El PRI en 2012: ¿restauración o reforma?

Gregorio Ortega Molina / La Costumbre Del Poder

Enceguecidos permitimos que nos pusiera este gobierno con sus acciones parapolíticas y paramilitares. Cambió el proyecto de país por una guerra sin tregua y sin fin, que nos impide ver el auténtico, el verdadero costo cultural, social, económico y político que cargamos ya, porque los panistas en el poder decidieron no hacer la transición.

Cierto es que transformar una nación no se hace de la noche en la mañana, ¡vamos!, no se da ni siquiera con la alternancia, pues si nos apegamos a los datos duros, a la realidad, resulta que estábamos mejor cuando estábamos peor. Hoy se confía menos en el sistema político y en la administración de justicia que cuando el PRI gerenciaba la Presidencia de la República; se violan más los derechos humanos, no hay posibilidad de poner un estate quieto a los monopolios de las telecomunicaciones, que hoy están en disputa por algo intangible y que no es de ellos, pero que es facultad del Estado, no del gobierno, administrar y conceder: las frecuencias y las telecomunicaciones. Es preciso recordar a Grupo Carso, Televisa y Azteca televisión, que ellos sólo son dueños de los instrumentos para explotar y enriquecerse con esas frecuencias que sólo tienen en préstamo y no son de su propiedad, pero claro, quieren, necesitan dar un uso político a lo que nada más es un instrumento de desarrollo y de formación cultural y entretenimiento. ¿Dónde está la transición? ¿Dónde el beneficio de la alternancia?

Ante los resultados de la alternancia, ¿para qué quiere regresar el PRI a Los Pinos? ¿Para la restauración? ¿Para la transición? Como ayer lo mencioné, la postulación de Eruviel Ávila parece despejar las intenciones, si no de todos los priistas, al menos sí la de los precandidatos y algunos de los integrantes de sus equipos, pues cambiar de piel en política no es tan sencillo como lo hacen los reptiles.

Hannah Arendt, que no era ninguna lerda en eso de reflexionar y proponer, escribió: “Los errores más terribles han reemplazado 'las verdades más conocidas' y el error de estas doctrinas no constituye ninguna prueba, ningún nuevo pilar para las viejas verdades. En el reino de la política, la restauración nunca es un sustituto para un nuevo fundamento pero, en el mejor de los casos, será una medida de emergencia que se tornará inevitable cuando el acto del fundamento, llamado revolución, haya fracasado”.

Puntualicemos. Hay que cambiar revolución por alternancia y fundamento por transición. El PAN se ha empeñado, durante diez años, en la restauración, sintió que el traje del presidencialismo diseñado por Plutarco Elías Calles había sido cortado a su medida, y quiere usarlo al menos otros setenta años.

De allí que el PRI, si quiere regresar a la Presidencia de la República, debe hacerlo como impulsor, articulador y administrador de un proyecto de reforma total, de transición, que debe iniciarse desde el momento en que se instale el Congreso el primero de septiembre de 2012. Supongo que es esta la altura de miras que pospuso las ambiciones políticas de Alfredo del Mazo Maza y de Luis Videgaray. Humberto Moreira no puede proponer más de lo mismo, ni perder el tiempo en peleas callejeras y carentes de sustento político. Diez años de postergar la transición, repito, cuestan más que la guerra al narco, pues por lo pronto la corrupción en Pemex crece y se multiplica, por mencionar un daño colateral.

La guerra presidencial al narco, hoy lo comprendo, tiene un objetivo único, esencial para los propósitos de Felipe Calderón y del PAN: evitar la transición, enterrarla, olvidarse de ella, cuando es lo que más necesita México para evitar convertirse en un Estado fallido.

Comprender la estrategia de Felipe Calderón Hinojosa y sus socios, requiere de una amplia cita de la señora Arendt: “… El tiempo histórico, 'los tiempos de oscuridad' mencionados en el titulo es, según creo, visible… Saqué la frase del famoso poema de Brecht A la posteridad, que menciona el desorden y el hambre, las masacres y asesinatos, el ultraje de la injusticia y la desesperación 'cuando sólo existía lo malo y no el ultraje', el odio legítimo que igual lo hace feo a uno, la ira fundamentada que hace que la voz se torne ronca. Todo esto era bastante real mientras ocurriera en público; no había nada secreto o misterioso en ello. Y sin embargo, no era visible en absoluto, ni tampoco era fácil de percibir; puesto que, hasta el mismo momento en que la catástrofe se apoderó de todo y de todos, estaba encubierto no por realidades sino por el dialecto y el lenguaje ambiguo altamente eficiente de los representantes oficiales quienes, sin interrupción y con variaciones bastante ingeniosas, disculpaban los hechos desagradables y justificaban las preocupaciones. Cuando pensamos en los tiempos de oscuridad y en las personas que vivían y se movían en ellos, tenemos que tener también en cuenta este camuflaje que emana y es difundido por el círculo gobernante de una nación”.

Allí está el reto para los precandidatos del PRI. Desconozco cuál será el método de elección del candidato, pero sí percibo la responsabilidad que tienen que asumir en la búsqueda de esa candidatura Manlio Fabio Beltrones y Enrique Peña Nieto, porque la verdad, la realidad, es que posponer la transición y meter al país en una guerra inútil, ha colocado a los mexicanos en verdaderos, auténticos tiempos de oscuridad. Ya veremos quién tiene los tamaños para traernos luz, por el momento más necesaria que el pan.

Por ello resulta atractiva e interesante la invitación y propuesta de Manlio Fabio Beltrones, para que dentro de los partidos y entre ellos se confronten proyectos y programas que definan para qué quieren o necesitan gobernar.

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