaron, solo estuvieron presentes Mariana Gómez del Campo y otros tres asambleístas poco conocidos.

No apareció Juan Ignacio Zavala, uno de sus apoyos fuertes. Nada que ver con el alboroto de Cordero. Algo muy chilango para alguien que pretende gobernar el país.

Por lo pronto, ya hay lecturas. Hay quien dice, al interior del PAN, que es una forma de promover la candidatura de Alonso a la jefatura de Gobierno del DF. “Es lo que nos quieren decir…”, aseveran.

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Amanecimos ayer con la noticia que el robo de combustibles a Pemex, en los primeros cuatro meses del año, ya igualó toda la ordeña ilegal del 2010. La pérdida alcanza 3 mil millones de pesos.

Hace dos años que el Congreso discute una Ley que tipifica el robo de hidrocarburos como delito grave.
Es una infamia, dada la situación.

La última vez fue rechazada por los senadores porque se consideraba delito grave –sin derecho a fianza– andar con mil litros de combustible robado.

Alegaban que podría afectarse a campesinos pobres que ordeñan Pemex porque no pueden comprar combustible. ¡Hágame el favor!

Lo cierto es que de las casi 600 tomas clandestinas que se han detectado este año, el 90 por ciento no tienen fugas. Llevan la firma del crimen organizado.

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Moraleja de la semana (cortesía de Blaise Pascal, científico francés): La justicia basada en la fuerza es impotencia, la fuerza sin justicia es tiranía.

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