La Historia Familiar de Salinas Pliego, Contada por su Tia Abuela, Irma Salinas Rocha (Q.E.D.)

Antonio Jáquez y Fernando Ortega Pizarro
24-Jul-1993 Proceso No. Publicación: 873


MONTERREY, N.L.- Dos de los accionistas principales del grupo ganador
del paquete de los medios estatales (canales 13 y 7, Compañía
Operadora de Teatros y Estudios América), Hugo Salinas Rocha, de 82
años de edad, y Hugo Salinas Price, de 61 años, "son muy
conservadores, creen a pie juntillas en el capitalismo, no quieren
saber nada del comunismo, son católicos, apoyan las viejas costumbres,
su código de ética es tradicional, no son abiertos a todas las
personas e ideologías, son casi intolerantes".

Del tercer accionista en importancia, Ricardo Benjamín Salinas Pliego,
presidente del Grupo Elektra y principal inversionista del grupo Radio
Televisora del Centro, y nieto e hijo de los primeros, "no sé cuál es
su pensamiento, pero ojalá tenga el humanismo de su tatarabuelo
Benjamín Salinas", dice Irma Salinas Rocha, dueña de la cadena
comercial que lleva sus apellidos, periodista, escritora y autora de
libros en los que ha exhibido sin concesiones a la élite regiomontana,
como “Nostro Grupo” y “Los meros, meros.”

En su casa, un poco apurada por los preparativos de un inminente viaje
a Europa, Irma Salinas dice que, evidentemente, Salinas Pliego no
posee en lo personal una fortuna suficiente como para haber hecho la
oferta para comprar el paquete de medios (poco más de 2,000 millones
de nuevos pesos). Detrás de él se encuentra, asegura, su abuelo Hugo
Salinas Rocha, "mi hermano, quien es sumamente rico, más que yo", la
tía abuela de Ricardo Benjamín Salinas Pliego.

Dice que su hermano Hugo Salinas Rocha no sólo creó y desarrolló el
negocio de Elektra, sino que ha tenido las empresas más disímbolas.
"Supe qué compró, por ejemplo, la vía de ferrocarril Santa Fe, en
Estados Unidos. Yo le pregunté y me dijo que su interés no era el
ferrocarril, sino las minas de carbón que atraviesa, y que son el
futuro de los Estados Unidos.

"Lo que quiero decir es que invierte en muchos negocios. Además, se
metió al mercado de valores. Compró y vendió acciones y tuvo éxito. Me
recomendó meterme, pero a diferencia de él yo perdí todo lo que
invertí, porque mi hermano es mejor que yo."

Aclara que detrás de la compra de los medios del Estado no está la
mano del presidente Carlos Salinas de Gortari, en virtud de un
supuesto parentesco con los Salinas Rocha. "No hay tal parentesco.
Raúl Salinas Lozano, padre del presidente de la República, me dijo que
sí éramos parientes, pero a partir de una investigación que hice sobre
la vida de mi padre, Benjamín Salinas Westrup, para hacer un libro,
comprobé que no había conexión alguna".

Cuenta que Benjamín Salinas Westrup fundó lo que sería la cadena
Salinas y Rocha, con su tío Joel Rocha, a principios de siglo.
"Empezaron vendiendo camas de metal, copiando un modelo que había
traído de Laredo mi abuelo Francisco Rocha. Pusieron su fabriquita y
pues les fue muy bien. Mi padre era un hombre trabajador y generoso,
ayudaba a los empleados, incluso para que formaran su propio negocio.
Decía que el sol sale para todos.

"Por ése mismo deseo de ayudar a la gente, mi padre y mi tío crearon
un sistema de ventas con facilidades, es decir, fiar los muebles, con
un enganche y abonos de dos o tres pesos al mes. Fue la primera
empresa en Latinoamérica que vendió a crédito, porque en aquel
entonces los españoles y los franceses vendían al contado. El sistema
funcionó y funciona."

Los detalles de esta historia se encuentra en su libro más reciente “Mi
padre.” Benjamín Salinas Westrup le decía a su hija Irma que no
rastreara los orígenes familiares, "pues no vaya a ser que tengamos
antepasados piratas o bandidos".

Dice que su padre y su tío vivían apretados de capital, porque no les
gustaba endeudarse. "Vivían austeramente, para poder capitalizar el
negocio. Así despegaron y empezaron a poner tiendas en Torreón,
Tampico, Mazatlán y después en la Ciudad de México, en la que les fue
muy mal al principio".

Es entonces cuando aparece en la escena Hugo Salinas Rocha,
propietario ahora de los medios del Estado. "Mi hermano Hugo llegó
recién desempacado de la Escuela de Negocios de Pensilvania, la
Wharton de entonces. El muchacho empezó a trabajar aquí en Monterrey,
pero se le hizo chico todo lo que él quería hacer. Y entonces lo
mandaron a la Ciudad de México. Lo primero que hizo fue cambiar de
local, que estaba por Tacuba, por otro más amplio en la calle de
Palma, en la que había mucho movimiento. Le puso a los muebles grandes
cartelones con el precio, que se veían desde las grandes vidrieras. La
gente se interesaba, entonces, y entraba a la tienda".

El negocio creció. "Luego mi hermano Hugo le pidió a mi padre que se
deshiciera de las fábricas de muebles, que se dedicara sólo al
comercio. Se conservaron las industrias, pero ya no se les dio
impulso. Se puso énfasis en las tiendas. Y entonces se empezó a
desparramar mi hermano por todo el país. Muy audaz mi hermano, todo un
cerebro para los negocios".

En 1949, Salinas Westrup muere. "Mi padre estaba enfermo del corazón,
se sabía amenazado de muerte y quiso dejar bien arreglado todo; él
quería separar el negocio, pero mi tío Joel se opuso. Y es que mi
padre se sabía en desventaja, con un sólo hijo hombre, mientras que mi
tío Joel tenía siete hijos. El decía: 'qué va a pasar con este
muchacho el día de mañana, cuando yo falte, cómo va a poder con su tío
y todos sus hijos'. Y es que a las mujeres no nos entrenaron para los
negocios, lo que sí hizo mi padre fue tratar de colocar a los maridos
nuestros; a mi marido lo puso en el Consejo antes de que su propio
padre, Roberto G. Sada, le diera un puesto dentro del Consejo de
alguna de sus 35 industrias".

Su tío Joel no accedió a la separación y Salinas Westrup murió con esa
pena. El primero quedó como presidente de la compañía y Hugo como
director general, desde cuyo puesto abusó, "porque empezó a hacer y
deshacer en la compañía. Nunca robó un centavo, pero sí abusó de su
poder", y creó un conflicto con los hijos de Joel.

Hugo Salinas Rocha decidió irse y tener su propia compañía, Elektra.
"En honor a la verdad, mi hermano formó Elektra mientras era director
de Salinas y Rocha. Y esto no se vale, un director no puede crear su
propia compañía mientras es director de otra. Decía que era una cosa
chiquita, pues no le hacía competencia a Salinas y Rocha. Claro que
era lo mismo: iba a vender muebles. Esa es la verdad. Es mi hermano,
lo respeto, lo quiero y admiro, pero es un hombre que se volvió muy
ambicioso".

De cualquier modo, añade, Hugo siguió en Salinas y Rocha, como uno de
los principales accionistas, posición que conserva hasta la fecha. "Al
salir Hugo de la dirección de nuestra compañía, ésta se vino abajo.
Eso demuestra que él era el cerebro, tardamos muchos años en
recuperarnos y ahora vamos para arriba otra vez".

Con su compañía Elektra, "a Hugo le fue muy bien. La hizo crecer
mucho, logró una fortuna y ninguno de los de Salinas y Rocha estamos a
su altura. Luego mi hermano puso Elektra en manos de su hijo
primogénito Hugo Salinas Price, muchacho inteligente y trabajador.
Llevó bien la compañía pero no resultó tan visionario como su hijo
Ricardo Benjamín Salinas Pliego, uno de los nietos más capaces e
inteligentes de mi hermano Hugo".

—¿Usted cree que Salinas Pliego podrá hacerle la competencia a Televisa?

—Mire, en todos los negocios, si usted le entra, tiene que creer que
va a poder con la competencia. No creo que vayan a ser
antigobiernistas. No se puede trabajar cuando se es enemigo del
gobierno. Como se sabe, el gobierno tiene manera de hacerle la vida
pesada a cualquier empresa que no le parezca.

"Creo que el objetivo de Ricardo Benjamín Salinas Pliego y sus socios
no es precisamente hacer una televisión alternativa, sino de hacer más
negocios y de acumular más poder. Controlar un medio de comunicación,
y en especial una televisora, es un poder muy grande, por algo tantos
pelearon este paquete que vendió el Estado."

—Uno de los grandes derrotados fue Adrián Sada González...

"Adriancito es hijo de Adrián Sada Treviño, el que junto con su
hermana Lydia despojaron a mis hijos de la herencia que les dejó su
abuelo, Roberto G. Sada. A la muerte de mi marido, mi suegro don
Roberto decidió dividir su herencia en tres partes: una para Adrián,
otra para Lydia y la otra para sus nietos, en virtud de que su papá,
es decir, mi esposo, había muerto. Pero a la muerte de mi suegro,
Adrián se sirvió con la cuchara grande. De los 5,000 millones de pesos
que representaban las acciones de Vitro, en pesos de mediados de los
setenta, a mis hijos les dieron unos 2 millones. Es el despojo más
grande en la historia del país entre familiares."

La ironía familiar es que Ricardo Benjamín Salinas Pliego está casado
con Ninfa Sada Garza, prima de Adrián Sada Treviño, quien despojó a
Irma Salinas Rocha. Vitro es un proveedor muy importante de Elektra.

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