Jenaro Villamil
Si de mostrar el músculo se trataba, en el arranque de la "madre de todas las campañas electorales" el PRD ganó el primer round al PAN y al PRI en la ceremonia de las fotos en el Estado de México.
Alejandro Encinas logró la unidad escenográfica de sus principales liderazgos, pese a la disputa tras bambalinas, en tanto que el PAN dejó claro que ni su dirigente nacional está dispuesto a apoyar a Luis Felipe Bravo Mena, y en el PRI las ausencias pesaron más que las presencias en el mitin de Eruviel Ávila, un hijo no deseado de la dinastía Atlacomulco.
La "nota" fotográfica del mitin de Ecatepec fue, sin duda, la presencia de los dos candidatos presidenciales más votados en la historia de la izquierda mexicana: Cuauhtémoc Cárdenas, quien no se aparecía desde hace más de una década, al lado de Andrés Manuel López Obrador.
Ambos documentaron un fraude electoral en su contra. Ambos gobernaron el Distrito Federal. Y a ambos las rutas de la disputa electoral los separaron, en medio de fracturas que alcanzaron niveles de disputa marital entre sus equipos y seguidores.
En la foto, junto a Cárdenas y AMLO, el tercero en el escenario del 2012: Marcelo Ebrard, jefe de Gobierno capitalino, ex colaborador de López Obrador e impulsor efímero de una alianza con el PAN.
La felicidad que refleja Encinas en la imagen es indudable por partida triple: es el único de las tres figuras que no militó en el PRI y colaboró con ellos de manera destacada; en lugar de aparecer al lado de los panistas, el ex candidato a gobernador en 1993 logró que ahora lo apadrinaran las figuras más destacadas en la historia reciente del perredismo, y en los territorios de Eruviel demostró que se puede convocar lo mismo a la nomenklatura que a las bases de la izquierda.
Es inevitable recordar que hasta 2009 el PRD gobernaba Ecatepec, pero sus divisiones y errores contribuyeron al retorno del PRI con Eruviel Ávila al gobierno del municipio más poblado del país.
¿Unidad escenográfica? ¿Juntos, pero distantes? En el caso del PRD --y de cualquier partido político-- no es poca cosa lograr esta conjunción de personalidades. Es la imagen que dice mucho más que miles de spots. El PRI, hasta ahora, no ha logrado siquiera una fotografía con Carlos Salinas y Ernesto Zedillo, juntos, y en el PAN ya vimos que a donde acuda Santiago Creel se ausentará Gustavo Madero.
Lo fotografía del PRI evoca más el inicio de una precampaña presidencial que una contienda para gobernador: no fue Eruviel Ávila el protagonista, sino Humberto Moreira, el dirigente nacional priista que ya acapara reflectores, versiones estenográficas y polémicas, de manera más destacada que el propio Enrique Peña Nieto.
Lógica la ausencia de Peña Nieto para guardar las apariencias, las ausencias de dos ex gobernadores demostraron que la unidad no es un platillo que se coma fácilmente en el Estado de México. Ni Arturo Montiel ni Alfredo del Mazo González estuvieron presentes en el mitin con Eruviel Ávila. Ambos ex gobernadores, ambos pertenecientes a la dinastía Atlacomulco, pero con cargas simbólicas diferentes.
El primero, Arturo Montiel, pretende resurgir de las cenizas de sus escándalos de corrupción, pero todo indica que lo mantendrán en el clóset político para no afectar a su sucesor y sobrino. El segundo, Alfredo del Mazo González, ha insistido tanto que apoyará a Eruviel Ávila en aras de la "unidad y la disciplina", que su ausencia sólo confirmó lo que todo mundo sabe en Atlacomulco: al perder su hijo –el alcalde de Huixquilucan– la nominación priista, perdió también la gracia del grupo que durante décadas ha dominado la real politik y los negocios en el Estado de México.
La foto más triste y desangelada, por la ausencia de las masas, del confeti y de las evocaciones míticas, es la de Luis Felipe Bravo Mena. Ex candidato a gobernador en 1993 –como Alejandro Encinas–, ex dirigente nacional de su partido, ex secretario privado de Felipe Calderón, sólo estuvo acompañado por Santiago Creel, senador y precandidato presidencial mejor posicionado en las encuestas, a pesar del propio Calderón.
La ausencia de Gustavo Madero, dirigente nacional del PAN, sólo acentuó la orfandad de una candidatura que originalmente se construyó desde Los Pinos para fracturar a la izquierda perredista y al priismo mexiquense, con la idea de replicar el "fenómeno Malova" en los territorios del dominio tricolor. Calderón perdió esa batalla y también algunos de quienes acompañaron a Alejandro Encinas en su primer round fotográfico.
La ceremonia de las fotos dio inicio a sólo 45 días de campaña formal, en medio de cinco años de dispendiosa precampaña presidencial de Peña Nieto. Ahora en el palacio de Toluca comienzan a evaluar que hay imágenes que pueden más que millones de pesos en spots.
Si de mostrar el músculo se trataba, en el arranque de la "madre de todas las campañas electorales" el PRD ganó el primer round al PAN y al PRI en la ceremonia de las fotos en el Estado de México.
Alejandro Encinas logró la unidad escenográfica de sus principales liderazgos, pese a la disputa tras bambalinas, en tanto que el PAN dejó claro que ni su dirigente nacional está dispuesto a apoyar a Luis Felipe Bravo Mena, y en el PRI las ausencias pesaron más que las presencias en el mitin de Eruviel Ávila, un hijo no deseado de la dinastía Atlacomulco.
La "nota" fotográfica del mitin de Ecatepec fue, sin duda, la presencia de los dos candidatos presidenciales más votados en la historia de la izquierda mexicana: Cuauhtémoc Cárdenas, quien no se aparecía desde hace más de una década, al lado de Andrés Manuel López Obrador.
Ambos documentaron un fraude electoral en su contra. Ambos gobernaron el Distrito Federal. Y a ambos las rutas de la disputa electoral los separaron, en medio de fracturas que alcanzaron niveles de disputa marital entre sus equipos y seguidores.
En la foto, junto a Cárdenas y AMLO, el tercero en el escenario del 2012: Marcelo Ebrard, jefe de Gobierno capitalino, ex colaborador de López Obrador e impulsor efímero de una alianza con el PAN.
La felicidad que refleja Encinas en la imagen es indudable por partida triple: es el único de las tres figuras que no militó en el PRI y colaboró con ellos de manera destacada; en lugar de aparecer al lado de los panistas, el ex candidato a gobernador en 1993 logró que ahora lo apadrinaran las figuras más destacadas en la historia reciente del perredismo, y en los territorios de Eruviel demostró que se puede convocar lo mismo a la nomenklatura que a las bases de la izquierda.
Es inevitable recordar que hasta 2009 el PRD gobernaba Ecatepec, pero sus divisiones y errores contribuyeron al retorno del PRI con Eruviel Ávila al gobierno del municipio más poblado del país.
¿Unidad escenográfica? ¿Juntos, pero distantes? En el caso del PRD --y de cualquier partido político-- no es poca cosa lograr esta conjunción de personalidades. Es la imagen que dice mucho más que miles de spots. El PRI, hasta ahora, no ha logrado siquiera una fotografía con Carlos Salinas y Ernesto Zedillo, juntos, y en el PAN ya vimos que a donde acuda Santiago Creel se ausentará Gustavo Madero.
Lo fotografía del PRI evoca más el inicio de una precampaña presidencial que una contienda para gobernador: no fue Eruviel Ávila el protagonista, sino Humberto Moreira, el dirigente nacional priista que ya acapara reflectores, versiones estenográficas y polémicas, de manera más destacada que el propio Enrique Peña Nieto.
Lógica la ausencia de Peña Nieto para guardar las apariencias, las ausencias de dos ex gobernadores demostraron que la unidad no es un platillo que se coma fácilmente en el Estado de México. Ni Arturo Montiel ni Alfredo del Mazo González estuvieron presentes en el mitin con Eruviel Ávila. Ambos ex gobernadores, ambos pertenecientes a la dinastía Atlacomulco, pero con cargas simbólicas diferentes.
El primero, Arturo Montiel, pretende resurgir de las cenizas de sus escándalos de corrupción, pero todo indica que lo mantendrán en el clóset político para no afectar a su sucesor y sobrino. El segundo, Alfredo del Mazo González, ha insistido tanto que apoyará a Eruviel Ávila en aras de la "unidad y la disciplina", que su ausencia sólo confirmó lo que todo mundo sabe en Atlacomulco: al perder su hijo –el alcalde de Huixquilucan– la nominación priista, perdió también la gracia del grupo que durante décadas ha dominado la real politik y los negocios en el Estado de México.
La foto más triste y desangelada, por la ausencia de las masas, del confeti y de las evocaciones míticas, es la de Luis Felipe Bravo Mena. Ex candidato a gobernador en 1993 –como Alejandro Encinas–, ex dirigente nacional de su partido, ex secretario privado de Felipe Calderón, sólo estuvo acompañado por Santiago Creel, senador y precandidato presidencial mejor posicionado en las encuestas, a pesar del propio Calderón.
La ausencia de Gustavo Madero, dirigente nacional del PAN, sólo acentuó la orfandad de una candidatura que originalmente se construyó desde Los Pinos para fracturar a la izquierda perredista y al priismo mexiquense, con la idea de replicar el "fenómeno Malova" en los territorios del dominio tricolor. Calderón perdió esa batalla y también algunos de quienes acompañaron a Alejandro Encinas en su primer round fotográfico.
La ceremonia de las fotos dio inicio a sólo 45 días de campaña formal, en medio de cinco años de dispendiosa precampaña presidencial de Peña Nieto. Ahora en el palacio de Toluca comienzan a evaluar que hay imágenes que pueden más que millones de pesos en spots.
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