Pascual, un despido demasiado costoso

Rubén Cortés

El ex embajador Tony Garza sabe de qué habla al recomendar que quien supla al despedido Carlos Pascual sea John D. Feeley, actual ministro consejero en la legación estadounidense de avenida Reforma y uno de los que firmaba los cables sobre México difundidos por Wikileaks.

Porque el asunto del embajador de Estados Unidos aquí no se trata de personas, sino de una cuestión en dos carriles: de la estructura con que maneja Washington las relaciones exteriores y de la avidez de los funcionarios mexicanos por hablar con los diplomáticos americanos.

Para qué engañarnos: el ex embajador Pascual no robó información para enviarla a su gobierno; fueron los propios funcionarios mexicanos quienes se la dieron de muy buena gana. ¡El problema siempre fue éstos, nunca de él!

Pero primero veamos la estructura del gobierno estadounidense: sus embajadas dependen del Departamento de Estado que, como la CIA, responde al Consejo de Seguridad Nacional. Sin embargo, el jefe de la estación CIA despacha en las embajadas.

En ese sentido, la diplomacia es un mecanismo de inteligencia, toda vez que la embajada reporta directo al Consejo de Seguridad Nacional y la CIA a la propia CIA. Son dos procesos de información distintos. Por tanto, cualquier embajador que venga hará lo que Pascual.

Quiere decir que el problema lo tenemos nosotros, pues nuestros funcionarios tienen su propio nexo con la embajada americana y cada quien se relaciona con ella como quiere y como puede. Debe quedar claro que Pascual no espiaba, sino que le daban información.

El cable 09MEXICO3468 lo demuestra: “Nuestros contactos nos han dicho que la SSP federal podría enviar tal vez hasta mil 800 policías federales más en Ciudad Juárez. En su lugar puede ser posible que la Sedena envié unos 2 mil soldados para reforzar los esfuerzos de la SSP”.

Agrega que “Jorge Tello Peón, asesor de Seguridad Nacional y el Director del CISEN, Guillermo Valdés, tienen la esperanza de que el Presidente Calderón aprobará la propuesta de Tello para dar a la SSP federal la responsabilidad de las fuerzas de seguridad pública en Ciudad
Juárez”.

Aclara que “Valdés y otras autoridades están determinadas a permanecer en contacto cercano con nosotros, ya que el Consulado General en Ciudad Juárez estará en condiciones de prestar asistencia y asesorar según convenga”.

Esto explica que muchos funcionarios cabildean en la embajada, lo cual es posible por el descontrol y la falta de coordinación del gobierno mexicano, que propicia que todos vayan y comenten, maquinen, hagan grilla.

Entonces eso seguirá sucediendo. Así que la cabeza de Pascual terminará siendo demasiado costosa, en especial porque Estados Unidos no se la dio gratis al Presidente Calderón, sino a cambio de algo.

¡Y desde allá nunca piden poco!

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