La violencia generada desde y por los gobernantes

Álvaro Cepeda Neri

La actual violencia, a sangre y fuego, de las delincuencias encabezadas por los narcotraficantes y la violencia militar-policiaca para reprimir esas rebeliones contra la sociedad y la administración pública (que ya generaron un relajamiento institucional y priva el desorden civil), tiene un origen: es la violencia desde y por los gobernantes que tiene por nombres: el empobrecimiento masivo (más de 50 millones de mexicanos sobreviviendo, víctimas de miles de enfermedades sin curar por la mentira de seguro popular); el desempleo masivo (20 millones en la informalidad, despidos de 5 millones más por cierre de pequeñas y medianas empresas); y, la violencia del encarecimiento de los víveres para satisfacer las necesidades del hambre.

Y las violencias que nacen, con muy serios daños a todos los mexicanos, de la impunidad para con los delitos de funcionarios, algunos de los cuales se hacen llamar políticos y abusan de sus facultades para darse sueldos millonarios y una serie de concesiones (bonos, ayudantes, guardaespaldas, comidas, viajes y deducción de pagos vía facturas para evadir impunemente sus impuestos). Además está la violencia de la corrupción porque allá arriba se reparten los cargos públicos como una mafia que lo tiene todo y se habla de tú a tú con quienes concentran la riqueza y monopolizan las fuentes de ingresos: banqueros, Televisa y Tv-Azteca, los hombres de presa que se disfrazan de hombres de empresa: los integrantes del Consejo Coordinador Empresarial, los 20 hombres de negocios y las cúpulas sindicales que son falsos líderes de trabajadores, campesinos y empleados abandonados a su suerte.

Esas violencias: desempleo, empobrecimiento, alza de precios o inflación; impunidad, corrupción y, el abuso de jueces, magistrados y ministros de los poderes judiciales, quienes venden la impartición de injusticias contra el desvalido aunque tenga la razón (una muestra de esto es el documental: Presunto culpable), ya que los poderosos han comprado a los jueces, procuradurías del ministerio público y policías que fabrican culpables, escogiendo al azar entre los pobres. Esas violencias son puestas en circulación por los gobernantes, debido a que no cumplen con sus obligaciones, tienen miedo de gobernar o de plano “dejan hacer, dejan pasar” y pescan en ese río revuelto.

Esas violencias desde las administraciones públicas, por gobernantes y burocracias que no cumplen ni siquiera con sus obligaciones y, en cambio usan sus facultades para exigir sobornos, robarse dinero público, etc., y que los servicios policiacos sirvan para hacer amenazas y cumplirlas contra los ciudadanos, son violencias que, con las desatadas por las delincuencias y por la respuesta militar han sitiado a los mexicanos que no encuentran más salida que, también, ejercer la violencia para defenderse. Estamos ante una crisis social, política y económica mezclada con esas violencias que ya introdujeron más conflictos y no se mira cómo salir de la trampa a menos que el pueblo se decida a imponer la solución.

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