EU hace bien con exigirnos facturas

Rubén Cortés

Delante de la Secretaria de Estado, Hillary Clinton, el Presidente Felipe Calderón reclamó un fondo internacional equivalente a los 35 mil millones de dólares que el crimen organizado gana en Estados Unidos por la venta de drogas.

El mandatario demandó a Washington mayor corresponsabilidad para reducir la demanda de drogas, prohibir la venta de armas y aumentar la cooperación. Sin embargo, estaría mejor si la exigencia fuera real y no simbólica.

Las relaciones con Estados Unidos no se pueden basar en dichos por bien que suenen, ni en las redes sociales. “En Guatemala reclamé a la secretaria Clinton la muerte de un mexicano en Tijuana. Exigí castigo a los culpables”, escribió en su Twitter Calderón.

El intercambio debe tener un empaque diplomático que, ciertamente, no tendría la estridencia electoral de una declaración, o un Twiter que llega a 747 mil 572 seguidores, con la caja de resonancia que ello significa.

Si no, ocurre lo de Guatemala: después del reclamo del Presidente, Clinton dijo que muy bien, pero advirtió que supervisará que los países beneficiados hagan “uso apropiado del dinero y sin duplicaciones”.

Y aclaró que los 300 millones otorgados a Costa Rica, Honduras, El Salvador, Guatemala, Nicaragua, Panamá, Belice, Colombia y México van etiquetados. O sea, no quiere que paren en campañas electorales o bolsillos ajenos, como pudiera suceder.

He ahí el peligro de recibir dinero de una potencia extranjera, en efectivo o especies: que impone su política al estilo del que paga manda, como ahora reclama que sus 300 millones sean destinados:

–Creación de nuevas unidades policiales

–Un observatorio de la criminalidad

–Formación de jueces y fiscales

–Promoción de una reforma fiscal

–Impulso a programas de donaciones con 20 millones de dólares iniciales

Ah, y “uso apropiado del dinero y sin duplicaciones”, según advirtió Clinton ante los gobernantes de las naciones beneficiadas.

Por eso, México no debería aceptar esos recursos ni los del Plan Mérida, ascendentes a mil 600 millones de dólares cubiertos en tres años desde 2010, aunque no incluyen armas ni dinero, más bien en equipo y entrenamiento.

¿Realmente necesitamos dinero de Estados Unidos? No. Tenemos suficiente. Recién compramos cinco mil millones de dólares para nuestras reservas de oro y en marzo tuvimos un superávit de mil 880 millones de dólares en la balanza de productos petroleros.

Que estén mal repartidos, ya es otra cosa.

Lo importante es trasladar los dichos a una política exterior sólida, que propicie una rendición de cuentas por parte de Estados Unidos sobre, por ejemplo, cuántos capos detiene, cuántas armas decomisa, qué leyes implementa para frenar la entrada de de drogas a su territorio.

Pero, para eso, hay que sacar el dinero de la agenda bilateral.

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