De la fábula al ridículo
Más Cordero-aventuras
Candidatura por capricho
Carlos Fernández-Vega / México SA
Ernesto Cordero ha pasado de la fábula al ridículo. De los 6 mil pesos con los que, según él, se vive de maravilla (la clase media mexicana consolidada y en desarrollo) y los 750 mil empleos por año generados durante el calderonato, ahora el secretario de Hacienda se lanza al ruedo para difundir la buena nueva, urbi et orbi, de que “hace mucho tiempo México dejó de ser pobre… es un país de renta media”. Eso sí, aclaró, no se trata de decir que México es un país maravilloso porque todavía hay muchas cosas pendientes por hacer. Qué cosa. Si con ese rosario de sandeces pretende no sólo concretar la candidatura panista, sino instalarse en Los Pinos, su fracaso está garantizado, como Felipe Calderón comprenderá.
Con una velocidad sorprendente, Cordero se ha convertido en una suerte de nuevo Fox; es decir, manifiestamente de ideas cortas y lengua incontrolable, aunque sin la arrasadora personalidad que el señor de las botas mostró como candidato. Negador profesional de la realidad nacional, el secretario de Hacienda supone que repetir fábulas, difundir mentiras y hacer el ridículo un día y el siguiente también, es la ruta idónea para construir una candidatura, ganar las elecciones, haiga sido como haiga sido, e instalarse cómodamente en la residencia oficial, en el entendido de que si Vicente y Felipe llegaron, cualquier, hasta él, puede lograrlo.
La mitad de los mexicanos en condición de pobreza y miseria, salarios de hambre para el grueso de los trabajadores –la mayoría de ellos sin prestaciones–, crónica falta de empleo en la economía formal, 50 por ciento de aumento en la tasa oficial de desempleo durante el calderonato, 13 millones en la informalidad, 7 millones de ninis, millones y millones en el exilio económico y tantos etcéteras que han convertido a este país en una bomba social de mecha cada día más corta, parecen minucias en el ánimo de Ernesto Cordero, tanto que lo llevan a decir, con enorme sonrisa, que México “hace mucho tiempo dejó de ser pobre… es un país de renta media” (El Universal).
Qué cara más dura, o qué nivel de inconsciencia, pero cualquiera que sea el caso lo único que confirman las Cordero-aventuras es que sólo por el capricho del actual inquilino de Los Pinos el secretario de Hacienda ha sido incluido, de forma por demás privilegiada, en el circuito de los siete enanitos (sin renunciar al hueso, obviamente). A ese nivel ha llegado la degradación de la política en México. Si dos destrozaron al país, imaginen tres panistas al hilo.
El multicitado enanito del señor se aventó al ruedo a decir las barbaridades referidas, en respuesta a lo declarado por el presidente de la Coparmex (es decir, el club de patrones que no poca responsabilidad tuvo en la llegada de Blanca Nieves a Los Pinos), Gerardo Gutiérrez Candiani, quien advirtió que a 17 años de su integración a la OCDE, México sigue en un estatus de país subdesarrollado, y no está al nivel de las naciones de primer mundo con los cuales comparte en el organismo. Fuimos el primer país emergente en ser aceptado por la OCDE, con la perspectiva de que se estaba consolidando nuestro paso hacia el primer mundo y los datos muestran que todavía estamos muy lejos de este objetivo, muy por debajo de los estándares de las demás naciones evaluadas. México se ubicó en el penúltimo lugar de los 34 países miembros (de dicha organización); sólo superó a Turquía, y fuimos el único con calificación de cero en el rubro seguridad, en una escala de cero a 10 y en educación e ingresos el puntaje fue inferior a uno.
No está equivocado el de la patronal, pero obvio es que tales declaraciones provocaron un ataque hepático en Los Pinos, de tal suerte que el inquilino mandó a Vicente Ernesto Fox Cordero a desmentir a la cabeza visible de la Coparmex (¡cómo estará la cocina para que los aliados naturales insistan en manifestar públicamente sus desacuerdos con el de la residencia oficial!) y a ponerla en su sitio a golpe de fábulas, pero al susodicho de plano se le pasó la mano, se barrió, porque aquello de que, con 50 por ciento de la población en la pobreza, México hace mucho tiempo dejó de ser pobre no se lo compra ni la fábrica de sueños.
Y para documentar eso de que somos un país de renta media, va el recuento: con base en las cifras oficiales, sólo cuatro de cada cien mexicanos ocupados ganan más de 17 mil 400 pesos mensuales (10 salarios mínimos para arriba) y 10 de cada cien entre esa cantidad y 8 mil 730 pesos (de 5 a 10 salarios mínimos), lo que si bien no son cantidades estratosféricas (son montos por debajo de un salario mínimo de Estados Unidos) sí representan uno de los ingresos más altos entre los mortales que aún habitan este país. El 86 por ciento restante obtiene mucho menos de 291 pesos por día. Entonces, en el mejor de los casos, y sólo en el mejor (con el libro de fábulas en la mano) apenas 14 de cada cien mexicanos ocupados constituirían el país de renta media pregonado por Ernesto Cordero, o si se prefiere 6.7 millones serían clasemedieros (bajo la clasificación corderiana) y alrededor de 41 millones serían pelusa que obtienen de 5 mil 400 pesos mensuales para abajo (el grueso de ellos mucho menos, desde luego).
En fin, de la fábula al ridículo. Los panistas están a tiempo de sacar la casta (si recuerdan qué es) para no plegarse a los caprichos del inquilino de Los Pinos. Éste ya destrozó suficientemente al país como para aplaudirle un exceso adicional, la candidatura de Ernesto Cordero. Desde luego que los otros partidos políticos estarán felices de que sea el actual secretario de Hacienda (¡hueso con candidatura¡) quien aparezca en las boletas electorales de 2012, porque así la contienda sólo sería entre dos.
Las rebanadas del pastel
Puntualmente, el inquilino de Los Pinos recibe su bono de riesgo (casi un millón de pesos al año, adicionales a su salario), por aquello de la inseguridad que conlleva el ejercicio de su cargo. Pues bien, a dicho bono debe añadirse el elevadísimo costo que implica mantener y movilizar al impresionante aparato de seguridad que lo acompaña hasta en el baño (es decir, el riesgo prácticamente es cero), como sucedió el pasado lunes en el ITAM y zonas aledañas, donde, a la vieja usanza priísta, la guaruriza cercó y paralizó el área desde cuando menos seis horas antes de que Felipe Calderón participara en un acto en dicho centro educativo. Entonces, ¿cuál riesgo? ¿Qué justifica el pago del bono?
Más Cordero-aventuras
Candidatura por capricho
Carlos Fernández-Vega / México SA
Ernesto Cordero ha pasado de la fábula al ridículo. De los 6 mil pesos con los que, según él, se vive de maravilla (la clase media mexicana consolidada y en desarrollo) y los 750 mil empleos por año generados durante el calderonato, ahora el secretario de Hacienda se lanza al ruedo para difundir la buena nueva, urbi et orbi, de que “hace mucho tiempo México dejó de ser pobre… es un país de renta media”. Eso sí, aclaró, no se trata de decir que México es un país maravilloso porque todavía hay muchas cosas pendientes por hacer. Qué cosa. Si con ese rosario de sandeces pretende no sólo concretar la candidatura panista, sino instalarse en Los Pinos, su fracaso está garantizado, como Felipe Calderón comprenderá.
Con una velocidad sorprendente, Cordero se ha convertido en una suerte de nuevo Fox; es decir, manifiestamente de ideas cortas y lengua incontrolable, aunque sin la arrasadora personalidad que el señor de las botas mostró como candidato. Negador profesional de la realidad nacional, el secretario de Hacienda supone que repetir fábulas, difundir mentiras y hacer el ridículo un día y el siguiente también, es la ruta idónea para construir una candidatura, ganar las elecciones, haiga sido como haiga sido, e instalarse cómodamente en la residencia oficial, en el entendido de que si Vicente y Felipe llegaron, cualquier, hasta él, puede lograrlo.
La mitad de los mexicanos en condición de pobreza y miseria, salarios de hambre para el grueso de los trabajadores –la mayoría de ellos sin prestaciones–, crónica falta de empleo en la economía formal, 50 por ciento de aumento en la tasa oficial de desempleo durante el calderonato, 13 millones en la informalidad, 7 millones de ninis, millones y millones en el exilio económico y tantos etcéteras que han convertido a este país en una bomba social de mecha cada día más corta, parecen minucias en el ánimo de Ernesto Cordero, tanto que lo llevan a decir, con enorme sonrisa, que México “hace mucho tiempo dejó de ser pobre… es un país de renta media” (El Universal).
Qué cara más dura, o qué nivel de inconsciencia, pero cualquiera que sea el caso lo único que confirman las Cordero-aventuras es que sólo por el capricho del actual inquilino de Los Pinos el secretario de Hacienda ha sido incluido, de forma por demás privilegiada, en el circuito de los siete enanitos (sin renunciar al hueso, obviamente). A ese nivel ha llegado la degradación de la política en México. Si dos destrozaron al país, imaginen tres panistas al hilo.
El multicitado enanito del señor se aventó al ruedo a decir las barbaridades referidas, en respuesta a lo declarado por el presidente de la Coparmex (es decir, el club de patrones que no poca responsabilidad tuvo en la llegada de Blanca Nieves a Los Pinos), Gerardo Gutiérrez Candiani, quien advirtió que a 17 años de su integración a la OCDE, México sigue en un estatus de país subdesarrollado, y no está al nivel de las naciones de primer mundo con los cuales comparte en el organismo. Fuimos el primer país emergente en ser aceptado por la OCDE, con la perspectiva de que se estaba consolidando nuestro paso hacia el primer mundo y los datos muestran que todavía estamos muy lejos de este objetivo, muy por debajo de los estándares de las demás naciones evaluadas. México se ubicó en el penúltimo lugar de los 34 países miembros (de dicha organización); sólo superó a Turquía, y fuimos el único con calificación de cero en el rubro seguridad, en una escala de cero a 10 y en educación e ingresos el puntaje fue inferior a uno.
No está equivocado el de la patronal, pero obvio es que tales declaraciones provocaron un ataque hepático en Los Pinos, de tal suerte que el inquilino mandó a Vicente Ernesto Fox Cordero a desmentir a la cabeza visible de la Coparmex (¡cómo estará la cocina para que los aliados naturales insistan en manifestar públicamente sus desacuerdos con el de la residencia oficial!) y a ponerla en su sitio a golpe de fábulas, pero al susodicho de plano se le pasó la mano, se barrió, porque aquello de que, con 50 por ciento de la población en la pobreza, México hace mucho tiempo dejó de ser pobre no se lo compra ni la fábrica de sueños.
Y para documentar eso de que somos un país de renta media, va el recuento: con base en las cifras oficiales, sólo cuatro de cada cien mexicanos ocupados ganan más de 17 mil 400 pesos mensuales (10 salarios mínimos para arriba) y 10 de cada cien entre esa cantidad y 8 mil 730 pesos (de 5 a 10 salarios mínimos), lo que si bien no son cantidades estratosféricas (son montos por debajo de un salario mínimo de Estados Unidos) sí representan uno de los ingresos más altos entre los mortales que aún habitan este país. El 86 por ciento restante obtiene mucho menos de 291 pesos por día. Entonces, en el mejor de los casos, y sólo en el mejor (con el libro de fábulas en la mano) apenas 14 de cada cien mexicanos ocupados constituirían el país de renta media pregonado por Ernesto Cordero, o si se prefiere 6.7 millones serían clasemedieros (bajo la clasificación corderiana) y alrededor de 41 millones serían pelusa que obtienen de 5 mil 400 pesos mensuales para abajo (el grueso de ellos mucho menos, desde luego).
En fin, de la fábula al ridículo. Los panistas están a tiempo de sacar la casta (si recuerdan qué es) para no plegarse a los caprichos del inquilino de Los Pinos. Éste ya destrozó suficientemente al país como para aplaudirle un exceso adicional, la candidatura de Ernesto Cordero. Desde luego que los otros partidos políticos estarán felices de que sea el actual secretario de Hacienda (¡hueso con candidatura¡) quien aparezca en las boletas electorales de 2012, porque así la contienda sólo sería entre dos.
Las rebanadas del pastel
Puntualmente, el inquilino de Los Pinos recibe su bono de riesgo (casi un millón de pesos al año, adicionales a su salario), por aquello de la inseguridad que conlleva el ejercicio de su cargo. Pues bien, a dicho bono debe añadirse el elevadísimo costo que implica mantener y movilizar al impresionante aparato de seguridad que lo acompaña hasta en el baño (es decir, el riesgo prácticamente es cero), como sucedió el pasado lunes en el ITAM y zonas aledañas, donde, a la vieja usanza priísta, la guaruriza cercó y paralizó el área desde cuando menos seis horas antes de que Felipe Calderón participara en un acto en dicho centro educativo. Entonces, ¿cuál riesgo? ¿Qué justifica el pago del bono?
Comentarios