Caso Hank: Blake, el gran perdedor

Jesusa Cervantes

En el Ejército, que encabezó la operación para detener al controvertido Jorge Hank Rhon, están muy enojados por el fracaso que significó la liberación del exalcalde de Tijuana, uno de los iconos de las excentricidades y abusos del PRI.

Por un lado, los militares sostienen que la detención fue planeada “cuidadosamente”; que “toda la operación, jurídicamente0 estaba sustentada, además de contar con fotografías y grabaciones” del implicado. No por nada el Ejército cuenta, por lo menos, con una treintena de abogados bien preparados para ello.

Del otro extremo, del lado de la procuradora Marisela Morales Ibáñez, algunos alegan que está igualmente molesta, no sólo porque del operativo se enteró una vez que estaba en curso, sino porque, además, le enviaron a ella la “papa caliente” sin haberla prevenido.

Incluso, una de las versiones que circula es que la procuradora habló directamente con agencias estadunidenses para que le proporcionaran las indagaciones en contra del “cachorro” del profesor Carlos Hank González. Allá le aseguraron que no se preocupara, que “un testigo protegido les narró cómo es que Jorge Hank Rhon está ligado con narcotraficantes”. Si es así, les habría dicho la procuradora, “denme las pruebas para poder proceder”.

Pero Morales Ibáñez no logró conseguir prueba alguna, lo que le molestó aún más. Está dentro de una guerra sin armas para combatir a su enemigo.

Marisela Morales Ibáñez, dicen los que saben, no tiene problema alguno con las fuerzas armadas, pues entre ella y esta institución hay una más que mejor relación. No hay que olvidar que durante un buen tiempo ella trabajó al lado del exprocurador y general Rafael Macedo de la Concha, durante el sexenio de Vicente Fox. En esa época, los lazos entre la hoy procuradora y las fuerzas armadas se volvieron más estrechas y de mutua colaboración. Y si ambos, Ejército y PGR están enojados por el fallido operativo contra un priista de peso –no tanto por su trayectoria como político, sino por sus vínculos con uno de los sectores más fuertes de ese partido–, y las dos instituciones estaban en plena disposición de llevar hasta la última consecuencia el caso Hank, ¿en dónde estuvo el error?

Analistas sostienen que no falló el Ejército ni falló la PGR, sino Francisco Blake Mora, el novel pero duro, secretario de Gobernación.

La detención de Jorge Hank Rhon era un platillo suculento para el gobierno federal, y golpear a Enrique Peña Nieto y a todo el priismo del Estado de México. No hay que olvidar que fue Carlos Hank quien recomendó ante el exgobernador del Estado de México, Arturo Montiel, a Humberto Benitez Treviño para que fuera su procurador. Ni tampoco que Montiel fue quien “palomeó” a Peña Nieto para el gobierno estatal y que sí está en el lugar que hoy ocupa es justamente por Montiel. Menos aún hay que olvidar que Carlos Hank, hermano de Jorge, ha sido uno de los proveedores del gobierno de Peña Nieto. Así es que no era difícil redirigir el golpe hacia el candidato puntero del PRI para la Presidencia de la República del 2012.

De paso, además de debilitar a Peña Nieto, Blake conseguiría hacerse de puntos a su favor e ir preparando su candidatura para el gobierno de Baja California en el 2013.

Pero la pésima actuación de Blake y el ridículo que hizo tanto el procurador estatal, Rommel Moreno, como el gobernador José Guadalupe Osuna Millán en el caso Hank, empezaron a enterrar las aspiraciones del secretario de Gobernación. Y, bueno, tiene otro punto en contra: no hay que olvidar que fue justamente Blake Mora –primer secretario de Gobierno de Osuna Millán– quien se encargó de operar las elecciones intermedias en aquel estado y perdió no sólo las cinco presidencias municipales, sino también la mayoría en el Congreso local.

Entre quienes se dedican a la inteligencia en este país, y que por supuesto no forman parte del gobierno federal, se asegura que la operación Hank y Salazar Mendiguchía, exgobernador de Chiapas, y los casos de expedientes políticos que se avecinan, está a cargo de Francisco Blake. “Él es quien coordina y quien decide quién va al frente, ya sea la policía estatal, la PFP, el Ejército, la PGR o la Marina”.

Si esto es cierto, entonces el gran perdedor en todo esto lo es también el secretario de Gobernación, Francisco Blake Mora y, sin duda, será a él a quien la procuradora Marisela Morales Ibáñez y las fuerzas armadas le hagan llegar sus reclamos y descontento por la fallida operación Hank.

Finalmente, si como se manejó este caso se abordara el resto de los ya famosos “expedientes negros” contra la oposición, en especia el PRI, entonces en gobierno en lugar de sancionar a criminales creará víctimas políticas. Este espacio no está a favor de nadie, de ningún partido; pero si hay que juzgar a quienes comenten abusos, se vinculan con el narcotráfico o son parte de las mismas redes de narco, entonces que se les lleve a juicio, pero con pruebas que deriven en averiguaciones previas bien fundamentadas y no con la esperanza de que un país vecino les ayudará a integrar los expedientes.

Por cierto, si a Jorge Hank se le quería someter a juicio y ponerlo tras las rejas, la pregunta es ¿por qué no se hurgó entre sus cuentas?, ¿por que no se ha empezado a indagar a su operador y mano derecha en todos sus negocios?, un personaje de nombra Alberto Murguía Orozco, quien desde años ha acompañado al hijo del profesor en sus negocios y quien, por cierto, es el suplente del senador por Baja Califiornia, Fernando Castro Trento.

Quizá por este pequeño dato, el de la suplencia, es que el delegado del Comité Ejecutivo Nacional del PRI en Baja California, Orlando Arvizu Lara, ha estado presente en las dos últimas sesiones de la Comisión Permanente, allá en el Senado de la República, justo en los dos momentos en que el panismo ha tratado de abordar el caso Hank desde tribuna y vincularlo con el gobierno de Enrique Peña Nieto. Pero a habilidad del priismo para zafarse como pez en el agua es mucho mayor y han podido evitarlo en los dos últimos miércoles.

Dato. La semana pasada se comentó en este espacio que el exgobernador del Estado de México, Arturo Montiel, había acudido a Los Pinos para hablar con Felipe Calderón y buscar protección ante una posible embestida en su contra en el caso de los “expedientes negros”. Se dijo también que el exgobernador –quien en 2005, cuando pretendió ser el candidato presidencial del PRI, debió hacerse a un lado luego de que salieron a la luz pública investigaciones en su contra por lavado de dinero–, buscó al expresidente Ernesto Zedillo para que lo acercara a Calderón, y que éste, a su vez, le pidió a Liébano Sáenz fungir como intermediario.

Liébano Sáenz habló con esta reportera y negó que estuviera haciendo trabajo de “lobby”, incuso comentó que desde hace tiempo no establece contacto con Arturo Montiel. Liébano dijo que no enviaría ninguna carta aclaratoria, sin embargo, debido a que la versión fue cuestionada por él es que se hace el comentario y no sólo se toma nota de su dicho.

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