Pedro Echeverría V.
1. Cuando estuve en Cuba una semana del llamado “período especial”, es decir, cuando la ayuda soviética no llegaba en los años 90, aunándose ello al bloqueo yanqui impuesto a la isla desde 1962, me sentí muy mal: no por ver a una Cuba jodida, pobre, pero no tan miserable como los demás pueblos latinoamericanos, africanos y asiáticos. Reflexioné desde entonces en que el socialismo no podría existir mientras no destruyamos al imperialismo, en particular la dominación de los EEUU. Pensé que el grito socialista sólo corresponde a un ideal, a un deseo, a una voluntad; que el capitalismo era tan poderoso (a pesar de sus crisis) que tuvo la fuerza de enterrar a la URSS, a los Países del bloque oriental europeo, a China y cercar en la isla caribeña a Cuba. Que nuestros gritos antiimperialistas de los sesenta nos enraizaron, pero el imperio siguió invadiendo y destruyéndonos.
2. Al ser pensador global podría decir que nunca me he entretenido en culpar a personas acerca de lo que sucede en el mundo y los respectivos países: si puedo demostrar que Bush y Obama son simples títeres de los fabricantes de armas, de los magnates petroleros, de la estructura del Pentágono, exactamente lo mismo pienso de los gobernantes de otros países (Calderón y demás) que no sólo son títeres del gobierno yanqui sino también de la estructura económica y política del capitalismo. Desde hace años, pero particularmente en los últimos 24 meses, llegué a la convicción que Chávez, Morales, Castro, Ortega. Lula, por más que den brincos, griten, se desgañiten, desafortunadamente nada importante podrán hacer por el socialismo que de fin al salariado, sino sólo algunas reformas –incluso vistosas y aplaudidas- que cambien cosas para que todo siga igual.
3. Éramos tan tontos, tan niños, tan idiotas, que llegamos a creer en lo que dijo Jruschov y Breshnev a mediados de los sesenta y que repetían como loros los burócratas de los Partidos Comunistas del Mundo: que “la URSS había construido el socialismo y en pocos años (20?) llegaría al comunismo”. Yo abandoné el PCM en 1965 porque las críticas de los espartaquistas, maoístas, trotskistas, anarquistas, me convencieron más; la URSS, compitiendo con los yanquis en “coexistencia pacífica”, era ya insoportable y los movimientos estudiantiles libertarios de 1968 en el mundo demostraron que esas putas burocracias sólo servían para negociar. Nunca se construyó ningún socialismo en lugar alguno del mundo, mucho menos pensar siquiera en un comunismo que se supone que es una sociedad igualitaria, sin capital y plusvalía, sin Estado y sin gobierno, es decir, autogestiva.
4. Hoy Cuba, después de 50 años de “sacrificios”, de buena voluntad y muchos esfuerzos, parece rendirse, parece decir: no pudimos porque el socialismo sólo puede construirse cuando en todo el mundo sea una política y economía dominante. Cuba, como Marx, parece repetir: lo que hemos estado haciendo son ensayos para encontrar el camino que debe recorrer el ser humano para ser libre y vivir con la felicidad que necesita. Cuba no es el primero ni será el último de los ensayos, ¿pueden pensar un instante en la Comuna de dos o tres meses en París? Pues parece que así tiene que ser la vida de os revolucionarios: unos años en las mazmorras de la burguesía y otros en las calles y las barricadas. Entre tanto otros burgueses y sus intelectuales, gozando de sus privilegios como mercenarios, pero encerrados en las cárceles de la ignominia donde no pueden abrir la boca.
5. ¿Qué camino queda entonces en estos años para nuestra amada Cuba? Pues parece que con Fidel o sin él, con Raúl o con otro, es abrir de par en par las puertas para que los capítalistas, los multimillonarios, las transnacionales, ingresen para regresar a Cuba el la “Perla del Caribe”, en el centro de prostitución yanqui más grande del mundo, o mantener el dominio políticos del Partido Comunista (como en China) y abrir la economía al capitalismo mundial (controlado como en China) Cuna seguramente escogerá el segundo camino porque ha dado muestras en 1968 al apoyar a la URSS en la invasión de Checoslovaquia y al condenar la política de Gorvachov y de Yelsin en lo que llamaron la GLASNOST Y PERESTROIKA. Cuba fue acusada entonces de stalinista, pero demostró que podía evitar que el poder se le vaya de las manos. Esto puede aprovechar ahora.
6. El modelo chino, que no es otra cosa que la construcción de un poderoso capitalismo bajo la dirección del partido comunista, pudiera decirse que no es otra cosa que una nueva vía hacia el socialismo cuya característica básica es destruirlos por medios de la “coexistencia política y la competencia económica”, como Jruschov lo hizo en los tiempos de Kennedy y Johnson. China, con esa política ha logrado ser el país más poderosos y competido frente a los EEUU y le ha estado dando dolores de cabeza. En buena onda se me ocurre que es otra vía, pero muy peligrosa y hasta justificativa. Puta, yo no soy nada de civilizado para comprenderla y olvidar la lucha de clases. Pero ahí está el modelo chino y parece que los cubanos han escogido marchar por eso vía. ¿Por ese hecho debe condenárseles? Yo creo que no, que los cubanos han dado una enorme cuota por 50 años.
7. Me parece que estos problemas del socialismo deberíamos estarlos analizando todo los que nos sentimos revolucionarios; porque en última instancia, ¿por qué luchamos? A mi me vale un carajo si decretan que los viejos, las viudas, los niños tengan una ayuda o si a las mujeres se les respeta uno o dos derechos. La bronca real es otra: si los seres humanos somos tales o una serie de arrastrados tras los que nos ofrecen más o nos dan más. No sólo es un problema de lograr algunas o muchas reformas importantes que en última instancia sirven para renovar o aceitar la máquina de explotación capitalista, sino de buscar las ideas y las fuerzas para destruir esa máquina que lleva más de dos siglos sometiéndonos. Pero si entre las reformas se garantiza la libertad plena para seguir luchando en calles y plazas, bienvenidas sean.
1. Cuando estuve en Cuba una semana del llamado “período especial”, es decir, cuando la ayuda soviética no llegaba en los años 90, aunándose ello al bloqueo yanqui impuesto a la isla desde 1962, me sentí muy mal: no por ver a una Cuba jodida, pobre, pero no tan miserable como los demás pueblos latinoamericanos, africanos y asiáticos. Reflexioné desde entonces en que el socialismo no podría existir mientras no destruyamos al imperialismo, en particular la dominación de los EEUU. Pensé que el grito socialista sólo corresponde a un ideal, a un deseo, a una voluntad; que el capitalismo era tan poderoso (a pesar de sus crisis) que tuvo la fuerza de enterrar a la URSS, a los Países del bloque oriental europeo, a China y cercar en la isla caribeña a Cuba. Que nuestros gritos antiimperialistas de los sesenta nos enraizaron, pero el imperio siguió invadiendo y destruyéndonos.
2. Al ser pensador global podría decir que nunca me he entretenido en culpar a personas acerca de lo que sucede en el mundo y los respectivos países: si puedo demostrar que Bush y Obama son simples títeres de los fabricantes de armas, de los magnates petroleros, de la estructura del Pentágono, exactamente lo mismo pienso de los gobernantes de otros países (Calderón y demás) que no sólo son títeres del gobierno yanqui sino también de la estructura económica y política del capitalismo. Desde hace años, pero particularmente en los últimos 24 meses, llegué a la convicción que Chávez, Morales, Castro, Ortega. Lula, por más que den brincos, griten, se desgañiten, desafortunadamente nada importante podrán hacer por el socialismo que de fin al salariado, sino sólo algunas reformas –incluso vistosas y aplaudidas- que cambien cosas para que todo siga igual.
3. Éramos tan tontos, tan niños, tan idiotas, que llegamos a creer en lo que dijo Jruschov y Breshnev a mediados de los sesenta y que repetían como loros los burócratas de los Partidos Comunistas del Mundo: que “la URSS había construido el socialismo y en pocos años (20?) llegaría al comunismo”. Yo abandoné el PCM en 1965 porque las críticas de los espartaquistas, maoístas, trotskistas, anarquistas, me convencieron más; la URSS, compitiendo con los yanquis en “coexistencia pacífica”, era ya insoportable y los movimientos estudiantiles libertarios de 1968 en el mundo demostraron que esas putas burocracias sólo servían para negociar. Nunca se construyó ningún socialismo en lugar alguno del mundo, mucho menos pensar siquiera en un comunismo que se supone que es una sociedad igualitaria, sin capital y plusvalía, sin Estado y sin gobierno, es decir, autogestiva.
4. Hoy Cuba, después de 50 años de “sacrificios”, de buena voluntad y muchos esfuerzos, parece rendirse, parece decir: no pudimos porque el socialismo sólo puede construirse cuando en todo el mundo sea una política y economía dominante. Cuba, como Marx, parece repetir: lo que hemos estado haciendo son ensayos para encontrar el camino que debe recorrer el ser humano para ser libre y vivir con la felicidad que necesita. Cuba no es el primero ni será el último de los ensayos, ¿pueden pensar un instante en la Comuna de dos o tres meses en París? Pues parece que así tiene que ser la vida de os revolucionarios: unos años en las mazmorras de la burguesía y otros en las calles y las barricadas. Entre tanto otros burgueses y sus intelectuales, gozando de sus privilegios como mercenarios, pero encerrados en las cárceles de la ignominia donde no pueden abrir la boca.
5. ¿Qué camino queda entonces en estos años para nuestra amada Cuba? Pues parece que con Fidel o sin él, con Raúl o con otro, es abrir de par en par las puertas para que los capítalistas, los multimillonarios, las transnacionales, ingresen para regresar a Cuba el la “Perla del Caribe”, en el centro de prostitución yanqui más grande del mundo, o mantener el dominio políticos del Partido Comunista (como en China) y abrir la economía al capitalismo mundial (controlado como en China) Cuna seguramente escogerá el segundo camino porque ha dado muestras en 1968 al apoyar a la URSS en la invasión de Checoslovaquia y al condenar la política de Gorvachov y de Yelsin en lo que llamaron la GLASNOST Y PERESTROIKA. Cuba fue acusada entonces de stalinista, pero demostró que podía evitar que el poder se le vaya de las manos. Esto puede aprovechar ahora.
6. El modelo chino, que no es otra cosa que la construcción de un poderoso capitalismo bajo la dirección del partido comunista, pudiera decirse que no es otra cosa que una nueva vía hacia el socialismo cuya característica básica es destruirlos por medios de la “coexistencia política y la competencia económica”, como Jruschov lo hizo en los tiempos de Kennedy y Johnson. China, con esa política ha logrado ser el país más poderosos y competido frente a los EEUU y le ha estado dando dolores de cabeza. En buena onda se me ocurre que es otra vía, pero muy peligrosa y hasta justificativa. Puta, yo no soy nada de civilizado para comprenderla y olvidar la lucha de clases. Pero ahí está el modelo chino y parece que los cubanos han escogido marchar por eso vía. ¿Por ese hecho debe condenárseles? Yo creo que no, que los cubanos han dado una enorme cuota por 50 años.
7. Me parece que estos problemas del socialismo deberíamos estarlos analizando todo los que nos sentimos revolucionarios; porque en última instancia, ¿por qué luchamos? A mi me vale un carajo si decretan que los viejos, las viudas, los niños tengan una ayuda o si a las mujeres se les respeta uno o dos derechos. La bronca real es otra: si los seres humanos somos tales o una serie de arrastrados tras los que nos ofrecen más o nos dan más. No sólo es un problema de lograr algunas o muchas reformas importantes que en última instancia sirven para renovar o aceitar la máquina de explotación capitalista, sino de buscar las ideas y las fuerzas para destruir esa máquina que lleva más de dos siglos sometiéndonos. Pero si entre las reformas se garantiza la libertad plena para seguir luchando en calles y plazas, bienvenidas sean.
Comentarios