Notimex
La sociedad y el gobierno mexicanos “no podemos permitir que los delincuentes invadan impunemente las esferas culturales para normalizar sus crímenes, debilitar nuestros esquemas de valores y obstaculizar la cultura de la legalidad”, señaló Alejandro Poiré, secretario técnico del Consejo de Seguridad Nacional.
El funcionario publicó en su blog en Internet un artículo en el que apoya la limitación de los espacios para la transmisión o difusión de los llamados narcocorridos en estados como Chihuahua, Tamaulipas, Nuevo León y Sinaloa, luego de que el gobierno de esta última reafirmó su posición en este sentido.
El vocero del gobierno federal en materia de seguridad advirtió que “no es un tema de censura, porque no es un tema de moral; es un asunto de legalidad y de poner un alto al crecimiento de la cultura de la indiferencia y de la violencia”.
El artículo indica que “la letra de uno de los narcocorridos disponible hace unos días en la red presume orgulloso el uso de la violencia de las organizaciones criminales como un camino deseable”.
Señala que esa pieza musical “habla de sus armas, del uso que les dan contra la población, de sus delitos. Sus palabras y ademanes emulan las de un sicario. El ritmo de la música es pegajoso y quienes aparecen en la imagen visten bien, parecería que se divierten, que tienen éxito y son un modelo a seguir”.
El funcionario consideró que “una vista casual y desinteresada haría quizás olvidar por un momento que cantan sobre crímenes indecibles, indignantes y repugnantes. Que el ritmo al que bailan es el de la violencia que lastima a muchas familias en México, particularmente en estados como Sinaloa, Chihuahua, Tamaulipas y Nuevo León”.
En ese sentido, consideró que “la cultura que promueven estas canciones encumbra a los más perversos ejemplares de la violencia delincuencial, capaces de masacres inhumanas como las ocurridas en San Fernando”.
Ante el crecimiento de la popularidad de los narcocorridos, Poiré Romero recordó que existen “elementos jurídicos que explícitamente prohiben la apología del delito, quienes tienen posiciones de liderazgo y responsabilidad pública deben atender el problema de la criminalidad en todas sus aristas, incluso en las menos obvias”.
Por ello, expuso que seguramente habrá quien opine que desde hace años se escucha este tipo de música en la región, “pero hay que decir que también hace años que el narcotráfico tiene presencia en la zona y no por eso debemos considerarlo normal o tolerable, sino todo lo contrario”.
El combate al crimen organizado no sólo se da con el despliegue de la fuerza pública, sino que “también hay una lucha cultural que debemos reconocer para impedir que los homicidas, secuestradores, extorsionadores y traficantes de drogas se apropien de la música norteña”, sostuvo.
Poiré Romero mencionó que la violencia no sólo se genera a balazos, la incorporación de este tipo de canciones en lugares que han sido asolados por los criminales representan un intento por imbuir al tejido social de patrones de valores inadmisibles para nuestro país.
La sociedad y el gobierno mexicanos “no podemos permitir que los delincuentes invadan impunemente las esferas culturales para normalizar sus crímenes, debilitar nuestros esquemas de valores y obstaculizar la cultura de la legalidad”, señaló Alejandro Poiré, secretario técnico del Consejo de Seguridad Nacional.
El funcionario publicó en su blog en Internet un artículo en el que apoya la limitación de los espacios para la transmisión o difusión de los llamados narcocorridos en estados como Chihuahua, Tamaulipas, Nuevo León y Sinaloa, luego de que el gobierno de esta última reafirmó su posición en este sentido.
El vocero del gobierno federal en materia de seguridad advirtió que “no es un tema de censura, porque no es un tema de moral; es un asunto de legalidad y de poner un alto al crecimiento de la cultura de la indiferencia y de la violencia”.
El artículo indica que “la letra de uno de los narcocorridos disponible hace unos días en la red presume orgulloso el uso de la violencia de las organizaciones criminales como un camino deseable”.
Señala que esa pieza musical “habla de sus armas, del uso que les dan contra la población, de sus delitos. Sus palabras y ademanes emulan las de un sicario. El ritmo de la música es pegajoso y quienes aparecen en la imagen visten bien, parecería que se divierten, que tienen éxito y son un modelo a seguir”.
El funcionario consideró que “una vista casual y desinteresada haría quizás olvidar por un momento que cantan sobre crímenes indecibles, indignantes y repugnantes. Que el ritmo al que bailan es el de la violencia que lastima a muchas familias en México, particularmente en estados como Sinaloa, Chihuahua, Tamaulipas y Nuevo León”.
En ese sentido, consideró que “la cultura que promueven estas canciones encumbra a los más perversos ejemplares de la violencia delincuencial, capaces de masacres inhumanas como las ocurridas en San Fernando”.
Ante el crecimiento de la popularidad de los narcocorridos, Poiré Romero recordó que existen “elementos jurídicos que explícitamente prohiben la apología del delito, quienes tienen posiciones de liderazgo y responsabilidad pública deben atender el problema de la criminalidad en todas sus aristas, incluso en las menos obvias”.
Por ello, expuso que seguramente habrá quien opine que desde hace años se escucha este tipo de música en la región, “pero hay que decir que también hace años que el narcotráfico tiene presencia en la zona y no por eso debemos considerarlo normal o tolerable, sino todo lo contrario”.
El combate al crimen organizado no sólo se da con el despliegue de la fuerza pública, sino que “también hay una lucha cultural que debemos reconocer para impedir que los homicidas, secuestradores, extorsionadores y traficantes de drogas se apropien de la música norteña”, sostuvo.
Poiré Romero mencionó que la violencia no sólo se genera a balazos, la incorporación de este tipo de canciones en lugares que han sido asolados por los criminales representan un intento por imbuir al tejido social de patrones de valores inadmisibles para nuestro país.
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