Rebelión en el PAN

Raymundo Riva Palacio / Estrictamente Personal

Los panistas se pintaron de guerra. El miércoles pasado, en la comida semanal en Los Pinos del presidente Felipe Calderón con los líderes de su partido, estalló una bomba que está claro que fue por la insensibilidad cretina probada de Cecilia Romero, que como secretaria general del PAN representa los intereses de la extrema derecha del instituto, pero que cayó en un momento conveniente para dejar muy mal parado al Presidente y socializar el conflicto que viene escalando en el pináculo del poder.

Romero enfureció a Los Pinos al declarar que el PAN acaba de recibir instrucciones del Presidente para insistir en la alianza electoral en el estado de México con el PRD. El secretario particular del Presidente, Roberto Gil, quien había estado presente en la comida, rechazó y negó lo dicho por Romero. En privado le endilgaron numerosos epítetos por su desliz, pero no más. La molestia subió cuando el secretario de Acción y Gobierno del PAN, Juan Molinar, que sí entiende de comunicación política, afirmó que se había equivocado, pero no había mentido.

El episodio ha sido visto en la prensa como un teléfono descompuesto. Si bien es posible, visto en forma aislada, el encono en la retórica usada desnudó el conflicto entre la actual dirigencia del PAN y el presidente Calderón, que ha llegado al extremo donde Gustavo Madero, líder nacional del partido, se encuentra sin prácticamente comunicación con el Presidente, en una falta de relación política que perjudica al resto de la operación del partido.

Calderón parece no asimilar el costo de haberse mantenido al margen hasta el último minuto en la elección para presidente del PAN. Cuando intervino, en la víspera de la votación para apoyar a Gil, los grupos políticos ya habían hecho sus acuerdos con Madero, entre los que sobresalieron las posiciones con la extrema derecha –que colocó a Romero como segunda en el partido-, y que abrieron la puerta para que se colaran al Comité Ejecutivo los enemigos del Presidente, encabezados por el senador Santiago Creel y el diputado Javier Corral.

Su trato se distanció más por la percepción en Los Pinos de falta de capacidad política de Madero para operar y enfrentar a los líderes de los otros partidos, y todavía lo critican por haber sido arrasado por el presidente del PRI, Humberto Moreira, en un debate en televisión hace tres semanas. Como colofón, tampoco les gustó el desenlace de la frustrada alianza con el PRD en el estado de México, donde consideran que fue el PAN quien está pagando el mayor costo.

La mala relación preocupa a figuras en el PAN. En una entrevista en el programa Día Uno de Proyecto 40 el domingo, la aspirante a la candidatura presidencial, Josefina Vázquez Mota, reconoció la existencia de este conflicto –hasta ahora ningún panista lo había aceptado abiertamente-, y dijo que eso no está ayudando al partido. De hecho, lo está partiendo aún más, con el creciente protagonismo de personajes y grupos adversos a en todo el país.

Madero no ha resultado un dirigente a modo, y Calderón lo ha resentido. Cuando se energizó la sucesión presidencial entre panistas, Madero propuso que todos los aspirantes renunciaran a sus cargos e hicieran precampañas. Como respuesta directa, Calderón sugirió que para 2012 el PAN podría ir a la contienda con un candidato ciudadano. La molestia de Calderón –característica indivisible de su personalidad-, aumentó la tensión con Madero.

La declaración del Presidente, que pareció estar motivada por el disgusto con Madero al buscar cambiar tiempos y formas de la sucesión presidencial, provocó indignación en el Senado, donde varios legisladores, cada vez en forma más abierta, están descalificando a Calderón, que sigue perdiendo adeptos dentro del partido. Este no es un punto menor, pues la selección de candidatos será, si no se cambia el método, a través de una elección entre el casi millón de militantes y adherentes, donde resultará nominado quien tenga los mejores amarres dentro del partido.

Calderón ya perdió una reciente elección, la de dirigencia nacional, y no es remoto que le repliquen la receta en la votación por la candidatura presidencial, de mantenerse la tendencia actual, ante las fricciones en el PAN que ya están perfilando una incipiente rebelión.

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