Subcomandante Insurgente Marcos / Via Enlace Zapatista
Hoy estamos aquí porque personas de corazón noble y dignidad firme nos han convocado a manifestarnos para parar la guerra que ha llenado de tristeza, dolor e indignación los suelos de México.
Hoy estamos aquí para decirles sencillamente a esas buenas personas que en silencio caminan, que no están solos.
Que escuchamos el dolor de su silencio, como antes la digna rabia de sus palabras.
Que en su alto a la guerra…
Que en su no más sangre…
Que en su estamos hasta la madre…
¡no están solos!
Palabras del EZLN en la movilización de apoyo a la
marcha nacional por la paz
7 de mayo del 2011.
Madres, padres, familiares y amistades de las víctimas de la guerra en México:
Compañeras y compañeros bases de apoyo zapatistas de las diferentes zonas, regiones, pueblos y municipios autónomos rebeldes zapatistas:
Compañeras y compañeros de la otra campaña y adherentes a la sexta declaración de la selva lacandona en México y en el mundo:
Compañeras y compañeros de la zezta internacional:
Hermanas y hermanos de las diferentes organizaciones sociales:
Hermanas y hermanos de las organizaciones no gubernamentales y defensoras de los derechos humanos:
Pueblo de México y pueblos del mundo:
Hermanas y hermanos:
compañeras y compañeros:
Hoy estamos aquí miles de hombres, mujeres, niños y ancianos del Ejército Zapatista de Liberación Nacional para decir nuestra pequeña palabra.
Hoy estamos aquí porque personas de corazón noble y dignidad firme nos han convocado a manifestarnos para parar la guerra que ha llenado de tristeza, dolor e indignación los suelos de México.
Porque nos hemos sentido llamados por el clamor de justicia de madres y padres de niños y niñas que han sido asesinados por bala y por la altanería y torpeza de los malos gobiernos.
Porque nos sentimos llamados por la digna rabia de las madres y padres de los jóvenes asesinados por bandas criminales y por el cinismo gubernamental.
porque nos sentimos convocados por los familiares de muertos, heridos, mutilados, desaparecidos, secuestrados y encarcelados sin tener culpa o delito alguno.
Y esto es lo que nos dicen sus palabras y sus silencios:
Que la historia de México se ha vuelto a manchar de sangre inocente.
Que decenas de miles de personas han muerto en esta guerra absurda que no lleva a ninguna parte.
Que la paz y la justicia no encuentran ya lugar en ninguno de los rincones de nuestro país.
Que la única culpa de estas víctimas es haber nacido o vivido en un país mal gobernado por grupos legales e ilegales sedientos de guerra, de muerte y de destrucción.
Que esta guerra ha tenido como principal blanco militar a seres humanos inocentes, de todas las clases sociales, que nada tienen que ver ni con el narcotráfico ni con las fuerzas gubernamentales.
Que los malos gobiernos, todos, el federal, los estatales y municipales, han convertido las calles en zonas de guerra sin que quienes las caminan y trabajan estuvieran de acuerdo y vieran la forma de resguardarse.
Que los malos gobiernos han convertido en zonas de guerra las escuelas y universidades públicas y privadas, y los niños y los jóvenes no entran a clases sino a emboscadas de uno y otro bando.
Que los lugares de reunión y diversión son ahora objetivos militares.
Que al ir al trabajo se camina con la angustia de no saber qué va a pasar, de no saber si una bala, sea de los delincuentes o sea del gobierno, va a derramar la sangre propia o la de un familiar o la de una amistad.
Que los malos gobiernos crearon el problema y no sólo no lo han resuelto, sino que lo han extendido y profundizado en todo México.
Que hay mucho dolor y pena por tanta muerte sin sentido.
Qué alto a la guerra.
Que no más sangre.
Que estamos hasta la madre.
Que ya basta.
Las palabras y los silencios de esas buenas personas no representan a los malos gobiernos.
No representan a los criminales que roban, despojan, secuestran y asesinan.
Tampoco representan a quienes, desde la clase política, quieren sacar ganancia de esta desgracia nacional.
Los silencios y las palabras de estas personas son las de gente sencilla, trabajadora, honesta,
Estas personas no quieren un beneficio personal.
Sólo quieren justicia y que el dolor que han sentido y sienten no llegue al corazón de otras madres, otros padres, otros familiares, otras amistades, de niños, niñas, jóvenes, adultos y ancianos que no hacen otra cosa que tratar de vivir, de aprender, de trabajar y de salir adelante con dignidad.
O sea que las palabras, los silencios y las acciones de estas buenas personas demandan algo muy sencillo: una vida con paz, justicia y dignidad.
¿Y qué les responde el gobierno?
Los padres y madres de unos niños y niñas muy pequeños que murieron y se lastimaron en un incendio por culpa de los malos gobiernos, demandan que se haga justicia, o sea que se castigue a los culpables, aunque sean parientes o amigos del gobierno, y que no se vuelva a repetir ese crimen, para que otros padres y madres no mueran un mucho al morir sus hijas y sus hijos.
Y el gobierno les responde con declaraciones y promesas mentirosas, tratando de cansarlos y de que olviden y se olvide su desgracia.
Los familiares y amistades de unos estudiantes que fueron asesinados dentro de una universidad privada demandan que se conozca qué pasó y se haga justicia y no se vuelva a repetir el crimen de convertir los centros de estudio en campos de batalla para que otros familiares, amistades, maestros y compañeros de estudio no mueran un mucho al morir los estudiantes.
Y el gobierno les responde con declaraciones y promesas mentirosas, tratando de cansarlos y de que olviden y se olvide su desgracia.
Los habitantes de una comunidad honesta y trabajadora, creada de acuerdo a su propio pensamiento, se organizan para construir y defender la paz que necesitan, combatiendo al crimen que el gobierno protege. Por eso uno de sus habitantes es secuestrado y asesinado. Sus familiares y compañeros piden justicia y que no se vuelva a repetir el crimen de que se maten el trabajo y la honestidad, para que otros familiares y compañeros no mueran un mucho al morir quienes luchan por el colectivo.
Y el gobierno les responde con declaraciones y promesas mentirosas, tratando de cansarlos y de que olviden y se olvide su desgracia.
Unos jóvenes, buenos estudiantes y buenos deportistas, se reúnen para divertirse o salen a pasear o a platicar sanamente, un grupo criminal ataca el lugar y los asesina. Y el gobierno los vuelve a asesinar al declarar que esos jóvenes eran criminales que fueron atacados por otros criminales. Las madres y los padres demandan justicia y que no se vuelvan a repetir los delitos de no proteger a los jóvenes y de acusarlos injustamente de ser delincuentes, para que otras madres y padres no mueran un mucho al morir dos veces la sangre que para estar viva fue nacida.
Y el gobierno les responde con declaraciones y promesas mentirosas, tratando de cansarlos y de que olviden y se olvide su desgracia.
Compañeros y compañeras:
Hermanos y hermanas:
Hace unos días empezó a caminar en silencio el paso de un padre que es poeta, de unas madres, de unos padres, de unos parientes, de unos hermanos, de unas amistades, de unos conocidos, de seres humanos.
Ayer fueron sus dignas palabras, hoy es su silencio digno.
Sus palabras y sus silencios dicen lo mismo: queremos paz y justicia, o sea una vida digna.
Estas personas honestas están pidiendo, demandando, exigiendo del gobierno un plan que tenga como principales objetivos la vida, la libertad, la justicia y la paz.
Y el gobierno les responde que seguirá con su plan que tiene como principal objetivo la muerte y la impunidad.
Estas personas no buscan ser gobierno, sino que buscan que el gobierno procure y cuide la vida, la libertad, la justicia y la paz de los gobernados.
Su lucha no nace del interés personal.
Nace del dolor de perder a alguien que se quiere como se quiere a la vida.
Los gobiernos y sus políticos dicen que criticar o no estar de acuerdo con lo que están haciendo es estar de acuerdo y favorecer a los criminales.
Los gobiernos dicen que la única estrategia buena es la que ensangrenta las calles y los campos de México, y destruye familias, comunidades, al país entero.
Pero quien argumenta que tiene de su lado la ley y la fuerza, sólo lo hace para imponer su razón individual apoyándose en esas fuerzas y esas leyes.
Y no es la razón propia, de individuo o de grupo, la que debe imponerse, sino la razón colectiva de toda la sociedad.
Y la razón de una sociedad se construye con legitimidad, con argumentos, con razonamientos, con capacidad de convocatoria, con acuerdos.
Porque quien impone su razón propia, sólo divide y confronta. Y es así incapaz de razón colectiva y por eso debe refugiarse en la ley y la fuerza.
Una ley que sólo sirve para garantizar impunidad a parientes y amigos.
Una fuerza que está corrompida desde hace tiempo.
ley y fuerza que sirven para despojar de un trabajo digno, para solapar ineptitudes, calumniar, perseguir, encarcelar y matar a quienes cuestionan y se oponen a esa razón, a esa ley y a esa fuerza.
Tener miedo de la palabra de la gente y ver en cada crítica, duda, cuestionamiento o reclamo un intento de derrocamiento, es algo propio de dictadores y tiranos.
Ver en cada dolor digno una amenaza, es de enfermos de poder y avaricia.
Y mal hace el mando que les dice a sus soldados y policías que el escuchar a la gente noble y buena es un fracaso,
Que el detener una matanza es una derrota,
Que el corregir un error es rendirse,
Que pensar y buscar mejores caminos para servir mejor a la gente es abandonar con vergüenza una lucha.
Porque el saber escuchar con humildad y atención lo que dice la gente es virtud de un buen gobierno.
Porque el saber escuchar y atender lo que la gente calla es la virtud de gente sabia y honesta.
Compañeros y compañeras:
hermanos y hermanas:
Hoy no estamos aquí para hablar de nuestros dolores, de nuestras luchas, de nuestros sueños, de nuestras vidas y muertes.
Hoy no estamos aquí para señalar caminos, ni para decir qué hacer, ni para responder a la pregunta de qué sigue.
Hoy estamos aquí representado a decenas de miles de indígenas zapatistas, muchos más de los que hoy somos vistos, para decirle a ese digno paso silencioso:
Que en su demanda de justicia…
Que en su lucha por la vida…
Que en su anhelo de paz…
Que en su exigencia de libertad…
Nosotras, nosotros, las zapatistas, los zapatistas, los comprendemos y los apoyamos.
Hoy estamos aquí para responder al llamado de quienes luchan por la vida.
Y a quienes el mal gobierno responde con la muerte.
Porque de eso se trata todo esto, compañeras y compañeros.
De una lucha por la vida y en contra de la muerte.
No se trata de ver quién gana de entre católicos, evangélicos, mormones, presbiterianos o de cualquier religión o no creyentes.
No se trata de ver quién es indígena y quién no.
No se trata de ver quién es más rico o más pobre.
No se trata de quien es de izquierda, de centro o de derecha.
No se trata de si son mejores los panistas o los priístas o los perredistas o como se llame cada quien o todos son iguales de malos.
No se trata de quien es zapatista o no lo es.
No se trata de estar con el crimen organizado o con el crimen desorganizado que es el mal gobierno.
No.
De lo que se trata es que para poder ser lo que cada quien escoge ser, para poder creer o no creer, para elegir una creencia ideológica, política o religiosa, para poder discutir, acordar o desacordar, son necesarias la paz, la libertad, la justicia y la vida.
Compañeros y compañeras:
Hermanos y hermanas:
Estas nobles personas no nos están llamando o convenciendo para ser de una religión, una idea, un pensamiento político o una posición social.
No nos están llamando a quitar un gobierno para poner otro.
No nos están diciendo que hay que votar por uno o por otro.
Estas personas nos están convocando a luchar por la vida.
Y sólo puede haber vida si hay libertad, justicia y paz.
Por eso ésta es una lucha entre quienes quieren la vida y quienes quieren la muerte.
Y nosotros, las zapatistas, los zapatistas, elegimos luchar por la vida, es decir, por la justicia, la libertad y la paz.
Por eso…
Hoy estamos aquí para decirles sencillamente a esas buenas personas que en silencio caminan, que no están solos.
Que escuchamos el dolor de su silencio, como antes la digna rabia de sus palabras.
Que en su alto a la guerra….
Que en su no más sangre…
Que en su estamos hasta la madre…
¡No están solos!
Compañeros y compañeras:
Hermanos y hermanas:
¡Vivan la vida, la libertad, la justicia y la paz!
¡Muera la muerte!
¡Para todos todo, nada para nosotros!
¡Democracia!
¡Libertad!
¡Justicia!
Desde las montañas del sureste mexicano.
Por el comité clandestino revolucionario indígena. Comandancia general del
Ejército Zapatista de Liberación Nacional.
Subcomandante insurgente Marcos.
Hoy estamos aquí porque personas de corazón noble y dignidad firme nos han convocado a manifestarnos para parar la guerra que ha llenado de tristeza, dolor e indignación los suelos de México.
Hoy estamos aquí para decirles sencillamente a esas buenas personas que en silencio caminan, que no están solos.
Que escuchamos el dolor de su silencio, como antes la digna rabia de sus palabras.
Que en su alto a la guerra…
Que en su no más sangre…
Que en su estamos hasta la madre…
¡no están solos!
Palabras del EZLN en la movilización de apoyo a la
marcha nacional por la paz
7 de mayo del 2011.
Madres, padres, familiares y amistades de las víctimas de la guerra en México:
Compañeras y compañeros bases de apoyo zapatistas de las diferentes zonas, regiones, pueblos y municipios autónomos rebeldes zapatistas:
Compañeras y compañeros de la otra campaña y adherentes a la sexta declaración de la selva lacandona en México y en el mundo:
Compañeras y compañeros de la zezta internacional:
Hermanas y hermanos de las diferentes organizaciones sociales:
Hermanas y hermanos de las organizaciones no gubernamentales y defensoras de los derechos humanos:
Pueblo de México y pueblos del mundo:
Hermanas y hermanos:
compañeras y compañeros:
Hoy estamos aquí miles de hombres, mujeres, niños y ancianos del Ejército Zapatista de Liberación Nacional para decir nuestra pequeña palabra.
Hoy estamos aquí porque personas de corazón noble y dignidad firme nos han convocado a manifestarnos para parar la guerra que ha llenado de tristeza, dolor e indignación los suelos de México.
Porque nos hemos sentido llamados por el clamor de justicia de madres y padres de niños y niñas que han sido asesinados por bala y por la altanería y torpeza de los malos gobiernos.
Porque nos sentimos llamados por la digna rabia de las madres y padres de los jóvenes asesinados por bandas criminales y por el cinismo gubernamental.
porque nos sentimos convocados por los familiares de muertos, heridos, mutilados, desaparecidos, secuestrados y encarcelados sin tener culpa o delito alguno.
Y esto es lo que nos dicen sus palabras y sus silencios:
Que la historia de México se ha vuelto a manchar de sangre inocente.
Que decenas de miles de personas han muerto en esta guerra absurda que no lleva a ninguna parte.
Que la paz y la justicia no encuentran ya lugar en ninguno de los rincones de nuestro país.
Que la única culpa de estas víctimas es haber nacido o vivido en un país mal gobernado por grupos legales e ilegales sedientos de guerra, de muerte y de destrucción.
Que esta guerra ha tenido como principal blanco militar a seres humanos inocentes, de todas las clases sociales, que nada tienen que ver ni con el narcotráfico ni con las fuerzas gubernamentales.
Que los malos gobiernos, todos, el federal, los estatales y municipales, han convertido las calles en zonas de guerra sin que quienes las caminan y trabajan estuvieran de acuerdo y vieran la forma de resguardarse.
Que los malos gobiernos han convertido en zonas de guerra las escuelas y universidades públicas y privadas, y los niños y los jóvenes no entran a clases sino a emboscadas de uno y otro bando.
Que los lugares de reunión y diversión son ahora objetivos militares.
Que al ir al trabajo se camina con la angustia de no saber qué va a pasar, de no saber si una bala, sea de los delincuentes o sea del gobierno, va a derramar la sangre propia o la de un familiar o la de una amistad.
Que los malos gobiernos crearon el problema y no sólo no lo han resuelto, sino que lo han extendido y profundizado en todo México.
Que hay mucho dolor y pena por tanta muerte sin sentido.
Qué alto a la guerra.
Que no más sangre.
Que estamos hasta la madre.
Que ya basta.
Las palabras y los silencios de esas buenas personas no representan a los malos gobiernos.
No representan a los criminales que roban, despojan, secuestran y asesinan.
Tampoco representan a quienes, desde la clase política, quieren sacar ganancia de esta desgracia nacional.
Los silencios y las palabras de estas personas son las de gente sencilla, trabajadora, honesta,
Estas personas no quieren un beneficio personal.
Sólo quieren justicia y que el dolor que han sentido y sienten no llegue al corazón de otras madres, otros padres, otros familiares, otras amistades, de niños, niñas, jóvenes, adultos y ancianos que no hacen otra cosa que tratar de vivir, de aprender, de trabajar y de salir adelante con dignidad.
O sea que las palabras, los silencios y las acciones de estas buenas personas demandan algo muy sencillo: una vida con paz, justicia y dignidad.
¿Y qué les responde el gobierno?
Los padres y madres de unos niños y niñas muy pequeños que murieron y se lastimaron en un incendio por culpa de los malos gobiernos, demandan que se haga justicia, o sea que se castigue a los culpables, aunque sean parientes o amigos del gobierno, y que no se vuelva a repetir ese crimen, para que otros padres y madres no mueran un mucho al morir sus hijas y sus hijos.
Y el gobierno les responde con declaraciones y promesas mentirosas, tratando de cansarlos y de que olviden y se olvide su desgracia.
Los familiares y amistades de unos estudiantes que fueron asesinados dentro de una universidad privada demandan que se conozca qué pasó y se haga justicia y no se vuelva a repetir el crimen de convertir los centros de estudio en campos de batalla para que otros familiares, amistades, maestros y compañeros de estudio no mueran un mucho al morir los estudiantes.
Y el gobierno les responde con declaraciones y promesas mentirosas, tratando de cansarlos y de que olviden y se olvide su desgracia.
Los habitantes de una comunidad honesta y trabajadora, creada de acuerdo a su propio pensamiento, se organizan para construir y defender la paz que necesitan, combatiendo al crimen que el gobierno protege. Por eso uno de sus habitantes es secuestrado y asesinado. Sus familiares y compañeros piden justicia y que no se vuelva a repetir el crimen de que se maten el trabajo y la honestidad, para que otros familiares y compañeros no mueran un mucho al morir quienes luchan por el colectivo.
Y el gobierno les responde con declaraciones y promesas mentirosas, tratando de cansarlos y de que olviden y se olvide su desgracia.
Unos jóvenes, buenos estudiantes y buenos deportistas, se reúnen para divertirse o salen a pasear o a platicar sanamente, un grupo criminal ataca el lugar y los asesina. Y el gobierno los vuelve a asesinar al declarar que esos jóvenes eran criminales que fueron atacados por otros criminales. Las madres y los padres demandan justicia y que no se vuelvan a repetir los delitos de no proteger a los jóvenes y de acusarlos injustamente de ser delincuentes, para que otras madres y padres no mueran un mucho al morir dos veces la sangre que para estar viva fue nacida.
Y el gobierno les responde con declaraciones y promesas mentirosas, tratando de cansarlos y de que olviden y se olvide su desgracia.
Compañeros y compañeras:
Hermanos y hermanas:
Hace unos días empezó a caminar en silencio el paso de un padre que es poeta, de unas madres, de unos padres, de unos parientes, de unos hermanos, de unas amistades, de unos conocidos, de seres humanos.
Ayer fueron sus dignas palabras, hoy es su silencio digno.
Sus palabras y sus silencios dicen lo mismo: queremos paz y justicia, o sea una vida digna.
Estas personas honestas están pidiendo, demandando, exigiendo del gobierno un plan que tenga como principales objetivos la vida, la libertad, la justicia y la paz.
Y el gobierno les responde que seguirá con su plan que tiene como principal objetivo la muerte y la impunidad.
Estas personas no buscan ser gobierno, sino que buscan que el gobierno procure y cuide la vida, la libertad, la justicia y la paz de los gobernados.
Su lucha no nace del interés personal.
Nace del dolor de perder a alguien que se quiere como se quiere a la vida.
Los gobiernos y sus políticos dicen que criticar o no estar de acuerdo con lo que están haciendo es estar de acuerdo y favorecer a los criminales.
Los gobiernos dicen que la única estrategia buena es la que ensangrenta las calles y los campos de México, y destruye familias, comunidades, al país entero.
Pero quien argumenta que tiene de su lado la ley y la fuerza, sólo lo hace para imponer su razón individual apoyándose en esas fuerzas y esas leyes.
Y no es la razón propia, de individuo o de grupo, la que debe imponerse, sino la razón colectiva de toda la sociedad.
Y la razón de una sociedad se construye con legitimidad, con argumentos, con razonamientos, con capacidad de convocatoria, con acuerdos.
Porque quien impone su razón propia, sólo divide y confronta. Y es así incapaz de razón colectiva y por eso debe refugiarse en la ley y la fuerza.
Una ley que sólo sirve para garantizar impunidad a parientes y amigos.
Una fuerza que está corrompida desde hace tiempo.
ley y fuerza que sirven para despojar de un trabajo digno, para solapar ineptitudes, calumniar, perseguir, encarcelar y matar a quienes cuestionan y se oponen a esa razón, a esa ley y a esa fuerza.
Tener miedo de la palabra de la gente y ver en cada crítica, duda, cuestionamiento o reclamo un intento de derrocamiento, es algo propio de dictadores y tiranos.
Ver en cada dolor digno una amenaza, es de enfermos de poder y avaricia.
Y mal hace el mando que les dice a sus soldados y policías que el escuchar a la gente noble y buena es un fracaso,
Que el detener una matanza es una derrota,
Que el corregir un error es rendirse,
Que pensar y buscar mejores caminos para servir mejor a la gente es abandonar con vergüenza una lucha.
Porque el saber escuchar con humildad y atención lo que dice la gente es virtud de un buen gobierno.
Porque el saber escuchar y atender lo que la gente calla es la virtud de gente sabia y honesta.
Compañeros y compañeras:
hermanos y hermanas:
Hoy no estamos aquí para hablar de nuestros dolores, de nuestras luchas, de nuestros sueños, de nuestras vidas y muertes.
Hoy no estamos aquí para señalar caminos, ni para decir qué hacer, ni para responder a la pregunta de qué sigue.
Hoy estamos aquí representado a decenas de miles de indígenas zapatistas, muchos más de los que hoy somos vistos, para decirle a ese digno paso silencioso:
Que en su demanda de justicia…
Que en su lucha por la vida…
Que en su anhelo de paz…
Que en su exigencia de libertad…
Nosotras, nosotros, las zapatistas, los zapatistas, los comprendemos y los apoyamos.
Hoy estamos aquí para responder al llamado de quienes luchan por la vida.
Y a quienes el mal gobierno responde con la muerte.
Porque de eso se trata todo esto, compañeras y compañeros.
De una lucha por la vida y en contra de la muerte.
No se trata de ver quién gana de entre católicos, evangélicos, mormones, presbiterianos o de cualquier religión o no creyentes.
No se trata de ver quién es indígena y quién no.
No se trata de ver quién es más rico o más pobre.
No se trata de quien es de izquierda, de centro o de derecha.
No se trata de si son mejores los panistas o los priístas o los perredistas o como se llame cada quien o todos son iguales de malos.
No se trata de quien es zapatista o no lo es.
No se trata de estar con el crimen organizado o con el crimen desorganizado que es el mal gobierno.
No.
De lo que se trata es que para poder ser lo que cada quien escoge ser, para poder creer o no creer, para elegir una creencia ideológica, política o religiosa, para poder discutir, acordar o desacordar, son necesarias la paz, la libertad, la justicia y la vida.
Compañeros y compañeras:
Hermanos y hermanas:
Estas nobles personas no nos están llamando o convenciendo para ser de una religión, una idea, un pensamiento político o una posición social.
No nos están llamando a quitar un gobierno para poner otro.
No nos están diciendo que hay que votar por uno o por otro.
Estas personas nos están convocando a luchar por la vida.
Y sólo puede haber vida si hay libertad, justicia y paz.
Por eso ésta es una lucha entre quienes quieren la vida y quienes quieren la muerte.
Y nosotros, las zapatistas, los zapatistas, elegimos luchar por la vida, es decir, por la justicia, la libertad y la paz.
Por eso…
Hoy estamos aquí para decirles sencillamente a esas buenas personas que en silencio caminan, que no están solos.
Que escuchamos el dolor de su silencio, como antes la digna rabia de sus palabras.
Que en su alto a la guerra….
Que en su no más sangre…
Que en su estamos hasta la madre…
¡No están solos!
Compañeros y compañeras:
Hermanos y hermanas:
¡Vivan la vida, la libertad, la justicia y la paz!
¡Muera la muerte!
¡Para todos todo, nada para nosotros!
¡Democracia!
¡Libertad!
¡Justicia!
Desde las montañas del sureste mexicano.
Por el comité clandestino revolucionario indígena. Comandancia general del
Ejército Zapatista de Liberación Nacional.
Subcomandante insurgente Marcos.
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