El DF, objetivo

Un buscapiés tricolor
El DF, objetivo
Diferencias insalvables

Miguel Ángel Velázquez / Ciudad Perdida


Los apóstoles de la nostalgia, que viven entristecidos por las dichas que aquel régimen les dio y quieren recuperarlo a como dé lugar, han soltado la especie de que el triunfo del PRI en esta ciudad es casi inevitable, y apoyan su dicho en una serie de encuestas que no dan como triunfador al priísmo, pero sí lo acercan a cinco o cuatro puntos del PRD.

En 14 años de gobiernos de izquierda, sin duda se sufre un desgaste propio del ejercicio del poder continuado, y de pronto parece que ya no existen, dentro de los esquemas de gobierno, fórmulas que regeneren las expectativas del elector, pero eso parece que aún no sucede totalmente en la ciudad de México.

Y eso de que el PRI será la salvación parece estar lejos de la realidad. Hasta ahora quien se supone más fuerte para destronar al PRD es Beatriz Paredes, quien ya naufragó como candidata al GDF. Y sí, la lideresa tlaxcalteca es la que, desde las cúpulas priístas, se ha visto impulsada para contender por el cargo.

Nadie puede dudar de las cualidades de la ex dirigente nacional de ese partido para ejercer la política, en todos sus términos, pero a estas alturas parece que eso no es suficiente. La situación del Revolucionario Institucional en la capital es, por decir lo menos, delicada; el abandono a que se ha sometido a su militancia es más que obvio, y en la contienda electoral lo que casi nunca sucede son los milagros.

Sí, Beatriz Paredes es la figura con más reconocimiento. Se la mira en la tele, en los cartelones; se sabe de ella por las entrevistas que concede, por su postura respecto de algunos problemas del país, pero en persona, aquí en el DF, pocos la han visto, y en el caso de los problemas que atribulan a los habitantes de la ciudad, cero. Pocos o nadie recuerdan sus acciones en favor de la metrópoli que pretende gobernar.

Es en el mismo PRI donde las cosas no van bien. Las muy viejas rencillas, las diferencias entre Paredes y Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre no tienen remedio. El PRI está más que dividido, y la diferencia es clara. Las cúpulas, las mujeres y los hombres de las curules, los que dictan los acuerdos y reparten el pastel, están del lado de Paredes. Del otro lado, se mire como se quiera, para bien o para mal, el único que ha seguido alimentando a las bases priístas es Gutiérrez de la Torre.

Este personaje, que pase lo que suceda no abandonará al PRI, será quien señale el camino a los seguidores de esa organización en el DF, y como se dice entre ellos, en caso de que no se acepte su candidatura al gobierno de la ciudad, dejará a la militancia que vote libremente, o lo que es lo mismo, lo que aún queda de estructura de ese partido tomaría otro camino, que no es el de Beatriz Paredes, y con los de las curules y los puestos burocráticos no le va a alcanzar a la lideresa.

Hay quienes aseguran que ya se ha intentado hallar un arreglo entre Paredes y Gutiérrez, pero todo ha sido fracaso. El mismo presidente del PRI, Humberto Moreira, ha tratado, infructuosamente, de hacer coincidir a los dos aspirantes, pero ninguno está de acuerdo en ceder frente al otro.

El miedo que se tiene a las reacciones, regularmente violentas, de Gutiérrez de la Torre, hace pensar que ese PRI al que muchos le auguran un buen triunfo en el DF no estará en condiciones ni siquiera de dar una buena pelea. Las diferencias son insalvables.

De pasadita

Para que nadie dude del odio que el PAN tiene por los habitantes del DF, ahí les va la última de la que nos enteramos. Resulta que los azules no tienen confianza en que quienes se mencionan para competir por la ciudad de México logren remontar la pésima imagen que se tiene del ejercicio, primero de Fox, y ahora el terrible desastre de Felipe Calderón. Así, han empezado a descartar a Luege, a Cuevas y hasta al mismo Demetrio Sodi, que según ellos es el mejor posicionado.

Entonces, como de lo que se trata es de dañar al DF, y como hay candidatos a la Presidencia de la República que deberán abandonar sus aspiraciones porque no pintan, se les ha ocurrido que Alonso Lujambio se convierta en su representante en la próxima elección para jefe de Gobierno de la capital. ¿Por qué tanto odio?

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