Carlos Slim, un millonario con visión… ¿artística?

Ramón Ortega III especial para RMX

Un millón de dólares es una cifra de considerable valor; cien millones de dólares es un número que ya es difícil de visualizar mentalmente en billetes sueltos; mil millones de plano, para el escritor de este artículo, es inconcebible.

Pues existe un señor que tiene 74 montoncitos de esa cifra. Su nombre es Carlos Slim, dueño entre otras cosas de Telmex, América Móvil, el Grupo Carso, etc. Por segundo año consecutivo, según la lista de Forbes, Carlitos Slim es el hombre más rico del mundo. Salta a la vista que sea mexicano ¿Por qué? Tal vez porque en México existen unos 36 millones de personas en condiciones de pobreza (según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe) contribuyendo con más de un 19% de la pobreza estimada en toda América Latina.

Por tanto, es comprensible que resulte extraño que en un país con dichas condiciones sociales, habite también el millonario más millonario del mundo. Aunque para muchos, la condición de pobreza tan acusante en México, podría explicar perfectamente la causa de la fortuna del magnate.

Carlos es seguido por Bill Gates con 56 billones de dólares y Warren Buffet con 50. Algunos pensarán que con estas cifras qué más da mil millones más, que mil millones menos; si acaso, para conseguir figurar como el número uno de la lista. Lo cierto es que a estas personas les resultaría difícil terminarse su fortuna. Imaginemos que Carlitos un día se levanta y dice: “Hasta aquí he llegado, no pienso trabajar más. Ahora voy a gastarme todo lo que he cosechado”. ¿En qué se lo podría gastar? Yates, coches, helicópteros, mansiones, aviones, ropa, todo lo que le de la gana.

Todo tiene un precio y él seguro lo puede pagar. Aún así no veo cuándo se podría terminar esa fortuna. ¿O qué va a hacer? ¿Comprarse 74 mil Ferraris? Se me ocurre que podría comprar directamente otras compañías. Pero entonces esa adquisición generaría más dinero y se caería en un círculo en el que por mucho que se gaste, siempre se recuperaría, si no toda la inversión, por lo menos algo (un “algo” que para nosotros sería un “mucho”).

Pues la sorpresa surge de la última adquisición del magnate. Carlos ha inaugurado un museo llamado Soumaya en plena capital mexicana. Un complejo en el que, junto a dos torres corporativas y dos bloques de apartamentos, luce un moderno edificio en cuyo interior pueden apreciarse cuadros de Salvador Dalí, Picasso, Rubens, Rodin, El Greco, Van Gogh, Monet, Diego Rivera, Rufino Tamayo y muchos más -no sigo un orden canónico, porque parece que la exposición tampoco lo hace-. La colección cuenta con 60 mil piezas de arte. Así que nadie diga que todo el dinero de Carlitos se invierte en una vorágine empresarial. No, también hay lugar para exaltar y cautivar al espíritu; aunque tampoco creo que sea a través del arte como este hombre sería capaz de dilapidar su fortuna.

Comentarios