Francisco Rodríguez / Índice Político
En las últimas horas se han hecho escuchar voces demandando a Felipe Calderón la firma de pactos con la sociedad e incluso con los criminales contra quienes aparentemente libra su guerra. Desde Cuernavaca, actual epicentro de la inconformidad popular en contra de La violencia generada a partir de que el ocupante de Los Pinos optara por esta sangrienta ecuación dizque para legitimarse, Javier Sicilia ha planteado que, ante su terca negativa a variar de estrategias de combate, convoque a un compromiso nacional en cinco ejes: seguridad, drogas, rehacer el tejido social, educación y cultura.
Y para ello hizo llamados al Ejército, a policías y a gobernadores “a ponerle nombre, apellido e historia a los 40 mil mexicanos que han muerto en esta guerra contra el crimen organizado”. Pidió identificar a inocentes e indemnizar a sus familias. A identificar, también, a los jóvenes que son ahora reclutados por los cárteles de la droga, quienes al último también son ejecutados. A los narcotraficantes les solicitó que respondan si están de acuerdo en no seguir matando a ciudadanos, a través de canales de comunicación que ellos mismos tienen establecidos.
Tales emplazamientos, empero, tampoco serán escuchados. Cuando menos en el aspecto social, porque en lo que hace a pactar con la delincuencia, tales compromisos ya tienen rato de haber sido establecidos.
Ya hay pactos, pues. Y no pocos de ellos están documentados.
Está ahí, como gran ejemplo, el respaldado por investigaciones de la periodista y escritora Anabel Hernández, quien cita en su más reciente libro, Los Señores del Narco, cómo fue que el extinto Juan Camilio Mouriño usó a un general del Ejército para buscar un conveniente arreglo –¿impunidad a cambio de millones de dólares?– con quien parece ser el consentido de los panistas, Joaquín “El Chapo” Guzmán. Y por el libertinaje con el que este personaje se mueve y continúa haciendo negocios ilícitos, todo indica que se concretó.
Pactan las fuerzas federales, sí, pero también hay convenios en los planos estatal y municipal. Sobremanera, lo mismo, en el plano internacional.
Porque, ¿puede existir un pacto entre las fallidas administraciones panistas sin el consentimiento o, al menos, el conocimiento de los estadounidenses? Por supuesto que no.
Se habló no ha mucho de una reunión que habría congregado a los principales capos de México, presuntamente celebrada en Aguascalientes, cuando la entidad era administrada precisamente por el PAN. Habrían asistido Ismael “El Mayo” Zambada, Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera, Juan José “El Azul” Esparragoza Moreno, Arturo“El Barbas” Beltrán Leyva, Edgar “La Barbie” Valdez Villarreal y Heriberto“El Lazca” Lazcano Lazcano. De entre ellos, ¿quién sigue libre o vivo? La respuesta es inequívoca.
No habrían asistido a ese encuentro, en el que se buscaba –dicen los enterados– frenar la violencia y reordenar el mercado, ni los Arellano Félix ni los denominados Zetas. Los primeros, porque ya habrían llegado a un pacto con los estadounidenses para satisfacer ordenadamente al voraz mercado de la costa oeste de los EU, y los segundos porque era precisamente en contra de ellos –ex militares que rebasaron los marcos referenciales en los que se daba la actividad– que se establecía un frente común. De todo ello, aseguran, habría estado enterada la fallida Administración de Calderón.
Sí hay pactos con los criminales. Más aún, afirman otras fuentes, en muchos casos hasta por duplicado. Esto es que las dizque autoridades han “vendido” no una sino dos y hasta tres veces lo que ellos llaman plazas –ciudades, regiones, entidades completas— a uno o más cárteles de la droga, lo que por supuesto causa enfrentamientos, cual sucede ahora en Ciudad Juárez donde el grupo delincuencial que por décadas operó ahí, paulatinamente –¿y protegido por policías federales?– es sustituido por el de “El Chapo” Guzmán.
Sí hay pactos con los criminales, don Javier.
Con quienes no existen es con los ciudadanos.
Índice Flamígero: Humberto Moreira, líder formal del PRI, dijo ayer en conferencia de prensa que en el príato “…había mayores decomisos, número uno. No había la violencia que hay en las calles ahora, ¿sí? Había un trabajo de mayor efectividad en esto. Le diría también que había menos consumo que ahora, ¿sí?, también las estadísticas lo señalan.Y le pondría un ejemplo de la efectividad de antes y ahora, cuando el PRI gobernaba ‘El Chapo’ estaba en prisión, ahora que el PAN gobierna ‘El Chapo’ está en las calles. Cuando ellos (los panistas) no pueden explicarnos eso, de por qué antes había decomisos de mayor cuantía, por qué no había esas balaceras y ese terror en el que vivíamos, porque había mayor efectividad y por qué no se tomaba como un tema de estar de spots todos los días, de que detuvieron a fulano y a zutano, de por qué uno de los criminales más buscados estaba en prisión y hoy está libre…”
En las últimas horas se han hecho escuchar voces demandando a Felipe Calderón la firma de pactos con la sociedad e incluso con los criminales contra quienes aparentemente libra su guerra. Desde Cuernavaca, actual epicentro de la inconformidad popular en contra de La violencia generada a partir de que el ocupante de Los Pinos optara por esta sangrienta ecuación dizque para legitimarse, Javier Sicilia ha planteado que, ante su terca negativa a variar de estrategias de combate, convoque a un compromiso nacional en cinco ejes: seguridad, drogas, rehacer el tejido social, educación y cultura.
Y para ello hizo llamados al Ejército, a policías y a gobernadores “a ponerle nombre, apellido e historia a los 40 mil mexicanos que han muerto en esta guerra contra el crimen organizado”. Pidió identificar a inocentes e indemnizar a sus familias. A identificar, también, a los jóvenes que son ahora reclutados por los cárteles de la droga, quienes al último también son ejecutados. A los narcotraficantes les solicitó que respondan si están de acuerdo en no seguir matando a ciudadanos, a través de canales de comunicación que ellos mismos tienen establecidos.
Tales emplazamientos, empero, tampoco serán escuchados. Cuando menos en el aspecto social, porque en lo que hace a pactar con la delincuencia, tales compromisos ya tienen rato de haber sido establecidos.
Ya hay pactos, pues. Y no pocos de ellos están documentados.
Está ahí, como gran ejemplo, el respaldado por investigaciones de la periodista y escritora Anabel Hernández, quien cita en su más reciente libro, Los Señores del Narco, cómo fue que el extinto Juan Camilio Mouriño usó a un general del Ejército para buscar un conveniente arreglo –¿impunidad a cambio de millones de dólares?– con quien parece ser el consentido de los panistas, Joaquín “El Chapo” Guzmán. Y por el libertinaje con el que este personaje se mueve y continúa haciendo negocios ilícitos, todo indica que se concretó.
Pactan las fuerzas federales, sí, pero también hay convenios en los planos estatal y municipal. Sobremanera, lo mismo, en el plano internacional.
Porque, ¿puede existir un pacto entre las fallidas administraciones panistas sin el consentimiento o, al menos, el conocimiento de los estadounidenses? Por supuesto que no.
Se habló no ha mucho de una reunión que habría congregado a los principales capos de México, presuntamente celebrada en Aguascalientes, cuando la entidad era administrada precisamente por el PAN. Habrían asistido Ismael “El Mayo” Zambada, Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera, Juan José “El Azul” Esparragoza Moreno, Arturo“El Barbas” Beltrán Leyva, Edgar “La Barbie” Valdez Villarreal y Heriberto“El Lazca” Lazcano Lazcano. De entre ellos, ¿quién sigue libre o vivo? La respuesta es inequívoca.
No habrían asistido a ese encuentro, en el que se buscaba –dicen los enterados– frenar la violencia y reordenar el mercado, ni los Arellano Félix ni los denominados Zetas. Los primeros, porque ya habrían llegado a un pacto con los estadounidenses para satisfacer ordenadamente al voraz mercado de la costa oeste de los EU, y los segundos porque era precisamente en contra de ellos –ex militares que rebasaron los marcos referenciales en los que se daba la actividad– que se establecía un frente común. De todo ello, aseguran, habría estado enterada la fallida Administración de Calderón.
Sí hay pactos con los criminales. Más aún, afirman otras fuentes, en muchos casos hasta por duplicado. Esto es que las dizque autoridades han “vendido” no una sino dos y hasta tres veces lo que ellos llaman plazas –ciudades, regiones, entidades completas— a uno o más cárteles de la droga, lo que por supuesto causa enfrentamientos, cual sucede ahora en Ciudad Juárez donde el grupo delincuencial que por décadas operó ahí, paulatinamente –¿y protegido por policías federales?– es sustituido por el de “El Chapo” Guzmán.
Sí hay pactos con los criminales, don Javier.
Con quienes no existen es con los ciudadanos.
Índice Flamígero: Humberto Moreira, líder formal del PRI, dijo ayer en conferencia de prensa que en el príato “…había mayores decomisos, número uno. No había la violencia que hay en las calles ahora, ¿sí? Había un trabajo de mayor efectividad en esto. Le diría también que había menos consumo que ahora, ¿sí?, también las estadísticas lo señalan.Y le pondría un ejemplo de la efectividad de antes y ahora, cuando el PRI gobernaba ‘El Chapo’ estaba en prisión, ahora que el PAN gobierna ‘El Chapo’ está en las calles. Cuando ellos (los panistas) no pueden explicarnos eso, de por qué antes había decomisos de mayor cuantía, por qué no había esas balaceras y ese terror en el que vivíamos, porque había mayor efectividad y por qué no se tomaba como un tema de estar de spots todos los días, de que detuvieron a fulano y a zutano, de por qué uno de los criminales más buscados estaba en prisión y hoy está libre…”
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