Martha Anaya / Crónica de Política
Vamos sin mayor preámbulo al mensaje que soltó el vocero del PRI, David Penchyna sobre el secretario del Trabajo, Javier Lozano, al que ha decidió no considerarlo más como interlocutor. Le aplicará “la ley del hielo”.
Advierto que no se trata de un comentario de pasillo, ni de respuestas a preguntas de reporteros. No, al menos, esta primera parte que le transcribiremos. Es un mensaje oficial del partido.
Inicia, como verán, de manera muy propia y luego viene la golpiza a todo lo que da. Aquí va (las negritas son mías):
Para el Partido Revolucionario Institucional, el diálogo y la observancia del ejercicio eficaz de la función pública, son condiciones democráticas irremplazables.
Por ello, a nombre del Comité Ejecutivo Nacional me refiero a un funcionario federal que se ha dedicado desde su responsabilidad pública a dinamitar el diálogo constructivo, el diálogo que le sirva a México.
Javier Lozano Alarcón, quien funge como Secretario del trabajo y Previsión Social, ha hecho una serie de afirmaciones sobre el Partido Revolucionario Institucional que más que una respuesta, ameritan un ejercicio serio de autocrítica, por lo visto imposible, en el propio Javier Lozano.
El Secretario del Trabajo, profesional de la grilla pero servidor público de medio tiempo, ha buscado permanentemente atribuir a otros la responsabilidad que sólo a él ha sido conferida; por La Ley; debacle que el Secretario ansía compartida, para ocultar una realidad innegable.
Lozano puede ser un personaje reactivo, conflictivo e intransigente, pero ante todo, es un funcionario ineficaz.
Sólo por señalar algunas pruebas. El manejo que Lozano Alarcón ha tenido y le dio al caso de Mexicana de Aviación, del que tuvo antecedentes desde septiembre de 2007, cuando la Compañía presentó una demanda de conflicto colectivo frente a la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje. Tres años después, el conflicto estalló en manos de Lozano, y su negligencia ha costado mucho a los trabajadores de esta empresa, a los consumidores en generar demandantes de servicios aeronáuticos, a la industria aeronáutica, y al país.
No nos confundamos: O a Lozano le vieron la cara, o se dejó ver la cara, por intereses, en la fallida compra de Mexicana de Aviación.
Más de tres años tuvo el Secretario Lozano para presentar una Reforma Laboral, con mayoría panista, entonces, en la Cámara de Diputados y en la de Senadores, cuyo retraso ahora endilga al PRI, partido que la quiere sacar adelante, para esconder omisiones y ganar efímeros reflectores.
El PRI ha sido y es quien ha puesto sobre la mesa la Reforma Laboral, sin menoscabo del diálogo; la cortedad de miras del Secretario Lozano es problema de su empleador, y no del Partido Revolucionario Institucional.
El ineficaz Lozano, ha ostentado el cargo del Secretario del Trabajo y Previsión Social en la auto proclamada “Presidencia del empleo”, y lo único que ha empleado en estos años, son tácticas de control de daños ante escándalos, sólo por citar alguno, como el de Zhenli Ye Gon, y el tristemente célebre “copelas o cuello”.
El ineficaz Javier Lozano, es también el artífice de la fulminante y controvertida y discutible jurídicamente extinción de la Compañía de Luz y Fuerza del Centro, en la que terminó medianamente dando marcha atrás sin la conclusión lógica de un proceso de extinción.
Recientemente, Lozano se mostró de cuerpo entero en la tragedia minera de Sabinas, Coahuila: Más preocupado por twittear minuto a minuto, y culpar a su compañero de equipo, el titular de Economía, Bruno Ferrari, que por solventar las causas y raíces, entre ellas las inspecciones a cargo de su dependencia, que fincaron esta tragedia.
En la abortada administración del empleo, Javier Lozano ha sido el administrador del desastre y el designado vocero de las excusas.
En 1980, a confesión del propio Lozano, su maestra de piano le dijo: “Te tengo una mala noticia, no das para ser pianista”. En el ocaso de esta administración el PRI le tiene otra mala noticia: Él no ha dado nunca para tener la estatura de ser Secretario.
En este tenor, Lozano desearía que el PRI rebatiera cada una de sus insostenibles declaraciones, asumiendo la condición de aspirante a la Presidencia. No hay cabida para la ingenuidad, a lo único que aspira Javier Lozano, es a ser mozo de espadas y caballerango de quien verdaderamente cuenta con la bendición Presidencial, para ser candidato del PAN a la Presidencia, que es Ernesto Cordero, quien debemos suponer, ganó la simpatía de Lozano con la tesis de que 6 mil pesos alcanzan para absolutamente todo.
El PRI hace patente que a partir de este día, reforzará los puentes de comunicación institucional a través de sus legisladores y del ejercicio sano de cualquier partido político con las Subsecretarías del Trabajo, Inclusión Laboral, Empleo y Productividad Laboral, así como con la Junta Federal de Conciliación de Arbitraje, toda vez que el titular de la dependencia ha despreciado sistemáticamente, ha dinamitado el diálogo y no ha tendido los puentes constructivos que necesita el país.
La credibilidad de Javier Lozano es la de un personaje que ataca sin denunciar, cobra sin funcionar, y “dizque aspira” con el único objetivo de claudicar y lucrar. México se libró de un músico de quinta y de un político de sexta.
Para el PRI, el panista vergonzante, tránsfuga, desertor y “presunto exquisito” en búsqueda permanente de revancha que caracteriza a Javier Lozano, es irrelevante frente al papel ineficaz, omiso y negligente que ha desempeñado como Secretario del Trabajo.
Por eso, Javier Lozano deja de ser un interlocutor válido e importante para este partido que es serio y que construye acuerdos por México.
Por nuestra parte, el Comité Ejecutivo Nacional nos vemos obligados a reconocer que Javier Lozano ya no existe. No tenemos Secretario del Trabajo y no abonaremos a una agenda personal.
Cierran tambores y trompetas. Hasta aquí el comunicado. Luego lo comentamos.
Vamos sin mayor preámbulo al mensaje que soltó el vocero del PRI, David Penchyna sobre el secretario del Trabajo, Javier Lozano, al que ha decidió no considerarlo más como interlocutor. Le aplicará “la ley del hielo”.
Advierto que no se trata de un comentario de pasillo, ni de respuestas a preguntas de reporteros. No, al menos, esta primera parte que le transcribiremos. Es un mensaje oficial del partido.
Inicia, como verán, de manera muy propia y luego viene la golpiza a todo lo que da. Aquí va (las negritas son mías):
Para el Partido Revolucionario Institucional, el diálogo y la observancia del ejercicio eficaz de la función pública, son condiciones democráticas irremplazables.
Por ello, a nombre del Comité Ejecutivo Nacional me refiero a un funcionario federal que se ha dedicado desde su responsabilidad pública a dinamitar el diálogo constructivo, el diálogo que le sirva a México.
Javier Lozano Alarcón, quien funge como Secretario del trabajo y Previsión Social, ha hecho una serie de afirmaciones sobre el Partido Revolucionario Institucional que más que una respuesta, ameritan un ejercicio serio de autocrítica, por lo visto imposible, en el propio Javier Lozano.
El Secretario del Trabajo, profesional de la grilla pero servidor público de medio tiempo, ha buscado permanentemente atribuir a otros la responsabilidad que sólo a él ha sido conferida; por La Ley; debacle que el Secretario ansía compartida, para ocultar una realidad innegable.
Lozano puede ser un personaje reactivo, conflictivo e intransigente, pero ante todo, es un funcionario ineficaz.
Sólo por señalar algunas pruebas. El manejo que Lozano Alarcón ha tenido y le dio al caso de Mexicana de Aviación, del que tuvo antecedentes desde septiembre de 2007, cuando la Compañía presentó una demanda de conflicto colectivo frente a la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje. Tres años después, el conflicto estalló en manos de Lozano, y su negligencia ha costado mucho a los trabajadores de esta empresa, a los consumidores en generar demandantes de servicios aeronáuticos, a la industria aeronáutica, y al país.
No nos confundamos: O a Lozano le vieron la cara, o se dejó ver la cara, por intereses, en la fallida compra de Mexicana de Aviación.
Más de tres años tuvo el Secretario Lozano para presentar una Reforma Laboral, con mayoría panista, entonces, en la Cámara de Diputados y en la de Senadores, cuyo retraso ahora endilga al PRI, partido que la quiere sacar adelante, para esconder omisiones y ganar efímeros reflectores.
El PRI ha sido y es quien ha puesto sobre la mesa la Reforma Laboral, sin menoscabo del diálogo; la cortedad de miras del Secretario Lozano es problema de su empleador, y no del Partido Revolucionario Institucional.
El ineficaz Lozano, ha ostentado el cargo del Secretario del Trabajo y Previsión Social en la auto proclamada “Presidencia del empleo”, y lo único que ha empleado en estos años, son tácticas de control de daños ante escándalos, sólo por citar alguno, como el de Zhenli Ye Gon, y el tristemente célebre “copelas o cuello”.
El ineficaz Javier Lozano, es también el artífice de la fulminante y controvertida y discutible jurídicamente extinción de la Compañía de Luz y Fuerza del Centro, en la que terminó medianamente dando marcha atrás sin la conclusión lógica de un proceso de extinción.
Recientemente, Lozano se mostró de cuerpo entero en la tragedia minera de Sabinas, Coahuila: Más preocupado por twittear minuto a minuto, y culpar a su compañero de equipo, el titular de Economía, Bruno Ferrari, que por solventar las causas y raíces, entre ellas las inspecciones a cargo de su dependencia, que fincaron esta tragedia.
En la abortada administración del empleo, Javier Lozano ha sido el administrador del desastre y el designado vocero de las excusas.
En 1980, a confesión del propio Lozano, su maestra de piano le dijo: “Te tengo una mala noticia, no das para ser pianista”. En el ocaso de esta administración el PRI le tiene otra mala noticia: Él no ha dado nunca para tener la estatura de ser Secretario.
En este tenor, Lozano desearía que el PRI rebatiera cada una de sus insostenibles declaraciones, asumiendo la condición de aspirante a la Presidencia. No hay cabida para la ingenuidad, a lo único que aspira Javier Lozano, es a ser mozo de espadas y caballerango de quien verdaderamente cuenta con la bendición Presidencial, para ser candidato del PAN a la Presidencia, que es Ernesto Cordero, quien debemos suponer, ganó la simpatía de Lozano con la tesis de que 6 mil pesos alcanzan para absolutamente todo.
El PRI hace patente que a partir de este día, reforzará los puentes de comunicación institucional a través de sus legisladores y del ejercicio sano de cualquier partido político con las Subsecretarías del Trabajo, Inclusión Laboral, Empleo y Productividad Laboral, así como con la Junta Federal de Conciliación de Arbitraje, toda vez que el titular de la dependencia ha despreciado sistemáticamente, ha dinamitado el diálogo y no ha tendido los puentes constructivos que necesita el país.
La credibilidad de Javier Lozano es la de un personaje que ataca sin denunciar, cobra sin funcionar, y “dizque aspira” con el único objetivo de claudicar y lucrar. México se libró de un músico de quinta y de un político de sexta.
Para el PRI, el panista vergonzante, tránsfuga, desertor y “presunto exquisito” en búsqueda permanente de revancha que caracteriza a Javier Lozano, es irrelevante frente al papel ineficaz, omiso y negligente que ha desempeñado como Secretario del Trabajo.
Por eso, Javier Lozano deja de ser un interlocutor válido e importante para este partido que es serio y que construye acuerdos por México.
Por nuestra parte, el Comité Ejecutivo Nacional nos vemos obligados a reconocer que Javier Lozano ya no existe. No tenemos Secretario del Trabajo y no abonaremos a una agenda personal.
Cierran tambores y trompetas. Hasta aquí el comunicado. Luego lo comentamos.
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