Teodoro Rentería Arróyave
Partamos del hecho mismo de que la fama pública, por negativa que esta sea, nos es delito.
Ese es, en principio el origen de las pifias que cometieron tanto el gobierno federal como el estatal de Baja California en relación con las detenciones y posteriores libertades del empresario y político priísta, Jorge Hank Rhon.
El problema se dimensiona al haber involucrado al Ejército Mexicano, ya de por sí muy cuestionado en el ámbito nacional e internacional por su participación en la guerra o lucha, como ahora la denominan, contra el crimen organizado.
Adicionalmente, el estreno como titular de la Procuraduría General de la República, PGR, de la primera mujer en ese difícil cargo, Marisela Morales Ibáñez, no podría ser más catastrófico.
Para rematar, metieron en la cadena de absurdos al gobierno panista solitario de Baja California. El gobernador, José Guadalupe Osuna Millán apenas si se puede medio mover con todos los municipios y el Congreso en manos del Partido Revolucionario Institucional, PRI.
Primero la PGR, no pudo comprobar los delitos –acopio de armas y demás-, que le imputan al zar de los juegos; los videos de las cámaras colocadas en la residencia del millonario empresario desmintieron el parte de los soldados quienes alegaron flagrancia para llevar a cabo el allanamiento de morada.
En los partes oficiales, se dijo que dos armas de las supuestamente incautadas en la casa de Hank Rhon habían sido utilizadas en dos homicidios, sin embargo la Procuraduría del estado lo trató de arraigar por el asesinato de la pareja de uno de sus hijos, bueno ni siquiera por los homicidios de dos periodistas del Semanario Z, publicación que desde siempre lo ha señalado como autor intelectual. Su anterior jefe de escoltas purga condena por uno de esos crímenes.
Para nadie es un secreto que el Ejército tiene un comandante supremo, es el que manda y ese es el Presidente de la República. Lo que se menciona en todos los corrillos y en todos los medios, y esto es lo grave, que la acción llevada a cabo responde a un interés electorero ante la cercanía de los comicios en el Estado de México, 3 de julio, y las presidenciales del 2012.
En efecto, con respecto a las presidenciales del 2012, precisamente, el gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto está a la cabeza de todas las encuestas.
La apelación anunciada por la PGR a la libertad de Jorge Hank Rhon, de llegarla a obtener, sería recibida como una muestra más de persecución política por esas razones electoreras.
Qué lograron con todo este desaseo legaloide, más que un “oso” como varios colegas lo han calificado, más que una pifia, lo que lograron es victimizar, blindar al ex alcalde de Tijuana y favorecer sus renovadas pretensión de gobernar al estado de Baja California y por consecuencias fortalecer al PRI, sino al tiempo.
Partamos del hecho mismo de que la fama pública, por negativa que esta sea, nos es delito.
Ese es, en principio el origen de las pifias que cometieron tanto el gobierno federal como el estatal de Baja California en relación con las detenciones y posteriores libertades del empresario y político priísta, Jorge Hank Rhon.
El problema se dimensiona al haber involucrado al Ejército Mexicano, ya de por sí muy cuestionado en el ámbito nacional e internacional por su participación en la guerra o lucha, como ahora la denominan, contra el crimen organizado.
Adicionalmente, el estreno como titular de la Procuraduría General de la República, PGR, de la primera mujer en ese difícil cargo, Marisela Morales Ibáñez, no podría ser más catastrófico.
Para rematar, metieron en la cadena de absurdos al gobierno panista solitario de Baja California. El gobernador, José Guadalupe Osuna Millán apenas si se puede medio mover con todos los municipios y el Congreso en manos del Partido Revolucionario Institucional, PRI.
Primero la PGR, no pudo comprobar los delitos –acopio de armas y demás-, que le imputan al zar de los juegos; los videos de las cámaras colocadas en la residencia del millonario empresario desmintieron el parte de los soldados quienes alegaron flagrancia para llevar a cabo el allanamiento de morada.
En los partes oficiales, se dijo que dos armas de las supuestamente incautadas en la casa de Hank Rhon habían sido utilizadas en dos homicidios, sin embargo la Procuraduría del estado lo trató de arraigar por el asesinato de la pareja de uno de sus hijos, bueno ni siquiera por los homicidios de dos periodistas del Semanario Z, publicación que desde siempre lo ha señalado como autor intelectual. Su anterior jefe de escoltas purga condena por uno de esos crímenes.
Para nadie es un secreto que el Ejército tiene un comandante supremo, es el que manda y ese es el Presidente de la República. Lo que se menciona en todos los corrillos y en todos los medios, y esto es lo grave, que la acción llevada a cabo responde a un interés electorero ante la cercanía de los comicios en el Estado de México, 3 de julio, y las presidenciales del 2012.
En efecto, con respecto a las presidenciales del 2012, precisamente, el gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto está a la cabeza de todas las encuestas.
La apelación anunciada por la PGR a la libertad de Jorge Hank Rhon, de llegarla a obtener, sería recibida como una muestra más de persecución política por esas razones electoreras.
Qué lograron con todo este desaseo legaloide, más que un “oso” como varios colegas lo han calificado, más que una pifia, lo que lograron es victimizar, blindar al ex alcalde de Tijuana y favorecer sus renovadas pretensión de gobernar al estado de Baja California y por consecuencias fortalecer al PRI, sino al tiempo.
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