Blake también patina
Aplaudir, no sancionar
Jalisco: PRD se divide
Precandidatos en el DF
Julio Hernández López / Astillero
Como parte del profundo proceso de desapego a la legalidad que practican las elites gobernantes e incluso algunos intelectuales y comentaristas cercanos a sus intereses, la violación constitucional cometida por Genaro García Luna fue ayer justificada, o cuando menos atenuada, como si a fin de cuentas la aceptación de una medalla colombiana sin autorización del Congreso mexicano fuera un detalle menor, una anécdota perdonable en función de supremos intereses en guerra.
Aun cuando sabido es que su influencia es menor en la práctica de la que legal y usualmente corresponde a la secretaría de Gobernación, Francisco Blake emitió ayer declaraciones que en un sistema político medianamente sano merecerían su inmediata expulsión del cargo. Según el complaciente y fofo criterio político de Blake, los mexicanos no deberían estar pensando en castigar a un funcionario policiaco que se ha pasado por el arco del triunfo una prohibición constitucional que, además, contiene un castigo explícito, la pérdida de la ciudadanía. Tal vez, de acuerdo con Blake, lo que los mexicanos deberíamos estar haciendo es aplaudir a Genaro García Luna, pues dolido, en tono de reproche, el titular de Gobernación dijo: mientras en un país reconocen, en otro no podemos estar pensando en sancionar (pinches mexicanos, sería la secuencia lógica de ese pensamiento blankeador, se fijan en detalles legales anacrónicos en vez de celebrar que en otro país le entregan una especie de Premio Nobel de la ¡Pas, pas! al héroe Genaro).
Alguien que es capaz de violar con pleno conocimiento un ordenamiento constitucional y asumir de facto lo que el poder legislativo de su país no le ha aprobado, no debería seguir al frente de una secretaría que con gran presupuesto y movilización de fuerzas es parte destacada de la producción de muertes y agravios sociales con motivo de una guerra salida de control. Genaro García Luna ha deslegitimado de manera inexcusable su propia función oficial, pues no debería usar la fuerza bajo el pretexto de la legalidad quien la ha violentado a plena conciencia. Pero tampoco debería encargarse de las tareas de gobernabilidad interna quien cree posible que una violación constitucional deba ser perdonada solamente porque el infractor es su compañero de gabinete, y que además establezca su propia jurisprudencia de circunstancias al contraponer, como si tutelaran valores parecidos, el hecho azaroso de una condecoración por entregar con la letra de una Constitución vigente.
La discusión, vale recordarlo, y el que sea procedente, obligatoria, la pérdida de la ciudadanía en el caso del transgresor García Luna, no radica en el premio o reconocimiento en sí, sino en la nula observancia de las magnas reglas establecidas para que un mexicano acepte y porte ese tipo de reconocimientos internacionales. Pero el infractor solidario de Bucareli ha explicado que, bueno, en realidad, pues... aun cuando se había recibido, digamos, la medalla, no la había portado. No sólo complicidad e irresponsabilidad del hombre de Bucareli, sino incluso ignorancia de los hechos, pues le hubiera bastado ver la primera plana de ayer en La Jornada, donde se reprodujo la escena en que la diputada petista Laura Itzel Castillo muestra la imagen exacta de García Luna portando la medalla que obviamente ya había recibido.
La Comisión Permanente del Congreso de la Unión, mientras tanto, negó el permiso a García Luna porque se refería a un hecho consumado y dio vista a la Cámara de Diputados para los efectos a que haya lugar. El PRD empuja la idea del juicio político pero el PRI calcula que afectaría su imagen golpear al emblema de la guerra contra el narcotráfico y el PAN inventa pretextos para tratar de salvar la cara (y a los funcionarios de su deficitario gabinete).
Astillas
El precandidato de izquierda al gobierno de Jalisco con mayor visibilidad y probable jalón ciudadano, Enrique Alfaro, ha renunciado al PRD luego que el grupo que controla a la Universidad de Guadalajara, el padillismo, se quedó con la presidencia y la secretaría general del sol azteca en el estado, cerrando las puertas a Alfaro, actual presidente del municipio de Tlajomulco, conurbado con Guadalajara, que sin embargo persistirá en la búsqueda de relevar al panista Emilio González Márquez aunque sea bajo las siglas de otros partidos, que bien podrían ser el PT y Convergencia, pues Alfaro cuenta con la simpatía de mandos pejistas nacionales, o con el PRI del que ya fue parte y que ahora busca fórmulas frescas tratando de regresar al poder en aquella entidad. La salida del alcalde Alfaro es finalmente un resultado de los acuerdos entre el chuchismo nacional y el padillismo jalisciense, que crearon condiciones de exclusión y no se esforzaron en darle representación y esperanza de viabilidad a quien ahora ha renunciado junto con tres presidentes municipales más... Carlos Navarrete ha formalizado su anunciada disposición a ser candidato del sol azteca a gobernar la ciudad de México. Miembro destacado del chuchismo, aliado pleno de Manlio Fabio Beltrones en el Senado y presunto beneficiario de alianzas internas con el ebrardismo, Navarrete se agrega a la lista de aspirantes que integran Mario Delgado como una suerte de candidato oficial del marcelismo (carta poco consolidada, que el jefe de gobierno podría desechar sin mayor problema, en aras de negociaciones que le fueran redituables a él, ME); Martí Batres, como una expresión de la izquierda social capitalina, no sólo porque así se llame la corriente que encabeza sino por la base que ha ido construyendo desde Desarrollo Social; Alejandra Barrales, con apoyo también de Ebrard, y Ricardo Monreal como propuesta aún no definitiva pero sí muy labrada del lopezobradorismo en busca de una candidatura tripartidista (PRD, PT y Convergencia)... Y, mientras Bravo Mena declina en su campaña (es decir, que no remonta), ¡hasta mañana, con el IFE haciendo piruetas para aparentar que ejerce el poder electoral!
Aplaudir, no sancionar
Jalisco: PRD se divide
Precandidatos en el DF
Julio Hernández López / Astillero
Como parte del profundo proceso de desapego a la legalidad que practican las elites gobernantes e incluso algunos intelectuales y comentaristas cercanos a sus intereses, la violación constitucional cometida por Genaro García Luna fue ayer justificada, o cuando menos atenuada, como si a fin de cuentas la aceptación de una medalla colombiana sin autorización del Congreso mexicano fuera un detalle menor, una anécdota perdonable en función de supremos intereses en guerra.
Aun cuando sabido es que su influencia es menor en la práctica de la que legal y usualmente corresponde a la secretaría de Gobernación, Francisco Blake emitió ayer declaraciones que en un sistema político medianamente sano merecerían su inmediata expulsión del cargo. Según el complaciente y fofo criterio político de Blake, los mexicanos no deberían estar pensando en castigar a un funcionario policiaco que se ha pasado por el arco del triunfo una prohibición constitucional que, además, contiene un castigo explícito, la pérdida de la ciudadanía. Tal vez, de acuerdo con Blake, lo que los mexicanos deberíamos estar haciendo es aplaudir a Genaro García Luna, pues dolido, en tono de reproche, el titular de Gobernación dijo: mientras en un país reconocen, en otro no podemos estar pensando en sancionar (pinches mexicanos, sería la secuencia lógica de ese pensamiento blankeador, se fijan en detalles legales anacrónicos en vez de celebrar que en otro país le entregan una especie de Premio Nobel de la ¡Pas, pas! al héroe Genaro).
Alguien que es capaz de violar con pleno conocimiento un ordenamiento constitucional y asumir de facto lo que el poder legislativo de su país no le ha aprobado, no debería seguir al frente de una secretaría que con gran presupuesto y movilización de fuerzas es parte destacada de la producción de muertes y agravios sociales con motivo de una guerra salida de control. Genaro García Luna ha deslegitimado de manera inexcusable su propia función oficial, pues no debería usar la fuerza bajo el pretexto de la legalidad quien la ha violentado a plena conciencia. Pero tampoco debería encargarse de las tareas de gobernabilidad interna quien cree posible que una violación constitucional deba ser perdonada solamente porque el infractor es su compañero de gabinete, y que además establezca su propia jurisprudencia de circunstancias al contraponer, como si tutelaran valores parecidos, el hecho azaroso de una condecoración por entregar con la letra de una Constitución vigente.
La discusión, vale recordarlo, y el que sea procedente, obligatoria, la pérdida de la ciudadanía en el caso del transgresor García Luna, no radica en el premio o reconocimiento en sí, sino en la nula observancia de las magnas reglas establecidas para que un mexicano acepte y porte ese tipo de reconocimientos internacionales. Pero el infractor solidario de Bucareli ha explicado que, bueno, en realidad, pues... aun cuando se había recibido, digamos, la medalla, no la había portado. No sólo complicidad e irresponsabilidad del hombre de Bucareli, sino incluso ignorancia de los hechos, pues le hubiera bastado ver la primera plana de ayer en La Jornada, donde se reprodujo la escena en que la diputada petista Laura Itzel Castillo muestra la imagen exacta de García Luna portando la medalla que obviamente ya había recibido.
La Comisión Permanente del Congreso de la Unión, mientras tanto, negó el permiso a García Luna porque se refería a un hecho consumado y dio vista a la Cámara de Diputados para los efectos a que haya lugar. El PRD empuja la idea del juicio político pero el PRI calcula que afectaría su imagen golpear al emblema de la guerra contra el narcotráfico y el PAN inventa pretextos para tratar de salvar la cara (y a los funcionarios de su deficitario gabinete).
Astillas
El precandidato de izquierda al gobierno de Jalisco con mayor visibilidad y probable jalón ciudadano, Enrique Alfaro, ha renunciado al PRD luego que el grupo que controla a la Universidad de Guadalajara, el padillismo, se quedó con la presidencia y la secretaría general del sol azteca en el estado, cerrando las puertas a Alfaro, actual presidente del municipio de Tlajomulco, conurbado con Guadalajara, que sin embargo persistirá en la búsqueda de relevar al panista Emilio González Márquez aunque sea bajo las siglas de otros partidos, que bien podrían ser el PT y Convergencia, pues Alfaro cuenta con la simpatía de mandos pejistas nacionales, o con el PRI del que ya fue parte y que ahora busca fórmulas frescas tratando de regresar al poder en aquella entidad. La salida del alcalde Alfaro es finalmente un resultado de los acuerdos entre el chuchismo nacional y el padillismo jalisciense, que crearon condiciones de exclusión y no se esforzaron en darle representación y esperanza de viabilidad a quien ahora ha renunciado junto con tres presidentes municipales más... Carlos Navarrete ha formalizado su anunciada disposición a ser candidato del sol azteca a gobernar la ciudad de México. Miembro destacado del chuchismo, aliado pleno de Manlio Fabio Beltrones en el Senado y presunto beneficiario de alianzas internas con el ebrardismo, Navarrete se agrega a la lista de aspirantes que integran Mario Delgado como una suerte de candidato oficial del marcelismo (carta poco consolidada, que el jefe de gobierno podría desechar sin mayor problema, en aras de negociaciones que le fueran redituables a él, ME); Martí Batres, como una expresión de la izquierda social capitalina, no sólo porque así se llame la corriente que encabeza sino por la base que ha ido construyendo desde Desarrollo Social; Alejandra Barrales, con apoyo también de Ebrard, y Ricardo Monreal como propuesta aún no definitiva pero sí muy labrada del lopezobradorismo en busca de una candidatura tripartidista (PRD, PT y Convergencia)... Y, mientras Bravo Mena declina en su campaña (es decir, que no remonta), ¡hasta mañana, con el IFE haciendo piruetas para aparentar que ejerce el poder electoral!
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