Agravios de Pablo Salazar

Martha Anaya / Crónica de Política

Celebraban los periodistas chiapanecos el día de la libertad de expresión. Esperaban el arribo del gobernador Juan Sabines al salón del festejo. “Nada pasaba fuera de lo normal”, cuenta el reportero Daniel Flores Meneses.

En un momento dado, Jaime Culebro, director de Comunicación Social del gobierno, tomó el micrófono y anunció que el gobernador no llegaría al convivio. “Nadie pensó nada más, y la celebración siguió”.

Al poco rato –sigue su relato Daniel en el Expreso Chiapas–, el periodista Jacobo Elnecabé nos dijo: acaban de detener a Pablo Salazar Mendiguchía, en el aeropuerto de Cancún en Quintana Roo.

Primero lo tomamos como broma –sigue–, a sabiendas de que él tenía por lo menos dos denuncias en contra del exgobernador chiapaneco ante la Procuraduría de Justicia del Estado. Pero luego nos fuimos dando cuenta y cerciorándonos que efectivamente el ex gobernador había sido detenido.

A su lado, refiere Flores Meneses se encontraba el periodista Angel Mario Ksherato, quien estuvo preso en el gobierno de Pablo Salazar, luego de que le inventaron un robo de auto: “Ksherato estaba alegre, aplaudía y decía “¡justicia divina!”, no pensé que esto sucediera, que gran regalo nos acaban de dar el día de la libertad de expresión”.

Lo más seguro –pensaba Daniel– es que otros funcionarios que fueron detenidos por el gobierno de Pablo Salazar “estaban igual que nuestro compañero, celebrando la detención del exgobernador Salazar Mendiguchía”.

En la redacción del diario Cuarto Poder la felicidad también campeaba. La familia de la directora, María Morales, sufrió primero el destierro de su esposo y Director General del Diario, Conrado de la Cruz, que murió en el exilio acusado falsamente por el gobierno salazarista.

Luego siguió el encarcelamiento de Conrado de la Cruz Jr. que a la postre moriría por el encarcelamiento y las torturas que le fueron aplicadas en la cárcel.

Desde entonces la batalla frente a Pablo Salazar fue persistente por parte de Cuarto Poder. Y este martes celebraban al fin.

Sin embargo, los agravios sembrados por el hombre que llegó al gobierno de Chiapas el año 2000 bajo las siglas de una amplia alianza conformada por PAN-PRD-PT-PVEM-Convergencia y otros grupos sociales, no se circunscribe tan sólo al medio periodístico. Muchos otros guardan –y demandan incluso—algún reclamo.

Valga recordar tan sólo la carta que le escribió Mauricio Gándara Gallardo, quien fuera secretario de Seguridad Pública en los primeros años del gobierno de Pablo Salazar Mendiguchía, en la que le dice:

Dr. Pablo Salazar Mendiguchia. En el lugar donde te encuentres. Distinguido Dr.:

Con la autoridad que me concedo por haber sido el primero en pintar las bardas de mi casa con tu eslogan del “Movimiento de la Esperanza” en aquel 1998, haber establecido la primera “Casa de Campaña” en mi domicilio en el estado, coordinar primero dicho movimiento y después la denominada “Alianza por Chiapas” en la Costa, haber colgado y portado pendones para que lograras ser el primer gobernador No priísta en el estado, -albergando la “esperanza” como muchos otros, que tu gobierno sería diferente- y después recibir la honrosa distinción de ser el primer secretario de Seguridad para servir al pueblo de Chiapas, me permito dirigirme a ti, una vez que me han hecho llegar y he leído tus recientes declaraciones públicas primero con motivo de tu publicitada reunión con un reconocido líder nacional priísta y luego de tu presencia en el estado de Guerrero con motivo de las próximas elecciones.

Quiero decirte que disiento profundamente de tus asertos y/o teoremas planteados sobre “feudalización de la vida pública”; “interferir en la vida interna de los partidos políticos”; “tratarlos como franquicias propiedad del poder en turno”; “uso abusivo de medios, propaganda, publicidad y dinero”, etc.

El haber compartido contigo dos años, tres meses y seis días el ejercicio de tu forma de gobernar, ver y conocer el resto de tu gobierno como ciudadano de la República, es mi fundamento para ello. Fui testigo de cómo gustabas de desempeñar tú personalmente, todos y cada uno de los puestos de la administración pública -negando la posibilidad de cualquier discrepancia o disidencia a tus ideas y objetivos-.

Ejerciste el poder en forma absoluta y como reza un refrán por ahí, “el poder absoluto termina por corromper… absolutamente”.

No, definitivamente no, no estoy de acuerdo y no puedo permanecer callado. Pido tu comprensión al amparo de la experiencia que vivimos juntos el 14 de marzo del 2003 cuando te abordé a tu llegada a Palacio de Gobierno y ya en tu oficina te dije y argumenté porqué ya no estaba a gusto en la posición que me habías asignado. Hoy debo decírtelo públicamente, esencialmente fue por eso. Porque eras tú y solo tú el secretario de Seguridad como a su vez, eras procurador o presidente del Tribunal de Justicia o el gran legislador o dirigente de los partidos políticos sometidos a tu voluntad.

Como consecuencia a mi atrevimiento de decirte lo que pensaba, tú y yo lo sabemos -así como otros de tus muy cercanos colaboradores- no tuviste la suficiente cara como para decirme que me largara de la oficina que ocupaba por tu encargo. Lo hiciste por interpósita persona y así fue como finalmente me hiciste saber que nadie podría ocupar un puesto de elección popular en contra de tu voluntad.

Gracias, querido hermano y amigo, esos fueron los dos adjetivos que utilizaste cuando me dijiste que me asignarías una gran responsabilidad en tu gobierno, hoy las conservo en lo más profundo de mi corazón comprendiendo su expresión antípoda en tu boca.

Lamento mucho la incomunicación entre nosotros. Si mal no recuerdo, la última vez que tuve la oportunidad de que me dirigieras algunas palabras, fue con motivo de la inauguración de la obra denominada “Ciudad Salud” aquí en Tapachula y me hiciste saber el desagrado de mi presencia ante tu -autodefinida- soberanía.

El gran “acuerdo nacional para acabar con las simulaciones” a que convocas, debe ser con base a una introspectiva profunda y seria de lo realizado en tu sexenio. Una sana recomendación es que lo hagas alejado de aquellos corifeos que siempre te adulan en todo lo que dices y haces.

Un buen comienzo pudo ser el pedir PERDÓN, si, debes reconocer que a tu paso en el ejercicio del poder, causaste muchos agravios, a mucha gente que creyó en ti y que te vio sucumbir ante las mieles de ese poder.

Termino citando tus propias palabras: somos los humildes integrantes de la sociedad quienes debemos detener esa involución a que haces referencia. La simulación degrada a la política y yo agregaría… al hombre.

Aquí estoy viviendo en la misma casa hasta donde llegaste hace más de una decena a decirme que era yo “una oración contestada”, participando humildemente desde mi pequeña individualidad, para aportar a la construcción de una mejor democracia.

Tapachula Chiapas, domingo 23 de enero del 2011. 21:30 hrs.


A t e n t a m e n t e. Mauricio Gándara Gallardo por un Tapachula Consciente.

Como dicen por aquellas tierras del sureste, para Pablo Salazar –aún y cuando la verdadera razón de su detención tenga como la elección del gobierno chiapaneco en 2012–, “los tiempos son llegados”.

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