Las inundaciones mexiquenses y el peñanietismo

Álvaro Cepeda Neri

Si “por sus obras los conoceréis”, entonces las administraciones del priista Peña Nieto en el Estado de México, y del pseudoperredista Marcelo Ebrard en la ciudad de México, que navegan en la corrupción, ineficacia y sangrienta inseguridad, sería suficiente para que fueran desde ahora no precandidatos, sino candidatos a juicio político por sus malos gobiernos. Pero sin camisa de fuerza, están desatados y enloquecidos por ocupar el cargo que Calderón ha marcado con las mismas degradantes características de inseguridad, corrupción e ineficacia, elevadas a la potencia federal. La capital del país y la entidad mexiquense, sin mantenimiento desde hace diez años, transitan en el filo de varios desastres.

Los dos galanes, no de la política, pero sí de la grilla, se han dedicado a embellecer sus figuras con poses de bonitos en publicidad televisiva (gastando miles de millones de pesos de los dineros ciudadanos, Ebrard hasta con oficina en Washington para su primera y ya ex esposa, como su representante y Peña Nieto ocultando la verdadera historia del suicidio de su también primera esposa). El narcotráfico ya se apoderó de ambas entidades. Los feminicidios están a la orden del día, contándose entre mil y mil 500 homicidios de mujeres. La basura por todas partes (y más ahora con la separación de orgánica e inorgánica, en las zonas de los ricos, el transporte lleva doble depósito para recibir ambos desechos y en las colonias de los pobres, recogen sólo un tipo de basura por día, por lo cual mexiquenses y defeños optan por dejar la que no les reciben en la calle, tapando las coladeras con graves consecuencias en esta época de lluvias.

Van tres ocasiones que se inundan las colonias asentadas en el Valle de Chalco, Estado de México. Se desborda el río La Compañía, porque Peña Nieto sólo le hace parches. Y la Conagua, de Luege (tapadera del desgobernador de Sonora, en el robo de agua al sur de la entidad) dependiente de Calderón, también hace dizque obras de contención y cada época de lluvias cientos de miles de familias, claro: pobres, han sido devastadas y hasta vidas humanas han cobrado los desastres. Ha vuelto a tener lugar la enésima inundación. Otra vez las mutuas acusaciones entre Peña Nieto versus Luege-Calderón.

El municipio de Chalco es un territorio donde sobreviven mexicanos que están entre los de extrema pobreza y por eso es que no viven en las zonas residenciales del Estado de México. Y para colmo, están bajo el desgobierno del peñanietismo. Otra vez esos mexiquenses han sufrido pérdidas totales de sus escasos bienes. El gobierno federal culpa a la mala administración de Peña Nieto y éste les devuelve la imputación, que en el país es una manera de eludir responsabilidades. Nadie cumple con sus obligaciones y el país se asfixia por el mal gobierno de presidentes municipales, desgobernadores y el presidente de la República. Una asfixia donde los mexicanos dan patadas de ahogados y en una de esas o siguen resistiendo o se rebelan constitucionalmente, si es que continúa vigente el Art. 39.

Comentarios