El cambio contra la simulación en el país inicia en las universidades: Esther Orozco

Isaac Torres Cruz

A la rectora Esther Orozco no le preocupa ni ocupa demasiado que sectores de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM) pidan su renuncia; la doctora ha hecho de conocimiento público los lastres que han impedido a esta casa de estudios consolidarse institucionalmente, lo que ha provocado tensiones con grupos que critican el acto como una afrenta hacia la universidad y su comunidad.

Ayer se llevó a cabo la octava sesión extraordinaria del Consejo Universitario, donde la rectora expuso el estudio “Evaluación del aprovechamiento académico y el avance de los estudiantes de licenciatura de la UACM”, el cual señala que la permanencia de alrededor de la mitad de los estudiantes de la institución tienen una permanencia mayor al período suficiente para cursar su carrera una vez y algunos tienen hasta 2.5 períodos.

Lo anterior bajo el contexto de que a casi de cumplir una década de creación, la UACM ha titulado a alrededor de un centenar de estudiantes, de una comunidad de 14 mil en el que cerca de 4 mil 500 no cuentan con un solo crédito aprobado.

La rectora es enfática, no se trata de descalificar a los planteles, lo que está fallando es la estructura de la universidad, por lo que necesita un cambio que facilite el tránsito de los estudiantes por sus instalaciones, de situarlos en el centro de la acción universitaria.

¿Qué cambios? Orozco Orozco explica a los medios, no sin antes lamentar de nuevo el lento tránsito de los alumnos, con todas sus vertientes y matices en el modelo académico de la institución: “necesitamos que caminen con mayor rapidez para que abran paso a los que vienen atrás.

“Es doloroso que un porcentaje alto de estudiantes venga a la universidad con el interés de preparase y que no les respondamos como se debe. La universidad no les da las condiciones: laboratorios, horarios adecuados, cursos complementarios, bibliotecas adecuadas, software… Cuando tenga esto, entonces la universidad tendrá condiciones de exigir excelencia en sus estudiantes”.

Administrativamente, acota, los cambios se deben manifestar como una reivindicación de la congruencia de las tareas centrales de la institución: docencia, investigación y vinculación, no obstante no es así.

ACADÉMICOS. Durante su exposición recordó que el presupuesto de la institución se consume en el pago de la nómina casi en su totalidad (el sueldo bruto de los profesores asciende a 39 mil 870 pesos mensuales, sin diferencias por preparación o experiencia y en el que algunos no tienen ni siquiera licenciatura). Empero, no todos los profesores cubren a cabalidad sus horarios de clase, además de que “un número importante” de éstos trabajan otros tiempos completos en otras instituciones, lo que contraviene los estatutos de la institución.

“Si los profesores fallan es porque hace falta la normatividad y estructura para que todos cumplan su trabajo, pero de aquí en adelante el presupuesto no puede ser sólo para contratar más profesores, sino debe derivarse a las otras tareas sustantivas de la universidad”.

La evidencia en la falta de eficiencia de la universidad ha calado a sectores de la misma, quienes piden la destitución de la rectora. Existe una comisión del CU en curso que analiza el tema, sin embargo ella explica la dificultad legal para que sea viable, toda vez que no ha incumplido su labor o vulnerado la vida de la UACM.

NO MÁS APARIENCIAS. La universidad ha llegado a una década, dice, para sumarse en contra de uno de los principales problemas del país, la simulación. “Vivimos en una sociedad donde la clase política se sostiene sobre la simulación, guardando los datos debajo de la mesa y sacarlos sólo los que le convienen. El cambio en contra de ésta tiene que empezar en las universidades. Ninguna de ellas puede dejar de dar la cara frente a sus datos, y sí, son duros y dolorosos pero no hay otra manera de parar el paso. Esta universidad ya cumplió ese paso para dar el segundo en la siguiente década, tiene un diagnóstico de la situación de sus estudiantes, cierto, que necesita enriquecerse más con las opiniones de la universidad”.

Y reitera que “no”, no renunciará frente a las presiones, no las desoye, pero enfatiza que trabaja en proyectos a largo plazo para la institución que la ocupan más.

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