Desprecio por la ley

Francisco Rodríguez / Índice Político

Está escrito en un comunicado oficial emitido bajo las siglas de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público. En ese comunicado –oficial, reitero– Ernesto Cordero Arroyo hace referencia a su precandidatura presidencial.

Tiempo y dinero de los contribuyentes, empleados para apuntalar una aspiración partidista personal.

El comunicado –oficial– es breve. Apenas ocho párrafos, de los cuales cinco fueron dedicados a informar de la visita del ocupante de Hacienda a París, Francia, y los tres últimos a comentar su “destape” como precandidato, a cargo de poco más de un centenar de distinguidos (sic) panistas:

“El día de hoy he sabido de una carta que circula en México firmada por distinguidos panistas. Quiero decir que agradezco a mis compañeros que reconozcan el trabajo que hemos realizado. Es un gran honor ser considerado como un posible abanderado de mi Partido para continuar con lo que han sido ya diez años de logros y avances.

“Al respecto, puedo decir que, aspiraciones, sí tengo, pero por el momento, cumplo con una altísima responsabilidad al frente de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público. Soy un miembro de Acción Nacional y un mexicano orgulloso y comprometido con México. Como panista y como demócrata, estoy obligado a cumplir con los tiempos que marcan la ley, y mi Partido.

“Celebro la unidad con la que el PAN siempre ha trabajado, pues no me queda duda de que será esta unión y el compromiso de todos los mexicanos, lo que mantendrá a México en el camino del crecimiento y del progreso.”

Desprecio por la ley, sin duda, que obliga a todos los servidores públicos a aplicar con imparcialidad los recursos públicos que están bajo su responsabilidad, sin influir en la equidad de la competencia entre los partidos políticos y, además, prohíbe la utilización de recursos públicos para la promoción personalizada de cualquier servidor público (Artículo 134 de la Carta Magna).

Violar la ley, principalmente la Constitución, ya es una práctica consuetudinaria entre los panistas que acompañan a Felipe Calderón –él mismo lo hace y ha hecho– en la loca aventura que está acabando con México.

Han violado el Texto Fundamental no sólo el policía Genaro García Luna, también la nueva ocupante de la PGR, Marisela Morales, al aceptar medallas y condecoraciones de gobiernos extranjeros quienes, a través de sus paniaguados, se han defendido de las críticas y acusaciones arguyendo –que no argumentando– la vejez de la norma constitucional. Pero si la prohibición es ñoña u obsoleta, ¿por qué no eliminarla o cambiarla? Y hasta que eso suceda, se debe respetar. Lex dura lex, que decían los viejos romanos: la ley es dura –o blanda, o vieja, o desactualizada–, pero es la ley.

Violan preceptos los panistas a diestra y siniestra.

Cumplir la ley debería ser lo más natural. Cumplir la ley debería darse por descontado. Si alguien jura de forma solemne y en público, al asumir un cargo igualmente público, “cumplir y hacer cumplir la ley”, lo extraordinario, lo escandaloso sería que no lo hiciese.

Sin embargo en países como México en los que el cacareado estado de derecho (la majestad de la ley) es inexistente o es la excepción, parece que lo extraordinario es que alguien cumpla su juramento solemne cumplir y de hacer cumplir la ley.

En 1936, Heinrich Himmler –en su discurso con motivo de la inauguración de la Academia de Derecho Alemán– dejó en claro el concepto en el que el nacional-socialismo tenía a la ley y a las disposiciones jurídicas:

“Para mí es completamente indiferente el que una norma legal pueda oponerse a nuestras acciones (…) Durante los meses en los que era cuestión de vida o muerte para la nación alemana, carecía de toda importancia que hubiese quien chillase porque se quebrantaba la ley.”

¡Qué parecido es el nazismo alemán con el panismo de Calderón!

La ley les vale...

Índice Flamígero: Carlitos Lozano, góber de la Feria Nacional de San Marcos (y acólito de Manlio Fabio Beltrones) metió al bote a su contendiente el ex candidato panista Martín Orozco. Con tal jugada, le pone el balón a Felipe Calderón para que él meta a un par de ex-gobernadores también a chirona (¿Durango y Tamaulipas?). De esta manera Lozano detona la zona de confort de Peña Nieto-Moreira. Así se vienen las cosas y ¡agárrense que esto apenas empieza!

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