Alberto Barranco / Empresa
Finalmente la Suprema Corte de Justicia quebró la larga cadena de resoluciones favorables a empresas del magnate Carlos Slim que le colocaban etiqueta de invencible, al fallar a favor de la Comisión Federal de Telecomunicaciones en lo que se había calificado como el juicio del milenio.
Colocada en la mesa una solicitud de amparo de la empresa de telefonía Axtel-Avantel contra una resolución de la propia Cofetel que le fijaba en un monto que consideraba insuficiente para su interconexión a la red de Telcel, el máximo tribunal de justicia determinó que éste era procedente sólo que no se concedía la suspensión provisional de la tarifa fijada por la autoridad.
Dicho con todas las letras, la tarifa se mantendrá intacta en tanto se ventile el juicio correspondiente.
La resolución, naturalmente, le pega indirectamente a Telcel, a quien le afecta más que a ninguno, dado el tamaño de su red y de su clientela, la baja por decreto de las tarifas de interconexión.
La sentencia, en vías de jurisprudencia, por lo pronto, coloca en tela de duda la viabilidad de la suspensión otorgada a Telcel contra la tarifa que le había fijado la propia Cofetel en su relación comercial con Axtel-Avantel, en este caso por considerar que la reducción era excesiva.
En la carambola, aunque la propia Telcel y en su caso Iusacell-Unefon del Grupo Salinas, pudieran ampararse contra la imposición de la Cofetel de tarifas de interconexión de 39 centavos por minuto aplicables para este año a favor de las empresa Oferbes, Bestphone y Cablevisión del Grupo Televisa, además de Nextel, éstas se mantendrán firmes en tanto se resuelve el juicio de amparo correspondiente.
Se diría, pues, que la Cofetel sabía el rumbo que tendría la resolución de la Suprema Corte, al lanzar un día antes la medida y anunciar, de pasadita, que están en lista de espera 28 desacuerdos más entre las empresas que han pedido la intervención de la autoridad.
El proyecto de resolución que había planteado el ministro Fernando Franco González Salas, determinaba que las resoluciones de la Comisión Federal de Telecomunicaciones en materia de interconexión sí eran amparables y sí era viable que se suspendiera el acto reclamado, sólo que las empresas beneficiadas deberían interponer una fianza que garantizara el que se cobrara el monto fijado por la autoridad, en caso de perderse el juicio.
Más claramente, supóngase usted que Telcel se amparara contra la resolución última de la Cofetel que reduce sus tarifas de 95 a 39 centavos, y al final del largo proceso judicial resultara perdedora. Bien, pues de acuerdo con la ley le tendría que devolver a la firma favorecida por la resolución, sea de Televisa o sea Nextel, el remanente de lo pagado.
La fianza garantizaría el pago del adeudo.
Como usted sabe, de acuerdo con la ley la Cofetel impone tarifas cuando las empresas en competencia no se ponen de acuerdo para fijarlas en comunión.
El escenario coloca en el limbo a la Telefónica México, quien había firmado un acuerdo en materia de tarifas de interconexión con Teléfonos de México y Telcel, que ubicaba a éstas en 95 centavos por minuto.
El acuerdo era recíproco, lo que a su vez coloca en situación difícil a Telmex-Telcel.
La resolución de la Suprema Corte, naturalmente, le baja la presión a la catarata de litigios que se plantean contra la autoridad en materia de telecomunicaciones, al desalentarse la posibilidad de amparos sin suspensión al calce del acto reclamado.
Del otro lado de la moneda, empero, la caída dramática de los montos de interconexión decretada por la Cofetel el promedio en los países adheridos al Organismo para la Cooperación y Desarrollo Económico, OCDE, es de 47 centavos-, desalentará las inversiones en redes, cuyas mayores apuestas las ha colocado Telmex-Telcel.
Se diría, pues, que lo que parecería la gran noticia en materia de relación entre las empresas del ramo, podría ser la peor en materia de inversión.
Por lo pronto, la presión ejercida por la competencia contra la firma del magnate Carlos Slim obligará a la congruencia, es decir a bajar sus tarifas al público en el mismo porcentaje en que se redujo la de interconexión, en proporción, naturalmente, al peso en el gasto.
Y, por lo pronto, queda en el expediente la presión ejercida por el presidente de la Telefónica México, Francisco Gil Díaz, para inclinar contra la Cofetel la resolución de la Corte, y las advertencias planteadas en la prensa contra los posibles conflictos de interés en que incurrirían los ministros por sus relaciones peligrosas con las empresas en pugna.
Perdió Telmex.
Finalmente la Suprema Corte de Justicia quebró la larga cadena de resoluciones favorables a empresas del magnate Carlos Slim que le colocaban etiqueta de invencible, al fallar a favor de la Comisión Federal de Telecomunicaciones en lo que se había calificado como el juicio del milenio.
Colocada en la mesa una solicitud de amparo de la empresa de telefonía Axtel-Avantel contra una resolución de la propia Cofetel que le fijaba en un monto que consideraba insuficiente para su interconexión a la red de Telcel, el máximo tribunal de justicia determinó que éste era procedente sólo que no se concedía la suspensión provisional de la tarifa fijada por la autoridad.
Dicho con todas las letras, la tarifa se mantendrá intacta en tanto se ventile el juicio correspondiente.
La resolución, naturalmente, le pega indirectamente a Telcel, a quien le afecta más que a ninguno, dado el tamaño de su red y de su clientela, la baja por decreto de las tarifas de interconexión.
La sentencia, en vías de jurisprudencia, por lo pronto, coloca en tela de duda la viabilidad de la suspensión otorgada a Telcel contra la tarifa que le había fijado la propia Cofetel en su relación comercial con Axtel-Avantel, en este caso por considerar que la reducción era excesiva.
En la carambola, aunque la propia Telcel y en su caso Iusacell-Unefon del Grupo Salinas, pudieran ampararse contra la imposición de la Cofetel de tarifas de interconexión de 39 centavos por minuto aplicables para este año a favor de las empresa Oferbes, Bestphone y Cablevisión del Grupo Televisa, además de Nextel, éstas se mantendrán firmes en tanto se resuelve el juicio de amparo correspondiente.
Se diría, pues, que la Cofetel sabía el rumbo que tendría la resolución de la Suprema Corte, al lanzar un día antes la medida y anunciar, de pasadita, que están en lista de espera 28 desacuerdos más entre las empresas que han pedido la intervención de la autoridad.
El proyecto de resolución que había planteado el ministro Fernando Franco González Salas, determinaba que las resoluciones de la Comisión Federal de Telecomunicaciones en materia de interconexión sí eran amparables y sí era viable que se suspendiera el acto reclamado, sólo que las empresas beneficiadas deberían interponer una fianza que garantizara el que se cobrara el monto fijado por la autoridad, en caso de perderse el juicio.
Más claramente, supóngase usted que Telcel se amparara contra la resolución última de la Cofetel que reduce sus tarifas de 95 a 39 centavos, y al final del largo proceso judicial resultara perdedora. Bien, pues de acuerdo con la ley le tendría que devolver a la firma favorecida por la resolución, sea de Televisa o sea Nextel, el remanente de lo pagado.
La fianza garantizaría el pago del adeudo.
Como usted sabe, de acuerdo con la ley la Cofetel impone tarifas cuando las empresas en competencia no se ponen de acuerdo para fijarlas en comunión.
El escenario coloca en el limbo a la Telefónica México, quien había firmado un acuerdo en materia de tarifas de interconexión con Teléfonos de México y Telcel, que ubicaba a éstas en 95 centavos por minuto.
El acuerdo era recíproco, lo que a su vez coloca en situación difícil a Telmex-Telcel.
La resolución de la Suprema Corte, naturalmente, le baja la presión a la catarata de litigios que se plantean contra la autoridad en materia de telecomunicaciones, al desalentarse la posibilidad de amparos sin suspensión al calce del acto reclamado.
Del otro lado de la moneda, empero, la caída dramática de los montos de interconexión decretada por la Cofetel el promedio en los países adheridos al Organismo para la Cooperación y Desarrollo Económico, OCDE, es de 47 centavos-, desalentará las inversiones en redes, cuyas mayores apuestas las ha colocado Telmex-Telcel.
Se diría, pues, que lo que parecería la gran noticia en materia de relación entre las empresas del ramo, podría ser la peor en materia de inversión.
Por lo pronto, la presión ejercida por la competencia contra la firma del magnate Carlos Slim obligará a la congruencia, es decir a bajar sus tarifas al público en el mismo porcentaje en que se redujo la de interconexión, en proporción, naturalmente, al peso en el gasto.
Y, por lo pronto, queda en el expediente la presión ejercida por el presidente de la Telefónica México, Francisco Gil Díaz, para inclinar contra la Cofetel la resolución de la Corte, y las advertencias planteadas en la prensa contra los posibles conflictos de interés en que incurrirían los ministros por sus relaciones peligrosas con las empresas en pugna.
Perdió Telmex.
Comentarios