Javier Arcadia Galaviz / Cuestión de Debate
No había que esperar más, el momento era el más propicio, pues ese cinco de mayo, fecha histórica en que se conmemoraba la batalla de Puebla, y que a la par el perredismo celebraba también el veintidós aniversario de la creación del Partido de la Revolución Democrática, y aunque estuvieron ausentes sus principales figuras políticas fundadoras, el evento se prestaba para convertirse en un acontecimiento de proyección nacional, por lo que era idónea la oportunidad de lanzar la arenga candente, que hasta ahora estratégicamente había sido guardada, contenida y ocultada bajo la manga, en razón de que se le buscaba la ocasión de mayor efecto mediático, y esa era la coyuntura ideal.
Sí, el evento y el escenario ni mandado hacer, llevado a cabo al pie del recién remodelado Monumento a la Revolución, con su espléndida y lucidora plaza de loseta amarmolada, y que aunque concurrida a menos de la mitad, se apreciaba que la gran mayoría de los asistentes se identificaban con Marcelo Ebrard, o al menos eso simulaban, porque denotaban que eran sus empleados, entre funcionarios y trabajadores del gobierno del Distrito Federal, y que como al más viejo y rancio estilo priista, seguro es que habían sido sacados de sus oficinas o al menos de su día de asueto, para ser llevados a la celebración del aniversario de la fundación de un partido con el que quizá ni simpatizan ni mucho menos militan en él, pero el caso era apoyar a Marcelo, arroparlo, hacer sentir artificiosamente que es muy popular, que tiene infinidad de seguidores que simpatizan con él, con las infaltables e inducidas vivas hacía él y hasta los gritos a todo pulmón, hasta desgañitarse, de expresiones tales, como: ¡Presidente! ¡Presidente! ¡Presidente!
Hay de aquel incauto que en medio de ese ambiente de innegable tinte Marcelista se hubiera atrevido tan siquiera a mencionar el nombre de Andrés Manuel López Obrador, porque inequívocamente, por decir lo menos, a silbidos y posiblemente a mentadas no se la hubiera acabado, ya que era un hecho que todo indicaba que Marcelo y nadie más era el dueño absoluto de la circunstancias, de la celebración misma, incluyendo a más de mitad de los dirigentes de ese partido de izquierda ahí presentes en el templete, principalmente de los que provienen de la corriente de los Chuchos. Por eso es que, en ese marco del aniversario del PRD, cuando Marcelo siente que tiene todo el control de los hilos políticos, de forma impositiva y unilateral, sin ningún consenso de por medio, su discurso lo centra en lanzar un llamado, a manera de ultimátum, que tuvo como destinatario único a AMLO, y a nadie más, y es para que éste se someta a los métodos y tiempos que él ya estaba estableciendo con el objeto de que se defina un sólo candidato de la izquierda, y así evitar, supuestamente, que ésta se divida, quien a la vez habrá de contender por la Presidencia de la República en el año de 2012.
Pero en sí qué fue lo que propuso Marcelo para que una izquierda unificada (PRD, PT y Convergencia), elija a sólo un candidato con miras a la elección del año entrante, bueno, pues señaló que habrán de ser dos debates que sostendrán él y AMLO, mismos que se llevarían a cabo en el mes de octubre de este año, y al mes siguiente, es decir, en noviembre, una consulta pública a la ciudadanía para que ésta exprese su preferencia final por uno de los dos aspirantes, ejercicios que desde su perspectiva reflejarían al mejor posicionado.
Para sorpresa de Marcelo la respuesta de AMLO no se hizo esperar, vino de inmediato, a bote pronto, y desde Chiapas, lugar dónde se encontraba en uno más de sus recorridos que realiza por todo el país. Quedó claro que al menos con esto se dio un paso definitivo para construir la candidatura de izquierda, pero habrán de eliminarse ventajas.
No obstante, el cálculo le falló a Marcelo, porque estaba seguro que Andrés Manuel iba a guardar silencio, sin responder a su propuesta, con lo cual generaría que la opinión pública se volcara contra de él al interpretar que rehuía el debate, y de esa manera lo tendría arrinconado contra las cuerdas, circunstancia oportuna para ganarle simpatizantes y seguidores, para luego, sin despeinarse, situarse por arriba en las encuestas.
Para desfortuna de Marcelo no fue así, por el contrario, AMLO al contestarle de inmediato y aceptar su propuesta lo neutralizó en esas primeras intensiones. A pesar de ello, Andrés Manuel tiene que tener mucho cuidado en los términos en que pactaría los debates y la mencionada consulta, ya que aquí es dónde podría estar la trampa, la emboscada política con la que no nada más Marcelo y los Chuchos, sino también el PAN y algunos medios informativos, quisieran excluirlo de la posibilidad de que vuelva a ser candidato en el 2012.
Cierto, de entrada Marcelo se confrontará desde las alturas del ejercicio del poder, porque no está dispuesto a separarse del cargo de Jefe de Gobierno del Distrito Federal, lo cual significa que llevará a su favor las ventajas que esa condición le brindan; es previsible, y Marcelo lo sabe muy bien que independientemente de cómo se desarrollen los debates, los medios harán todo lo posible por destacarlo a él.
En cuanto a la consulta prevista para noviembre próximo, Marcelo pretende que sea una encuesta a nivel nacional, método que Andrés Manuel jamás deberá de aceptar, porque esto también representa una trampa mortífera, ya que es seguro que en estos meses previos a través de las encuestas le irán dando a AMLO mejores resultados mes a mes, pero esto será para el efecto de que se confié, y al llegar la encuesta definitoria, mágicamente le darán el triunfo a Marcelo, circunstancia que ya no se podrá remediar por haberse sometido previamente a este método.
Andrés Manuel lo que tiene que defender y nomás no ceder, es que se haga una elección interna en el PRD, a nivel nacional, donde se puedan revisar y contar los votos, para que de ese proceso salga el candidato único de la izquierda, con esto completaría su faena dando un buen capotazo a una bravía embestida.
Pálida tinta: Tal parece que prevalecerá la necedad, porque en lo que resta del presente sexenio, no habrá ningún cambio relativo a la fallida guerra contra el crimen organizado. Que importan las marchas y protestas de Alejandro Martí; de Isabel Wallas; de María Elena Morera; de Nelson Vargas; las opiniones del “entrometido” español Joaquín Sabina, si él nada más sabe cantar, o la reciente protesta masiva del poeta Javier Sicilia. Nada de esto tiene validez para los Pinos, consecuentemente seguirá el suplicio de ver al país desangrándose, sin que se detenga esa tragedia, y posiblemente el saldo al terminar la administración de Calderón pasará de los 40,000 asesinatos hasta el día de hoy, a la ominosa y horrorizante cifra de los 60,000…………¿ Quien le parecería mejor candidato del PRD para la Jefatura de Gobierno del Distrito Federal en el 2012, entre Armando Quintero Martínez, actual Secretario de Transporte y Vialidad; Mario Delgado, Secretario de Educación Pública , y Martí Batres Gadarrama, Secretario de Desarrollo Social? Los tres obviamente funcionarios del gobierno local de la ciudad México.
No había que esperar más, el momento era el más propicio, pues ese cinco de mayo, fecha histórica en que se conmemoraba la batalla de Puebla, y que a la par el perredismo celebraba también el veintidós aniversario de la creación del Partido de la Revolución Democrática, y aunque estuvieron ausentes sus principales figuras políticas fundadoras, el evento se prestaba para convertirse en un acontecimiento de proyección nacional, por lo que era idónea la oportunidad de lanzar la arenga candente, que hasta ahora estratégicamente había sido guardada, contenida y ocultada bajo la manga, en razón de que se le buscaba la ocasión de mayor efecto mediático, y esa era la coyuntura ideal.
Sí, el evento y el escenario ni mandado hacer, llevado a cabo al pie del recién remodelado Monumento a la Revolución, con su espléndida y lucidora plaza de loseta amarmolada, y que aunque concurrida a menos de la mitad, se apreciaba que la gran mayoría de los asistentes se identificaban con Marcelo Ebrard, o al menos eso simulaban, porque denotaban que eran sus empleados, entre funcionarios y trabajadores del gobierno del Distrito Federal, y que como al más viejo y rancio estilo priista, seguro es que habían sido sacados de sus oficinas o al menos de su día de asueto, para ser llevados a la celebración del aniversario de la fundación de un partido con el que quizá ni simpatizan ni mucho menos militan en él, pero el caso era apoyar a Marcelo, arroparlo, hacer sentir artificiosamente que es muy popular, que tiene infinidad de seguidores que simpatizan con él, con las infaltables e inducidas vivas hacía él y hasta los gritos a todo pulmón, hasta desgañitarse, de expresiones tales, como: ¡Presidente! ¡Presidente! ¡Presidente!
Hay de aquel incauto que en medio de ese ambiente de innegable tinte Marcelista se hubiera atrevido tan siquiera a mencionar el nombre de Andrés Manuel López Obrador, porque inequívocamente, por decir lo menos, a silbidos y posiblemente a mentadas no se la hubiera acabado, ya que era un hecho que todo indicaba que Marcelo y nadie más era el dueño absoluto de la circunstancias, de la celebración misma, incluyendo a más de mitad de los dirigentes de ese partido de izquierda ahí presentes en el templete, principalmente de los que provienen de la corriente de los Chuchos. Por eso es que, en ese marco del aniversario del PRD, cuando Marcelo siente que tiene todo el control de los hilos políticos, de forma impositiva y unilateral, sin ningún consenso de por medio, su discurso lo centra en lanzar un llamado, a manera de ultimátum, que tuvo como destinatario único a AMLO, y a nadie más, y es para que éste se someta a los métodos y tiempos que él ya estaba estableciendo con el objeto de que se defina un sólo candidato de la izquierda, y así evitar, supuestamente, que ésta se divida, quien a la vez habrá de contender por la Presidencia de la República en el año de 2012.
Pero en sí qué fue lo que propuso Marcelo para que una izquierda unificada (PRD, PT y Convergencia), elija a sólo un candidato con miras a la elección del año entrante, bueno, pues señaló que habrán de ser dos debates que sostendrán él y AMLO, mismos que se llevarían a cabo en el mes de octubre de este año, y al mes siguiente, es decir, en noviembre, una consulta pública a la ciudadanía para que ésta exprese su preferencia final por uno de los dos aspirantes, ejercicios que desde su perspectiva reflejarían al mejor posicionado.
Para sorpresa de Marcelo la respuesta de AMLO no se hizo esperar, vino de inmediato, a bote pronto, y desde Chiapas, lugar dónde se encontraba en uno más de sus recorridos que realiza por todo el país. Quedó claro que al menos con esto se dio un paso definitivo para construir la candidatura de izquierda, pero habrán de eliminarse ventajas.
No obstante, el cálculo le falló a Marcelo, porque estaba seguro que Andrés Manuel iba a guardar silencio, sin responder a su propuesta, con lo cual generaría que la opinión pública se volcara contra de él al interpretar que rehuía el debate, y de esa manera lo tendría arrinconado contra las cuerdas, circunstancia oportuna para ganarle simpatizantes y seguidores, para luego, sin despeinarse, situarse por arriba en las encuestas.
Para desfortuna de Marcelo no fue así, por el contrario, AMLO al contestarle de inmediato y aceptar su propuesta lo neutralizó en esas primeras intensiones. A pesar de ello, Andrés Manuel tiene que tener mucho cuidado en los términos en que pactaría los debates y la mencionada consulta, ya que aquí es dónde podría estar la trampa, la emboscada política con la que no nada más Marcelo y los Chuchos, sino también el PAN y algunos medios informativos, quisieran excluirlo de la posibilidad de que vuelva a ser candidato en el 2012.
Cierto, de entrada Marcelo se confrontará desde las alturas del ejercicio del poder, porque no está dispuesto a separarse del cargo de Jefe de Gobierno del Distrito Federal, lo cual significa que llevará a su favor las ventajas que esa condición le brindan; es previsible, y Marcelo lo sabe muy bien que independientemente de cómo se desarrollen los debates, los medios harán todo lo posible por destacarlo a él.
En cuanto a la consulta prevista para noviembre próximo, Marcelo pretende que sea una encuesta a nivel nacional, método que Andrés Manuel jamás deberá de aceptar, porque esto también representa una trampa mortífera, ya que es seguro que en estos meses previos a través de las encuestas le irán dando a AMLO mejores resultados mes a mes, pero esto será para el efecto de que se confié, y al llegar la encuesta definitoria, mágicamente le darán el triunfo a Marcelo, circunstancia que ya no se podrá remediar por haberse sometido previamente a este método.
Andrés Manuel lo que tiene que defender y nomás no ceder, es que se haga una elección interna en el PRD, a nivel nacional, donde se puedan revisar y contar los votos, para que de ese proceso salga el candidato único de la izquierda, con esto completaría su faena dando un buen capotazo a una bravía embestida.
Pálida tinta: Tal parece que prevalecerá la necedad, porque en lo que resta del presente sexenio, no habrá ningún cambio relativo a la fallida guerra contra el crimen organizado. Que importan las marchas y protestas de Alejandro Martí; de Isabel Wallas; de María Elena Morera; de Nelson Vargas; las opiniones del “entrometido” español Joaquín Sabina, si él nada más sabe cantar, o la reciente protesta masiva del poeta Javier Sicilia. Nada de esto tiene validez para los Pinos, consecuentemente seguirá el suplicio de ver al país desangrándose, sin que se detenga esa tragedia, y posiblemente el saldo al terminar la administración de Calderón pasará de los 40,000 asesinatos hasta el día de hoy, a la ominosa y horrorizante cifra de los 60,000…………¿ Quien le parecería mejor candidato del PRD para la Jefatura de Gobierno del Distrito Federal en el 2012, entre Armando Quintero Martínez, actual Secretario de Transporte y Vialidad; Mario Delgado, Secretario de Educación Pública , y Martí Batres Gadarrama, Secretario de Desarrollo Social? Los tres obviamente funcionarios del gobierno local de la ciudad México.
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