En México: Cámaras vs banqueta

Alfonso López Collada

¿Cuándo se ha visto que un portero tire un saque hacia su portería? No lo veremos, los despejes son hacia la cancha de los contrarios. Por eso los senadores y diputados jamás legislarán a nuestro favor: porque según ellos eso sería tirar en su contra, dado que se conciben como rivales del mexicano “a nivel banqueta”.

Está bien: la excepción confirma la regla, pero es insuficiente por el peso de las mayorías camarales. Compromisos adquiridos en campañas, cálculos a futuro para asegurar el siguiente hueso, iniciativas para agradar a quienes pudieran compartir algo de su inmenso poder, el dinero y el poderoso atractivo de la comodidad, son los principales elementos a considerar cuando esa imbatible mayoría tiene que actuar –no dije trabajar– para hacer como que desquitan aunque sea ese día.

Esta mayoría cupular, cuyos absurdos ingresos ya hemos comentado en otras ocasiones, es muy unida. El pegamento que logra tal cohesión es la buena vida que se dan, en cuya base está la soberbia pura. Por eso no oyen, no trabajan, no entienden. Me explico:

¿No es contra toda lógica tomar decisiones egoístas de repercusión nacional? Lo es, porque los legisladores excluyen un hecho insalvable: que el país que están perjudicando para beneficio propio, es en el que viven también todos sus familiares. Me gustaría también decir que su chamba no será eterna, pero tengo demasiados ejemplos de políticos ineficaces que de todos modos duran y duran yendo de hueso en hueso.

Que sus decisiones van contra el país todo, queda en evidencia en actos como no dejar pasar la revocación de mandato –tan pedida por la ciudadanía sobre todo este sexenio– y, a cambio, imponernos la reelección de legisladores. ¿No es absurdo? Ellos también. Otro caso: la corrupción que nos impuso un nuevo edificio para el Senado –sin que realmente hiciera falta, a decir de Fox en su momento–, puesta al descubierto en la edición reciente de Reporte Índigo. El terreno de arcilla y agua, como se explica en un documental de National Geographic difundido a principios de este año, hace imposible la construcción segura de un edificio de más de 6 pisos, pero le echaron 14; haría falta una verdadera investigación para conocer los detalles sobre el precio de compra, de construcción, las gratificaciones que podrían haberse dado (dicho con toda cautela) y el permiso de construcción.

Estos mismos legisladores nos conceden el privilegio de la acción ciudadana, pero sólo en materia de ecología (¿dardo contra la Supervía de Ebrard?), nos quieren hacer creer que la ley de seguridad es para acotar al Ejecutivo, no para ejecutarnos, y que no incluye la represión a movimientos electorales (pero sí políticos, a ver quién decide la diferencia). Se me hace que las iPad les hacen mal, hasta podrían ponerse a twittear o a ver películas, digo yo… o decidir ellos mismos sus sueldos, el colmo. Así, ¿cuándo van a aprobar una ley que los limite?

El absurdo de esto ¡y de todo lo demás! es que, (sólo) por definición, los diputados y senadores son los representantes del pueblo, los que legislando defienden los intereses de la nación. Visto así, la mayoría de ellos está desperdiciando la oportunidad de servir a todo un país por servirse con la cuchara grande; están, paso a paso, decidiendo contra el país por dinero, poder y comodidad. Así que efectivamente son rivales de todos nosotros, los mexicanos a nivel banqueta, aunque en sus declaraciones nos cuenten cuentos de hadas.

Comentarios