Habitantes de la comunidad Villa Cárdenas, ubicada en el municipio de General Francisco R. Murguía, al noroeste del estado, se enfrentaron a balazos con un grupo de sicarios; en la refriega, perdieron la vida dos delincuentes.
El enfrentamiento inició al mediodía de ayer, luego de que uno de los sicarios –quienes viajaban en dos vehículos– lanzó una granada contra una vivienda, luego de que los pobladores se negaron a entregarles las armas que utilizan para cazar.
Antes de retirarse de la comunidad, tres de los sicarios, entre ellos una mujer, se introdujeron al domicilio del delegado municipal, Jesús Torres, y se lo llevaron con rumbo desconocido. Hasta el momento se desconoce su paradero.
Esta mañana, la exdiputada y activista social Edith Ortega denunció que en cuanto recibió las amenazas para exigir a los pobladores que entregaran sus armas, el delegado informó a las autoridades estatales y pidió apoyo, pero hicieron caso omiso.
En entrevista telefónica, Ortega dijo a Apro que ella misma fue informada por Jesús Torres de las amenazas del grupo armado y también dio aviso a las autoridades, sin que hubiera respuesta.
“Jesús me avisó que le habían llamado y le dijeron que toda la gente de la comunidad tenía que entregarles sus armas. Él les dijo (a los pobladores), pero los del pueblo le contestaron que no. (Los sicarios) Le volvieron a llamar y le advirtieron que si no las entregaban, irían por ellas. El pueblo le contestó lo mismo: que si querían ir, los estarían esperando”.
Según la exdiputada, el tiroteo del domingo inició a mediodía y se prolongó hasta las 18:00 horas. Desde esa hora, agregó, “le estuvieron llamado a la Procuraduría, al Ejército, a todos, y nadie llegó. Los dejaron solos”.
Incluso la esposa del delegado se comunicó a los teléfonos de la Zona Militar para informar que los sicarios se habían llevado a su esposo, pero nada pasó.
Hasta este lunes, elementos de la Policía Ministerial y peritos acudieron al ejido para hacer el levantamiento de los dos cuerpos que quedaron tirados, y aseguraron una camioneta Cheyenne, con placas de Aguascalientes, que fue abandonada por los sicarios.
“Me dice la gente del lugar que también llegaron dos camionetas de soldados, pero ya para qué”, reclamó Ortega.
Ahora, dijo, los habitantes de Villa Cárdenas viven con el temor de que el grupo armado vuelva, puesto que éste les hizo la advertencia de que regresarían para “arrasar con todo”.
Ante ese riesgo, la activista exigió a las autoridades estatales y federales que otorguen garantías y protección a los pobladores de Villa Cárdenas.
“La gente no quiere salir de la comunidad, tiene miedo de que la estén esperando. Se siente acorralados”, puntualizó.
Por la tarde, el gobierno de Miguel Alonso Reyes difundió un comunicado en el que aseguró que la comunidad “ahora se encuentra en calma” y con patrullajes de las policías estatal y ministerial.
De acuerdo el vocero del gobierno zacatecano, Mario Caballero, el enfrentamiento de ayer “no duró más de 15 minutos”, y señaló que los dos sicarios que cayeron abatidos no han sido identificados.
Horas antes, en conferencia de prensa, el procurador de Justicia estatal, Arturo Nahle García, afirmó que es la primera vez que un grupo delictivo desarma a una comunidad en Zacatecas, y se desconoce –dijo– si algunas otras localidades han sido amenazadas para que entreguen sus armas, que en las zonas rurales generalmente se utilizan para la cacería o para defensa personal.
Según el testimonio de algunos habitantes del lugar, entre los integrantes del grupo armado pudieron identificar a dos vecinos del mismo ejido: Ruperto Mares y Antonio Ochoa. Hasta el momento nadie ha sido detenido.
El enfrentamiento inició al mediodía de ayer, luego de que uno de los sicarios –quienes viajaban en dos vehículos– lanzó una granada contra una vivienda, luego de que los pobladores se negaron a entregarles las armas que utilizan para cazar.
Antes de retirarse de la comunidad, tres de los sicarios, entre ellos una mujer, se introdujeron al domicilio del delegado municipal, Jesús Torres, y se lo llevaron con rumbo desconocido. Hasta el momento se desconoce su paradero.
Esta mañana, la exdiputada y activista social Edith Ortega denunció que en cuanto recibió las amenazas para exigir a los pobladores que entregaran sus armas, el delegado informó a las autoridades estatales y pidió apoyo, pero hicieron caso omiso.
En entrevista telefónica, Ortega dijo a Apro que ella misma fue informada por Jesús Torres de las amenazas del grupo armado y también dio aviso a las autoridades, sin que hubiera respuesta.
“Jesús me avisó que le habían llamado y le dijeron que toda la gente de la comunidad tenía que entregarles sus armas. Él les dijo (a los pobladores), pero los del pueblo le contestaron que no. (Los sicarios) Le volvieron a llamar y le advirtieron que si no las entregaban, irían por ellas. El pueblo le contestó lo mismo: que si querían ir, los estarían esperando”.
Según la exdiputada, el tiroteo del domingo inició a mediodía y se prolongó hasta las 18:00 horas. Desde esa hora, agregó, “le estuvieron llamado a la Procuraduría, al Ejército, a todos, y nadie llegó. Los dejaron solos”.
Incluso la esposa del delegado se comunicó a los teléfonos de la Zona Militar para informar que los sicarios se habían llevado a su esposo, pero nada pasó.
Hasta este lunes, elementos de la Policía Ministerial y peritos acudieron al ejido para hacer el levantamiento de los dos cuerpos que quedaron tirados, y aseguraron una camioneta Cheyenne, con placas de Aguascalientes, que fue abandonada por los sicarios.
“Me dice la gente del lugar que también llegaron dos camionetas de soldados, pero ya para qué”, reclamó Ortega.
Ahora, dijo, los habitantes de Villa Cárdenas viven con el temor de que el grupo armado vuelva, puesto que éste les hizo la advertencia de que regresarían para “arrasar con todo”.
Ante ese riesgo, la activista exigió a las autoridades estatales y federales que otorguen garantías y protección a los pobladores de Villa Cárdenas.
“La gente no quiere salir de la comunidad, tiene miedo de que la estén esperando. Se siente acorralados”, puntualizó.
Por la tarde, el gobierno de Miguel Alonso Reyes difundió un comunicado en el que aseguró que la comunidad “ahora se encuentra en calma” y con patrullajes de las policías estatal y ministerial.
De acuerdo el vocero del gobierno zacatecano, Mario Caballero, el enfrentamiento de ayer “no duró más de 15 minutos”, y señaló que los dos sicarios que cayeron abatidos no han sido identificados.
Horas antes, en conferencia de prensa, el procurador de Justicia estatal, Arturo Nahle García, afirmó que es la primera vez que un grupo delictivo desarma a una comunidad en Zacatecas, y se desconoce –dijo– si algunas otras localidades han sido amenazadas para que entreguen sus armas, que en las zonas rurales generalmente se utilizan para la cacería o para defensa personal.
Según el testimonio de algunos habitantes del lugar, entre los integrantes del grupo armado pudieron identificar a dos vecinos del mismo ejido: Ruperto Mares y Antonio Ochoa. Hasta el momento nadie ha sido detenido.
Comentarios