Germán Larrea y canadienses iguales de explotadores

Álvaro Cepeda Neri

Las minas del país, de donde se obtienen los minerales, sobre todo de cobre, oro y plata, están en manos de empresas supuestamente mexicanas, cuyo monopolizador es Germán Larrea, del Grupo México; inversionistas estadounidenses, quienes subrepticiamente se llevan el oro porque nadie de los encargados de controlar su explotación y exportación, vigilan, así que esos estadounidenses directamente, en sus helicópteros lo trasladan a su país. Las mariposas monarca trabajosamente, vuelan de Canadá a México con el propósito de reproducirse en los bosques de Michoacán, donde por descuidos del gobierno federal y estatal, más los Atila de los narcotraficantes, están alterando ese hábitat impidiendo su reproducción. Pero a diferencia de ellas, las empresas canadienses que explotan minas en San Luis Potosí y Chiapas, por ejemplo, tan depredadores como Larrea, van y vienen cómodos en sus aviones.

Y con la complicidad del gobierno federal, se apoderan de minas sin importar que esos terrenos tienen dueño, que, por lo general son pobres mexicanos que no reciben lo que les corresponde por el saqueo de los minerales, salvo el miserable salario que les pagan al contratarlos fuera de la ley. Constantemente son denunciados, pero sus atracos siguen por lo cual los dueños de las minas se han atrevido a cerrarlas con bloqueos que son desbaratados por la policía y el ejército para que los canadienses puedan continuar el robo. Y no hay poder humano que impida ese doble atropello. En Chiapas obtienen barita los empresarios de Canadá con la firma Blackfire, lo que hacen con procedimientos antiguos para que les salga más barato explotar la mina y han generado contaminación del agua originando múltiples enfermedades. Y el “gober” de la publicidad, que imita en esto a Peña Nieto, el tal Sabines, se hace el disimulado para que continúe la despiadada explotación.

El calderonismo, a través de su enloquecido secretario del Trabajo, mantiene un pleito contra el monopolio sindical minero (aunque entre tener que escoger: Lozano Alarcón o Gómez Urrutia, con todo éste sale mejor librado, pero a buena distancia de los zarpazos de Lozano… ¡en el exilio canadiense!). Y es por eso que los mineros se encuentran totalmente desprotegidos. Y los mexicanos dueños de tierras mineras no cuentan con nadie, por lo cual las empresas extranjeras se siguen robando los minerales y, sin límites, abusando de los trabajadores que, por hambre y desempleo… ¡con el presidente del empleo!, aceptan meterse a las minas, como en Pasta de Conchos, donde quedaron sepultados 66 mineros, en una mina de Germán Larrea y quien protegido por Lozano y Calderón se ha burlado de sus familiares, negándose a entregarles sus restos, que reclaman sus esposas, madre se hijos. Canadienses y Larrea con sus socios son iguales: saquean los valiosos minerales; se los roban, pues nadie del gobierno federal los controla, y de paso pisotean los derechos de propiedad y laborales de mexicanos a los que las autoridades ni caso les hacen.

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