Coloreteado, prueba de falsedad

Javier Arcadia Galaviz / Cuestión de Debate

Qué sorpresa nos llevamos hace ocho días como espectadores del primer debate sostenido entre los candidatos al gobierno del Estado de México, Alejandro Encinas, Luis Felipe Bravo Mena y Eruviel Ávila, cuando éste último apareció en televisión con semejantes chapitas, diríase no rosaditas, sinó muy coloradotas, casi similares a las que usan los payasos de circo para llamar la atención y luego provocar la risa, que en ocasiones ésta se convierte en incontenible.

Incluso unas chapas tan exageradamente pintadas que cualquier mujer de la vida galante se las hubiera envidiado al señor Eruvial Ávila, pero con esto queda claro que las necesidades del Estado de México le importan tan sólo un comino, ya que prefierió lo superficial y la banalidad, el que lo vieran bien presentado y hasta bonito en televisión, en lugar de que esa frivolidad la hubira hecho a un lado para priviligiar la tematica que a profundidad debía debatirse con sus adversarios políticos, dado que ese era el verdadero interés de los mexiquenses, conocer las propuestas de cada uno de los candidatos.

Pero tal parece que quiere seguir los pasos de su correligionario, el primoroso emperfumado gobernador Enrique Peña Nieto, quien siempre inflado por encuestadoras deshonestas, por la que se ha visto durante su sexenio en el Estado de México, seguro es que se preocupa más por proyectar una imagen toda finura, con su abundante copete impecablemente peinado, que atender la compleja problemática que a diario afecta a su desarrapada y sufrida población, que mayoritariamente se asienta en los municipios del oriente del estado, dónde es palpable una miseria ancestral desesperanzadora, en lugares tales como Nezahualcóyolt, Ecatepec, Chalco, Chimaluacán, por citar tan sólo algunos municipios dónde se padece todos los males.

Por eso es que en el debate se equivocó el priista Eruvial, al creer que con puro maquillaje y chapitas coloradas, iba a ganar simpatizantes. No fue así, el debate lo perdió, y quien lo ganó de calle fue Alejandro Encinas, porque a diferencia de la ligereza del priista, éste mostró seriedad y sus propuestas fueron claras, convincentes y entendibles, aceptadas como alternativas para mejorar las condiciones sociales y económicas de los más desvalidos. Ofreció como oferta política lo que innegablemente se ha logrado en el Distrito Federal con gobiernos emanados del PRD, y en específico para aquellos sectores de la población con mayor necesidad. Los diversos sondeos de opinión, al menos, así lo reportaron, que Encinas había ganado de todas todas el debate.

Qué decir del panista sotanero, Luis Felipe Bravo Mena, que su participación en dicho encuentro de los tres, resultó sin pena y sin gloria, o más bien con mucha pena, porque su campaña no levanta, no prende ni aunque le acerquen el fogón, y lo más seguro es que así se irá hasta el final de la contienda electoral, dado que quedan unos cuantos días y es difícil que pueda lograr cambiar la percepción que de él se tiene.

Pero en fin, se equivocó Eruviel, al tratar de querer seducir al electorado mexiquense con una imagen maquillada, lo que hizo pensar que su eventual gobierno sería igual que el de Peña Nieto, de puras luces y oropel, apuntalado a base de enfoques televisivos, fantasiosos y de tipo altamente novelesco, sembrador de sueños irrealizables, por eso es que sus chapas coloreteadas no representan otra cosa más que una prueba de falsedad, que la gente no estará dispuesta a tragarse. Ahora nomás falta que en el segundo debate Eruviel salga con moñitos, aretes o algún copete postizo. Por cierto, segundo debate celebrado anoche, pero que del cual hablaremos en su oportunidad.

Pálida tinta: El lunes pasado al ver las imágenes televisivas de las movilizaciones de más de 300 mil elementos policiacos en todo el país, a primera vista cuaquiera hubiera creído que se trataba todavía de festejos del centenario de la Revolución Mexicana, pero no, era la acción propuesta por Marcelo Ebrard, en su carácter de presidente de la Confederación Nacinal de Gobernadores, por sus siglas CONAGO, como estrategias de operativos anticrimen a nivel nacional, de lo cual nos preguntamos, ¿Marcelo como Calderón, con ello no le estará también dando de garrotazos al panal del avispero? Deberá tener muy presente que por una guerra absurda, emprendida por el gobierno Fedral en contra la delincuencia organizada, por el momento la misma arroja un saldo de 40,000 muertos. Ni qué decir, con esto Marcelo legitima plenamente al Gobierno de Calderon en su política anticrimen. También ello es motivo para que la Comisión de los Derechos Humanos esté muy atenta para actuar ante la realización de esas redadas nacionales, a fin de que no se atropelle o se cometan abusos en contra de la población civil.

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