La Fepade es instrumento de poder

Gregorio Ortega Molina / La Costumbre Del Poder

La conversación se desarrolló en Pedregal de San Francisco. Espléndido el jardín: alcatraces, hortensias, azaleas, buganvilias y dos enormes jacarandas cuyas flores tapizan el pasto, en esa mezcla de colores que seducen y tranquilizan. La naturaleza también parece escuchar a mi interlocutor, quien con voz pausada advierte que la próxima elección presidencial superará, en todo, a las realizadas desde 1929.

Confía en mi capacidad de retener la idea, lo preciso que advierte cómo el comportamiento humano cuando de disputas por el poder se trata, es fiel a sí mismo. Cuenta que lo que se vivirá en esta nación irá más allá de La sombra del caudillo, de la violencia verbal, muy próxima a El rey Lear, tragedia donde el conde de Gloster, quien en conversación con Edmundo, su bastardo, advierte: “… el amor se enfría, la amistad se disuelve, los hermanos se dividen. En las ciudades rebeliones; en los campos, discordias; en los palacios, la traición; los lazos entre los hijos y los padres, rotos… Hemos visto lo mejor de nuestro tiempo. Maquinaciones, falacias, traiciones y todos los desórdenes ruinosos nos seguirán inquietamente a nuestras tumbas…”

Escucho con atención. Habla del proyecto de Ley de Seguridad Nacional -no aprobada hasta el momento de redactar el texto-, cómo ayuda a explicarse las razones de la renuncia de Arturo Chávez Chávez a la Procuraduría General de la República, y el nombramiento en la Fiscalía Especial para Delitos Electorales de José Luis Vargas Valdez. Repite, para él y para mí, una, dos, tres veces que “el proyecto de dictamen de en la Cámara de Diputados sobre reforma a la Ley de Seguridad Nacional, abre la posibilidad de que el Presidente de la República solicite y declare la intervención de las fuerzas armadas en contra de movimientos o conflictos de carácter político, electoral, de índole social o del trabajo, cuando considere que constituyan un desafío o amenaza a la seguridad nacional”.

Solícito mi interlocutor, pide que medite con cuidado en las razones que determinaron se incluyera lo electoral como prevención al financiamiento de los barones de la droga a las campañas políticas, ante la posibilidad de acusar sin pruebas, con el único propósito de desacreditar a alguno o a algunos de los contendientes, para incidir así en la emisión del voto.

Me conmina a tener en mente a José Luis Vargas Valdez, abogado egresado del Instituto Tecnológico Autónomo de México, quien desde 2009 es Fiscal para la Atención de Delitos Electorales. Que tenga presente que la trayectoria del nuevo fiscal está ligada al Centro de Investigación y Seguridad Nacional, donde fue director de Vinculación Institucional, Logística y Proyectos Especiales, y a instancias electorales, como el Instituto Federal Electoral y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación; tiene maestría en Derecho por la Universidad Pompeau Fabra de Barcelona, y diplomados en Mercadotecnia Política y Campañas Electorales; Derecho de la Seguridad Nacional y Alta dirección Gubernamental.

Advierte mi anfitrión que recuerde lo anterior, que medite en cómo México ha cambiado sin percatarnos de ello. Sostiene que el gobierno ha cruzado una frontera invisible y, en consecuencia, los' ni ni' y otros cientos de miles de jóvenes más lo perderán todo, puesto que desde el poder los confunden para que sean incapaces de distinguir entre el bien y el mal, porque al iniciarse la guerra presidencial al narco, desde Los Pinos se diseñó la contra propaganda para desacreditar a los pacifistas, para que dejaran de existir lo bueno y lo malo.

Es pesimista el interlocutor. Insiste en subrayar que lo que se espera de un buen gobierno es que disminuya la criminalidad, aún con conocimiento cabal de que eso no ocurrirá mientras la globalización continúe como es, para sostener estos sistemas políticos y económicos injustos que la articulan, como requisito para el funcionamiento de la mecánica económica que la justifica.

“Sí, México ahora es un país duro, duro y violento”, afirma cuando decide terminar la conversación, no sin antes reiterarme que todos los mexicanos hemos de estar atentos a lo que suceda con las propuestas de reforma a la Ley de Seguridad Nacional, y cómo de éstas puede anticiparse el comportamiento que seguirá José Luis Vargas Valdez en las elecciones presidenciales de 2012.

Salir de Pedregal de San Francisco hacia las colonias donde los de a pie transitamos por nuestras vidas, se convierte en un recordatorio de lo que ya no puede permitirse, ¡vamos!, ni siquiera aceptarse como lo sostenido por la consultora estadounidense Stratfor, que en un reporte explica cómo, aparentemente, este gobierno decidió fortalecer al cártel de Sinaloa, lo que de ser cierto da nuevo sentido a la Ley de Seguridad Nacional y las pretensiones electorales de Acción Nacional. Pero no, no puede creerse tanta perversidad.

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