Cortesía de Revistazo para RMX
Procedentes de diversas regiones del país, miles de hondureños y hondureñas se dieron cita en la capital de Honduras. La plaza “Isis Obed Murillo” fue el escenario en donde sindicatos, gremios profesionales y población en general, aglutinada en el Frente Nacional de Resistencia Popular, así como militantes del partido liberal, esperaron durante horas el arribo del ex presidente de Honduras.
La plaza en la que hace dos años se desarrollaron enfrentamientos entre policías, militares y la población que se manifestaba en las calles en contra del golpe de Estado y en la que fue asesinado Isis Obed, acogió dos años después, a quienes consideran el retorno al país del ex mandatario hondureño, una victoria.
Con una misa oficiada, en horas tempranas, por Monseñor Luis Alfonso Santos y otros sacerdotes de la Iglesia Católica, dio inicio el día esperado.
Las proyecciones de los sectores que adversan a Frente Nacional de Resistencia y a los seguidores de Zelaya fracasaron. La plaza fue insuficiente para acoger a los miles de pobladores que en buses y en vehículos particulares llegaron desde diversas zonas del país a recibir a quien consideran “su líder” y que llenaron con su presencia kilómetros a la redonda del aeropuerto internacional de Toncontín.
Los policías, quienes en otras ocasiones se encargaban de disipar a las multitudes con toletazos y bombas lacrimógenas o “gaseadas” como le llaman los afectados, se sumaron al resguardo y a mantener el orden, al menos el vehicular, de quienes se abocaron al acto.
Allí hubo de todo. Seguidores de Zelaya que lloraban al sólo escuchar su nombre y quienes consideran que es el “líder” que Honduras necesita para solventar sus problemas. “Hubiese deseado abrazarlo y vengo por verlo porque él ocupa un lugar importante en este país y nosotros todavía lo queremos”, dijo a Revistazo.com Fátima Patricia Escobar, quien junto a su marido vinieron desde la ciudad de la Ceiba.
“Pienso que lo necesitamos porque él (Zelaya) nos puede ayudar a solventar nuestros problemas, por ejemplo en la educación, los maestros ya no tiene motivos para andar en las calles. Ahora él les ayudará”, afirmó Valentín Córdova, esposo de Fátima al referirse a Zelaya y las expectativas que tienen con la llegada del ex mandatario.
Aquella concentración parecía casi la espera del mesías del que se habla dentro de las poblaciones cristianas. “Nosotros lo amamos” gritaba Francisca Zelaya, al escuchar los parlantes retumbar con las melodías que Zelaya Rosales utilizó durante su campaña política y con las que llegó a la presidencia de la república en el año 2006. No obstante, al mosaico de emociones que en el ambiente se respiraba, hubo quienes hicieron una lectura diferente de la situación.
“Si bien es cierto, hoy nos reunimos alrededor de la figura de Mel Zelaya, nuestro ex presidente que fue derrocado hace dos años y que generó que todo un pueblo se volcara a las calles en protesta, hoy la lucha no debe ser lidercentrista; esto es el inicio para que el pueblo se mantenga unido y comience un proceso de educación en barrios, colonias y departamentos, pero contra un sistema que nos ha mantenido oprimidos y en la miseria. Es pues la oportunidad para que sea el pueblo el que forje su destino en medio de una lucha refundacional que inició después del golpe de Estado”, dijo Carlos Díaz, de profesión Pedagogo y quien se sumó a los anhelos de muchos que acudieron al acto con su mismo pensar.
Agregó que, “no podemos obviar el liderazgo que tiene Mel y el poder de concentración, como lo vemos hoy, pero insisto, es educando a nuestra gente que podremos cambiar los dobleces de un sistema corrupto como el nuestro y este es el punto de partida que no podemos perder”.
La hora de la llegada y algunas observaciones
La llegada de Manuel Zelaya Rosales estaba prevista para las 11 de la mañana. Pero el tiempo fue transcurriendo, al igual que el inclemente sol, el hambre y la sed que hicieron presa a la multitud que pese al cansancio esperó al ex mandatario.
De forma engañosa, el pase continuo de aviones, avivó en diversas ocasiones el adormecimiento de la gente por el cansancio. Fue hasta las tres de la tarde que por fin el ex mandatario arribó en una aeronave perteneciente a Petróleos de Venezuela “PSVSA”.
Sería quizás el apoyo dado por el gobierno de Venezuela que la cadena de televisión Telesur, fue la que se robó el show. Burlada se quedó la prensa hondureña e otra internacional que al igual que la sureña televisora, esperaban abordar al unísono al ex mandatario.
En medio de tanto rojo y negro del flamear de las banderas y de las camisas y camisetas rojas de quienes le esperaban ansiosamente, destacó el color blanco del atavío del ex mandatario, el utilizado paradójicamente por quienes le dieron el golpe de Estado que dos años atrás lo mandó al destierro y a quienes se les llamó y se les sigue llamando desde entonces “blanquitos”. Su esposa y algunos de sus hijos, también portaron ese color en sus ropas.
El ex presidente llegó acompañado por algunos de los miembros de su ex gabinete de gobierno y por Andrés Tamayo, sacerdote querido por el pueblo de Honduras por dedicar su vida entera a la lucha contra la tala inmisericorde del bosque por parte de los madereros, dentro de Movimiento Ambientalista de Olancho –MAO-
Tamayo, quien fue expulsado por el gobierno de facto que lideró Roberto Micheletti Baín después del golpe de Estado, retorna a Honduras pese a las declaraciones que diera en los medios de comunicación el actual titular de Migración y Extranjería, Venancio Vásquez, uno de los miembros del Estado Mayor Conjunto que junto a Romero Vásquez Velásquez, derrocaran a Zelaya Rosales y quien dijo que si se le había quitado la nacionalidad, era debido a que no era bien recibido en el país.
Zelaya Rosales y las dudas de su accionar futuro
Ya en la tarima, fueron su esposa y su hija, quienes dieron el pase al ex presidente, previo a dar lectura a los puntos que contiene el acuerdo que firmó junto a Lobo Sosa en Cartagena de Indias, Colombia y a través del cual Honduras se agenció el regresó a la Organización de Estados Americanos –OEOA- y el compromiso de permitir el retorno del gobernante derrocado sin ninguna de las imputaciones que le hicieron sus adversarios.
El mandatario rememoró el episodio mediante el cual fue derrocado de su cargo, los momentos difíciles que vivió en el exilio y los compromisos que dice tener frente al gran porcentaje de la población que le ha apoyado durante dos años. Asimismo agradeció a las delegaciones que le acompañaron en su regreso a Honduras y a los gobiernos de los países que mediaron en la firma del acuerdo de Cartagena de Indias.
“Vamos con la resistencia al poder de la nación; resistimos y venceremos y vencimos, esta es una victoria del pueblo”, dijo al finalizar una participación relativamente corta, para paradójicamente dirigirse después a casa de Gobierno, lugar del cual fue echado seis meses antes de culminar su mandato en el año 2009 y en donde anunció que se reuniría con Lobo y los cancilleres de Colombia y Venezuela.
Nada más de lo inmediato a hacerse por su parte se dijo y así, entre desmayos, hambreadas, emociones, anhelos de un pueblo, y lo mucho que se habla de que a la par del acuerdo firmado oficialmente entre Lobo y Zelaya, existe uno paralelo en el cual se plasmaron compromisos no publicables, culminó el retorno del ex presidente.
No obstante, ¿Cuáles serán los puntos de esos acuerdos, cuáles serán las reglas del juego no contadas?, ¿qué papel juega la Resistencia en ellos?...son algunas preguntas que quedan en el aire sin respuesta.
Procedentes de diversas regiones del país, miles de hondureños y hondureñas se dieron cita en la capital de Honduras. La plaza “Isis Obed Murillo” fue el escenario en donde sindicatos, gremios profesionales y población en general, aglutinada en el Frente Nacional de Resistencia Popular, así como militantes del partido liberal, esperaron durante horas el arribo del ex presidente de Honduras.
La plaza en la que hace dos años se desarrollaron enfrentamientos entre policías, militares y la población que se manifestaba en las calles en contra del golpe de Estado y en la que fue asesinado Isis Obed, acogió dos años después, a quienes consideran el retorno al país del ex mandatario hondureño, una victoria.
Con una misa oficiada, en horas tempranas, por Monseñor Luis Alfonso Santos y otros sacerdotes de la Iglesia Católica, dio inicio el día esperado.
Las proyecciones de los sectores que adversan a Frente Nacional de Resistencia y a los seguidores de Zelaya fracasaron. La plaza fue insuficiente para acoger a los miles de pobladores que en buses y en vehículos particulares llegaron desde diversas zonas del país a recibir a quien consideran “su líder” y que llenaron con su presencia kilómetros a la redonda del aeropuerto internacional de Toncontín.
Los policías, quienes en otras ocasiones se encargaban de disipar a las multitudes con toletazos y bombas lacrimógenas o “gaseadas” como le llaman los afectados, se sumaron al resguardo y a mantener el orden, al menos el vehicular, de quienes se abocaron al acto.
Allí hubo de todo. Seguidores de Zelaya que lloraban al sólo escuchar su nombre y quienes consideran que es el “líder” que Honduras necesita para solventar sus problemas. “Hubiese deseado abrazarlo y vengo por verlo porque él ocupa un lugar importante en este país y nosotros todavía lo queremos”, dijo a Revistazo.com Fátima Patricia Escobar, quien junto a su marido vinieron desde la ciudad de la Ceiba.
“Pienso que lo necesitamos porque él (Zelaya) nos puede ayudar a solventar nuestros problemas, por ejemplo en la educación, los maestros ya no tiene motivos para andar en las calles. Ahora él les ayudará”, afirmó Valentín Córdova, esposo de Fátima al referirse a Zelaya y las expectativas que tienen con la llegada del ex mandatario.
Aquella concentración parecía casi la espera del mesías del que se habla dentro de las poblaciones cristianas. “Nosotros lo amamos” gritaba Francisca Zelaya, al escuchar los parlantes retumbar con las melodías que Zelaya Rosales utilizó durante su campaña política y con las que llegó a la presidencia de la república en el año 2006. No obstante, al mosaico de emociones que en el ambiente se respiraba, hubo quienes hicieron una lectura diferente de la situación.
“Si bien es cierto, hoy nos reunimos alrededor de la figura de Mel Zelaya, nuestro ex presidente que fue derrocado hace dos años y que generó que todo un pueblo se volcara a las calles en protesta, hoy la lucha no debe ser lidercentrista; esto es el inicio para que el pueblo se mantenga unido y comience un proceso de educación en barrios, colonias y departamentos, pero contra un sistema que nos ha mantenido oprimidos y en la miseria. Es pues la oportunidad para que sea el pueblo el que forje su destino en medio de una lucha refundacional que inició después del golpe de Estado”, dijo Carlos Díaz, de profesión Pedagogo y quien se sumó a los anhelos de muchos que acudieron al acto con su mismo pensar.
Agregó que, “no podemos obviar el liderazgo que tiene Mel y el poder de concentración, como lo vemos hoy, pero insisto, es educando a nuestra gente que podremos cambiar los dobleces de un sistema corrupto como el nuestro y este es el punto de partida que no podemos perder”.
La hora de la llegada y algunas observaciones
La llegada de Manuel Zelaya Rosales estaba prevista para las 11 de la mañana. Pero el tiempo fue transcurriendo, al igual que el inclemente sol, el hambre y la sed que hicieron presa a la multitud que pese al cansancio esperó al ex mandatario.
De forma engañosa, el pase continuo de aviones, avivó en diversas ocasiones el adormecimiento de la gente por el cansancio. Fue hasta las tres de la tarde que por fin el ex mandatario arribó en una aeronave perteneciente a Petróleos de Venezuela “PSVSA”.
Sería quizás el apoyo dado por el gobierno de Venezuela que la cadena de televisión Telesur, fue la que se robó el show. Burlada se quedó la prensa hondureña e otra internacional que al igual que la sureña televisora, esperaban abordar al unísono al ex mandatario.
En medio de tanto rojo y negro del flamear de las banderas y de las camisas y camisetas rojas de quienes le esperaban ansiosamente, destacó el color blanco del atavío del ex mandatario, el utilizado paradójicamente por quienes le dieron el golpe de Estado que dos años atrás lo mandó al destierro y a quienes se les llamó y se les sigue llamando desde entonces “blanquitos”. Su esposa y algunos de sus hijos, también portaron ese color en sus ropas.
El ex presidente llegó acompañado por algunos de los miembros de su ex gabinete de gobierno y por Andrés Tamayo, sacerdote querido por el pueblo de Honduras por dedicar su vida entera a la lucha contra la tala inmisericorde del bosque por parte de los madereros, dentro de Movimiento Ambientalista de Olancho –MAO-
Tamayo, quien fue expulsado por el gobierno de facto que lideró Roberto Micheletti Baín después del golpe de Estado, retorna a Honduras pese a las declaraciones que diera en los medios de comunicación el actual titular de Migración y Extranjería, Venancio Vásquez, uno de los miembros del Estado Mayor Conjunto que junto a Romero Vásquez Velásquez, derrocaran a Zelaya Rosales y quien dijo que si se le había quitado la nacionalidad, era debido a que no era bien recibido en el país.
Zelaya Rosales y las dudas de su accionar futuro
Ya en la tarima, fueron su esposa y su hija, quienes dieron el pase al ex presidente, previo a dar lectura a los puntos que contiene el acuerdo que firmó junto a Lobo Sosa en Cartagena de Indias, Colombia y a través del cual Honduras se agenció el regresó a la Organización de Estados Americanos –OEOA- y el compromiso de permitir el retorno del gobernante derrocado sin ninguna de las imputaciones que le hicieron sus adversarios.
El mandatario rememoró el episodio mediante el cual fue derrocado de su cargo, los momentos difíciles que vivió en el exilio y los compromisos que dice tener frente al gran porcentaje de la población que le ha apoyado durante dos años. Asimismo agradeció a las delegaciones que le acompañaron en su regreso a Honduras y a los gobiernos de los países que mediaron en la firma del acuerdo de Cartagena de Indias.
“Vamos con la resistencia al poder de la nación; resistimos y venceremos y vencimos, esta es una victoria del pueblo”, dijo al finalizar una participación relativamente corta, para paradójicamente dirigirse después a casa de Gobierno, lugar del cual fue echado seis meses antes de culminar su mandato en el año 2009 y en donde anunció que se reuniría con Lobo y los cancilleres de Colombia y Venezuela.
Nada más de lo inmediato a hacerse por su parte se dijo y así, entre desmayos, hambreadas, emociones, anhelos de un pueblo, y lo mucho que se habla de que a la par del acuerdo firmado oficialmente entre Lobo y Zelaya, existe uno paralelo en el cual se plasmaron compromisos no publicables, culminó el retorno del ex presidente.
No obstante, ¿Cuáles serán los puntos de esos acuerdos, cuáles serán las reglas del juego no contadas?, ¿qué papel juega la Resistencia en ellos?...son algunas preguntas que quedan en el aire sin respuesta.
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