Ahora, tiros de precisión

Francisco Rodríguez / Índice Político

Javier Sicilia es el “sicario” de muchos de nosotros. Con su palabra y a cambio de su propia tranquilidad tira a matar los vicios, las malas prácticas, la indolencia, ineptitud y a quienes, en el sector público –el oficial, lo mismo que el de las oposiciones-- han conseguido o nada más tolerado que México se bañe en sangre.

Hay 40 mil muertos –inocentes, muchos de ellos-- por la violencia desatada a partir de la guerra que Calderón declarara a tontas y a locas a la narcodelincuencia, sí. También hay más de 10 mil desaparecidos. Pero, además, 900 infantes asesinados, 60 mil huérfanos. Decenas de familias destrozadas. No existen, en cambio, averiguaciones previas, menos aún responsables materiales de este genocidio. Tampoco asistencia ni atención psicológica para las víctimas. Y peor aún, hay una enorme carencia de políticas públicas preventivas –empleos bien remunerados, educación, salud-- con las cuales evitar que la delincuencia sea la única opción para millones de nuestros compatriotas. Con cada vez más recursos económicos, ¿quién sabe a qué se dedica la clase gobernante? ¿En qué los dilapida? ¿Para qué los atesora?

Contra ello fue que el domingo, desde el ombligo cívico mismo del país, el Zócalo, rafagueó nuestro “sicario”. Contra los partidos políticos, para empezar. Contra la simulación de democracia –votos comprados a los pobres y miserables, mercadotecnia cual sustituto de la ideología y los valores, organismos electorales parciales o hasta venales-- que además nos mantiene lejanos de la verdadera política participativa. Contra Estados Unidos… Contra todo lo que se moviera, cual se dice.

Para fortuna de muchos, la metralla oratoria no hizo blanco de los medios de comunicación que, en su mayoría, se han alineado en el bando de lo oficial, a cambio de prebendas, más concesiones y mejores negocios, pero a quienes muchos señalan cual responsables de complicidad, al menos.

Ráfagas de palabras. Y un solo tiro de precisión: la demanda de que el ocupante de Los Pinos cese de su cargo a Genaro García Luna, a quien nuestro “sicario” y buena parte de la sociedad responsabilizan de la sangrienta tragedia cotidiana, al ubicarlo cual proyectista, ejecutor y hasta publicista de las fallidas acciones de la también fallida Administración en esta guerra de la que, sí, en efecto, ya “estamos hasta la madre”.

Apuesta fuerte la de nuestro “sicario”. Una especie de todo o nada. Porque la cabeza de García Luna nunca será entregada por Felipe Calderón. Por el contrario, en la enferma psique del michoacano tal demanda debió haber sido interpretada cual un espaldarazo. Una señal de que ambos están haciendo las cosas bien… aunque todos sepamos que, como en el viejo chiste, conducen en sentido contrario.

Buen tiro de precisión, no obstante. Porque, en efecto, el ocupante de la Secretaría de Seguridad Pública ha creado y desecho cuerpos policiacos sin presentar siquiera una rendición de cuentas --y todavía espera que el Congreso le autorice “la única”--, sin conseguir los mínimos de eficiencia, honestidad y, mucho menos, respeto.

Más que una organización policial, García Luna comanda una gavilla de personajes señalados por sus propios delitos. No sólo está a su lado aquél que señalado, documentalmente, de haber asesinado a un taxista “para ver que se siente” quitar la vida a un ser humano, más recientemente el propio ocupante de la titularidad de la SSPF ha influido para que el nuevo director de la AFI –que él diseñó y operó durante el foxiato-- a Vidal Diazleal Ochoa, cesado de la PFP, en 2007, ante la protesta del entonces Gobernador Eduardo Bours, quien cuestionó la facilidad que tuvieron medio centenar de sicarios para desplazarse 500 kilómetros por carreteras federales sin ser detectados.

No sólo eso. García Luna, a quien aquí he denominado sucesor de Ernesto Alonso en su carácter de “Míster Telenovela” –sus producciones o montajes para los medios electrónicos han sido criticados hasta por el ex presidente formal del PAN, Germán Martínez--, estuvo anoche de manteles largos tras la transmisión del primer capítulo de su teleculebrón “El Equipo”, en el que se hace la apología de los aún no depurados ni eficientes ni honestos –no todos, claro-- elementos de la Policía Federal.

Un tiro de precisión pero, lástima, también fallido.

Nuestro sicario debe hacer otros, muchos otros más tiros de precisión. Debe dar los nombres de quienes en los partidos, en la fallida Administración, en los medios, han impulsado o nada más tolerado estos ríos de sangre que bañan a toda la Nación.
Eso es lo que sigue, pero…

Índice Flamígero: “Sin duda, oportunistas los hay en todos lados. Sin embargo, es evidente que la lucha ciudadana se ha ciudadanizado, valga la redundancia, y entre las filas de las organizaciones civiles nos contamos muchísimos ciudadanos que, sin aspirar a un cargo público, hemos estado trabajando incansables, y en condiciones adversas, para abrir vías de participación para la ciudadanía dentro de un sistema político cerrado y reticente al cambio profundo...”: Nadia L. Orozco, en su blog nadia-mente.blogspot.com.

Comentarios