Calderón peor que Fox
Narro: gimnasia y magnesia
Carlos Fernández-Vega
Carlos Fernández-Vega / México SA
Alegraos, mexicanos silenciosos, que toma forma la exitosísima economía competitiva y generadora de empleo (Calderón dixit) y la consolidación del sólido crecimiento pregonado desde Los Pinos y demás oficinas de campaña electoral: el logro del navío de gran calado (ídem) cerrará el sexenio de para vivir mejor con una raquítica tasa anual promedio de 1.86 por ciento, o lo que es lo mismo, tres tantos y medio por debajo de lo alcanzado en aquel México que reventó por las crisis del pasado (ibídem).
Para no ir más lejos, el resultado económico del calderonato será incluso peor (casi 20 por ciento menos) que el registrado por el foxiato, lo que ya es decir, con lo que se confirma otra de las barrabasadas de Ernesto Cordero, quien días atrás presumió que “la economía está sólida y en crecimiento; de esta forma, sin duda alguna, México camina por la ruta del progreso… vamos avanzando en la dirección correcta, y si seguimos en esa lógica México va a ser un país más próspero, un país más justo donde la recuperación económica y los datos macroeconómicos poco a poco se empiecen a reflejar en mejores condiciones de vida para todos”.
El Fondo Monetario Internacional divulgó su informe de actualización sobre las sus “perspectivas de la economía mundial, en el que advierte sobre la desaceleración internacional (aunque la califica de temporal), con especial atención en Estados Unidos (el motor mexicano), mientras los riesgos han vuelto a agudizarse. Para México no hay cambios sustanciales en la perspectiva fondomonetarista, de tal suerte que la resultante es la descrita: un sexenio con menor crecimiento que el inmediato anterior, el que a su vez obtuvo peores resultados que el previo, y así hasta redondear 30 años de política económica correcta y vigorosa.
La expansión mundial continúa desequilibrada, apunta el FMI. En muchas economías avanzadas el crecimiento aún es débil, teniendo en cuenta la profundidad de la recesión. Además, la suave desaceleración observada en el segundo trimestre de 2011 no es tranquilizadora. En la mayoría de las economías emergentes y en desarrollo el crecimiento continúa siendo vigoroso. Globalmente, la economía mundial se expandió a una tasa anualizada de 4.3 por ciento en el primer trimestre, y las proyecciones para 2011-12 en general no han cambiado, con variaciones entre las diversas economías que se compensan entre sí.
Sin embargo, el hecho de que la actividad económica en Estados Unidos se haya debilitado más de lo previsto y la renovada volatilidad financiera causada por inquietudes en torno a la profundidad de los retos fiscales en la periferia de la zona del euro plantean mayores riesgos a la baja. También originan riesgos los persistentes desequilibrios del sector fiscal y el sector financiero de numerosas economías avanzadas, en tanto que los indicios de sobrecalentamiento son cada vez más visibles en muchas economías emergentes y en desarrollo. Para asegurar el crecimiento y la creación de puestos de trabajo a mediano plazo es crítico llevar a cabo fuertes ajustes: una consolidación fiscal creíble y equilibrada y el saneamiento y la reforma del sector financiero en muchas economías avanzadas, y la pronta adopción de políticas macroeconómicas más restrictivas y el requilibrio de la demanda en muchas economías emergentes y en desarrollo.
Según las proyecciones del FMI, el crecimiento de América Latina y el Caribe se moderará a cerca de 4.5 por ciento en 2011 y convergerá hacia su tasa potencial, de aproximadamente 4 por ciento, en el curso de los próximos dos años. La expansión continuará liderada por la demanda interna, y acompañada por crecientes déficits en cuenta corriente. Este escenario de base supone un retiro significativo de las políticas de estímulo y cierta desaceleración de la demanda del sector privado, particularmente en el caso de los grandes exportadores de materias primas. Hay indicios de que la actividad finalmente se está afianzando en las economías que mantienen lazos reales más estrechos con las economías avanzadas, cuya recuperación ha quedado rezagada. Sin embargo, el crecimiento de muchos países de América Central y del Caribe seguirá estando limitado por la lenta recuperación de las remesas y del turismo, y por términos de intercambio menos favorables. La elevada deuda pública requerirá una consolidación fiscal sostenida en el Caribe, lo cual también representará un freno para el crecimiento.
Aunque persisten los riesgos a la baja para la economía mundial, las perspectivas de América Latina a corto plazo se encuentran algo más equilibradas. Sin embargo, en este escenario, la inflación y los déficits en cuenta corriente podrían resultar superiores a lo proyectado, planteando el riesgo de una dinámica de auge y colapso. Del lado negativo, un serio endurecimiento de las condiciones financieras mundiales podría producir un cambio de dirección de los capitales canalizados hacia la región e influir negativamente en sus perspectivas. La recuperación de muchos países de América Central y el Caribe ha cobrado cierta fuerza, aunque el crecimiento continúa limitado por fuertes vínculos reales con economías avanzadas que están creciendo con mayor lentitud (sobre todo, Estados Unidos), por términos de intercambio menos favorables y, en algunos casos, por una deuda pública elevada.
Como promedio, en 2010 la región creció más de 6 por ciento (5.5 por ciento en el caso de México), encabezada por América del Sur, cuya demanda interna se vio estimulada por elevados precios de las materias primas, condiciones favorables de financiamiento externo y políticas macroeconómicas acomodaticias. Las brechas del producto se han cerrado en gran parte de la región y están apareciendo los primeros indicios de sobrecalentamiento: la inflación está en alza, los déficits en cuenta corriente aumentan, y el crédito y los precios de los activos crecen con rapidez. El alza de los precios mundiales de los combustibles y alimentos está complicando el reto de contener la inflación y proteger a los pobres. Sin embargo, el crecimiento de muchos países de América Central y del Caribe seguirá estando limitado por la lenta recuperación de las remesas y del turismo, y por términos de intercambio menos favorables. La elevada deuda pública requerirá una consolidación fiscal sostenida en el Caribe, lo cual también representará un freno para el crecimiento.
Las rebanadas del pastel
Tan contento estaba el doctor Narro con la visita del oscuro personaje, que de plano olvidó lo elemental: los dineros presupuestales que nutren a la UNAM provienen de los mexicanos, no de Ernesto Cordero. La emoción del rector no justifica su yerro, porque nunca la gimnasia ha sido lo mismo que la magnesia.
Narro: gimnasia y magnesia
Carlos Fernández-Vega
Carlos Fernández-Vega / México SA
Alegraos, mexicanos silenciosos, que toma forma la exitosísima economía competitiva y generadora de empleo (Calderón dixit) y la consolidación del sólido crecimiento pregonado desde Los Pinos y demás oficinas de campaña electoral: el logro del navío de gran calado (ídem) cerrará el sexenio de para vivir mejor con una raquítica tasa anual promedio de 1.86 por ciento, o lo que es lo mismo, tres tantos y medio por debajo de lo alcanzado en aquel México que reventó por las crisis del pasado (ibídem).
Para no ir más lejos, el resultado económico del calderonato será incluso peor (casi 20 por ciento menos) que el registrado por el foxiato, lo que ya es decir, con lo que se confirma otra de las barrabasadas de Ernesto Cordero, quien días atrás presumió que “la economía está sólida y en crecimiento; de esta forma, sin duda alguna, México camina por la ruta del progreso… vamos avanzando en la dirección correcta, y si seguimos en esa lógica México va a ser un país más próspero, un país más justo donde la recuperación económica y los datos macroeconómicos poco a poco se empiecen a reflejar en mejores condiciones de vida para todos”.
El Fondo Monetario Internacional divulgó su informe de actualización sobre las sus “perspectivas de la economía mundial, en el que advierte sobre la desaceleración internacional (aunque la califica de temporal), con especial atención en Estados Unidos (el motor mexicano), mientras los riesgos han vuelto a agudizarse. Para México no hay cambios sustanciales en la perspectiva fondomonetarista, de tal suerte que la resultante es la descrita: un sexenio con menor crecimiento que el inmediato anterior, el que a su vez obtuvo peores resultados que el previo, y así hasta redondear 30 años de política económica correcta y vigorosa.
La expansión mundial continúa desequilibrada, apunta el FMI. En muchas economías avanzadas el crecimiento aún es débil, teniendo en cuenta la profundidad de la recesión. Además, la suave desaceleración observada en el segundo trimestre de 2011 no es tranquilizadora. En la mayoría de las economías emergentes y en desarrollo el crecimiento continúa siendo vigoroso. Globalmente, la economía mundial se expandió a una tasa anualizada de 4.3 por ciento en el primer trimestre, y las proyecciones para 2011-12 en general no han cambiado, con variaciones entre las diversas economías que se compensan entre sí.
Sin embargo, el hecho de que la actividad económica en Estados Unidos se haya debilitado más de lo previsto y la renovada volatilidad financiera causada por inquietudes en torno a la profundidad de los retos fiscales en la periferia de la zona del euro plantean mayores riesgos a la baja. También originan riesgos los persistentes desequilibrios del sector fiscal y el sector financiero de numerosas economías avanzadas, en tanto que los indicios de sobrecalentamiento son cada vez más visibles en muchas economías emergentes y en desarrollo. Para asegurar el crecimiento y la creación de puestos de trabajo a mediano plazo es crítico llevar a cabo fuertes ajustes: una consolidación fiscal creíble y equilibrada y el saneamiento y la reforma del sector financiero en muchas economías avanzadas, y la pronta adopción de políticas macroeconómicas más restrictivas y el requilibrio de la demanda en muchas economías emergentes y en desarrollo.
Según las proyecciones del FMI, el crecimiento de América Latina y el Caribe se moderará a cerca de 4.5 por ciento en 2011 y convergerá hacia su tasa potencial, de aproximadamente 4 por ciento, en el curso de los próximos dos años. La expansión continuará liderada por la demanda interna, y acompañada por crecientes déficits en cuenta corriente. Este escenario de base supone un retiro significativo de las políticas de estímulo y cierta desaceleración de la demanda del sector privado, particularmente en el caso de los grandes exportadores de materias primas. Hay indicios de que la actividad finalmente se está afianzando en las economías que mantienen lazos reales más estrechos con las economías avanzadas, cuya recuperación ha quedado rezagada. Sin embargo, el crecimiento de muchos países de América Central y del Caribe seguirá estando limitado por la lenta recuperación de las remesas y del turismo, y por términos de intercambio menos favorables. La elevada deuda pública requerirá una consolidación fiscal sostenida en el Caribe, lo cual también representará un freno para el crecimiento.
Aunque persisten los riesgos a la baja para la economía mundial, las perspectivas de América Latina a corto plazo se encuentran algo más equilibradas. Sin embargo, en este escenario, la inflación y los déficits en cuenta corriente podrían resultar superiores a lo proyectado, planteando el riesgo de una dinámica de auge y colapso. Del lado negativo, un serio endurecimiento de las condiciones financieras mundiales podría producir un cambio de dirección de los capitales canalizados hacia la región e influir negativamente en sus perspectivas. La recuperación de muchos países de América Central y el Caribe ha cobrado cierta fuerza, aunque el crecimiento continúa limitado por fuertes vínculos reales con economías avanzadas que están creciendo con mayor lentitud (sobre todo, Estados Unidos), por términos de intercambio menos favorables y, en algunos casos, por una deuda pública elevada.
Como promedio, en 2010 la región creció más de 6 por ciento (5.5 por ciento en el caso de México), encabezada por América del Sur, cuya demanda interna se vio estimulada por elevados precios de las materias primas, condiciones favorables de financiamiento externo y políticas macroeconómicas acomodaticias. Las brechas del producto se han cerrado en gran parte de la región y están apareciendo los primeros indicios de sobrecalentamiento: la inflación está en alza, los déficits en cuenta corriente aumentan, y el crédito y los precios de los activos crecen con rapidez. El alza de los precios mundiales de los combustibles y alimentos está complicando el reto de contener la inflación y proteger a los pobres. Sin embargo, el crecimiento de muchos países de América Central y del Caribe seguirá estando limitado por la lenta recuperación de las remesas y del turismo, y por términos de intercambio menos favorables. La elevada deuda pública requerirá una consolidación fiscal sostenida en el Caribe, lo cual también representará un freno para el crecimiento.
Las rebanadas del pastel
Tan contento estaba el doctor Narro con la visita del oscuro personaje, que de plano olvidó lo elemental: los dineros presupuestales que nutren a la UNAM provienen de los mexicanos, no de Ernesto Cordero. La emoción del rector no justifica su yerro, porque nunca la gimnasia ha sido lo mismo que la magnesia.
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