Rubén Cortés
AMLO es el político mexicano que mejor encarna lo que Ortega y Gasset definió en 1927 como “el político excepcional”, aclarando que éste no tiene por qué ser un hombre irreprochable.
Para el filósofo español, “el político excepcional” es impulsivo, inquieto, constante, falto de escrúpulos, engañador, camaleónico, sin vida interior, sin refinamiento en las ideas y un histrión excelente.
Es lo que AMLO, líder máximo de la campaña perredista en el Edomex, demostró ayer al nombrar a Manuel Camacho representante ante el Instituto Electoral Estatal de la coalición “Unidos podemos más”, del PRD-PT-Convergencia.
Camacho fue el artífice de la alianza PRD-PAN, ropa por AMLO al separarse del Sol Azteca y formar un “frente de las izquierdas” con Alejandro Encinas como candidato… y ahora AMLO lo convierte, de factor, en coordinador de la campaña.
Señal contradictoria, aunque entendible en un “político excepcional”, pues coloca al promotor de la alianza que él derrumbó en un puesto clave para… alentar la alianza de hecho, provocando que decline el candidato panista, Luis Felipe Bravo Mena.
Lo primero que dijo Camacho es que buscará al PAN porque “vamos a dar batallas conjuntas y esta es una batalla importante para la izquierda”.
Un gracioso coqueteo con Bravo Mena, justo a quien AMLO manda insultar, boicotear y ofender en las dos primeras semanas de contienda.
Por ejemplo, el grupo que el lunes obligó a salir por sus pies a Bravo Mena de la FES Acatlán, a insultos y andanadas de botellas plásticas, fue encabezado por Eduardo Galván y Karen Velázquez, ambos estudiantes del sexto semestre de Ciencias Políticas y afines a AMLO.
De ahí la razón del líder del PRI mexiquense, Luis Videgaray, en declamar a Bravo Mena que se defina y responda si va a declinar por el PRD, si esa es la estrategia o la instrucción. “¿Para qué seguir engañando al electorado?”, cuestionó.
Nada bueno representa para el PAN el haber abandonado a su suerte a Bravo Mena, hundirlo y tener luego una buena justificación para que decline: la misma táctica seguida en Guerrero, donde en enero pasado declinó Marcos Parra en favor del perredista Heladio Ramírez.
Sin embargo, ganó bastante poco con aquella decisión porque estuvo a punto de perder el registro local, pues rozó apenas el tres por ciento reglamentario. Repetirlo en el Edomex sería una humillación Bravo Mena y un suicidio político para el partido.
El PAN debe revisar el significado mismo de la palabra declinar: Inclinarse hacia abajo, decaer, acercarse algo a su fin, iniciar el declive, ir cambiando algo poco a poco hasta dar en el extremo contrario, descender, debilitarse, arruinarse, desfallecer, flaquear, etcétera.
¿Eso quiere el partido que nos gobierna desde hace una década?
Entonces, estamos perdidos.
AMLO es el político mexicano que mejor encarna lo que Ortega y Gasset definió en 1927 como “el político excepcional”, aclarando que éste no tiene por qué ser un hombre irreprochable.
Para el filósofo español, “el político excepcional” es impulsivo, inquieto, constante, falto de escrúpulos, engañador, camaleónico, sin vida interior, sin refinamiento en las ideas y un histrión excelente.
Es lo que AMLO, líder máximo de la campaña perredista en el Edomex, demostró ayer al nombrar a Manuel Camacho representante ante el Instituto Electoral Estatal de la coalición “Unidos podemos más”, del PRD-PT-Convergencia.
Camacho fue el artífice de la alianza PRD-PAN, ropa por AMLO al separarse del Sol Azteca y formar un “frente de las izquierdas” con Alejandro Encinas como candidato… y ahora AMLO lo convierte, de factor, en coordinador de la campaña.
Señal contradictoria, aunque entendible en un “político excepcional”, pues coloca al promotor de la alianza que él derrumbó en un puesto clave para… alentar la alianza de hecho, provocando que decline el candidato panista, Luis Felipe Bravo Mena.
Lo primero que dijo Camacho es que buscará al PAN porque “vamos a dar batallas conjuntas y esta es una batalla importante para la izquierda”.
Un gracioso coqueteo con Bravo Mena, justo a quien AMLO manda insultar, boicotear y ofender en las dos primeras semanas de contienda.
Por ejemplo, el grupo que el lunes obligó a salir por sus pies a Bravo Mena de la FES Acatlán, a insultos y andanadas de botellas plásticas, fue encabezado por Eduardo Galván y Karen Velázquez, ambos estudiantes del sexto semestre de Ciencias Políticas y afines a AMLO.
De ahí la razón del líder del PRI mexiquense, Luis Videgaray, en declamar a Bravo Mena que se defina y responda si va a declinar por el PRD, si esa es la estrategia o la instrucción. “¿Para qué seguir engañando al electorado?”, cuestionó.
Nada bueno representa para el PAN el haber abandonado a su suerte a Bravo Mena, hundirlo y tener luego una buena justificación para que decline: la misma táctica seguida en Guerrero, donde en enero pasado declinó Marcos Parra en favor del perredista Heladio Ramírez.
Sin embargo, ganó bastante poco con aquella decisión porque estuvo a punto de perder el registro local, pues rozó apenas el tres por ciento reglamentario. Repetirlo en el Edomex sería una humillación Bravo Mena y un suicidio político para el partido.
El PAN debe revisar el significado mismo de la palabra declinar: Inclinarse hacia abajo, decaer, acercarse algo a su fin, iniciar el declive, ir cambiando algo poco a poco hasta dar en el extremo contrario, descender, debilitarse, arruinarse, desfallecer, flaquear, etcétera.
¿Eso quiere el partido que nos gobierna desde hace una década?
Entonces, estamos perdidos.
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