Rubén Cortés
Es un retruécano del Presidente plantear que el PRI no debe volver a gobernar porque lo hizo mal durante años, y que México sólo tiene futuro si manda un panista o cualquier otro, “sea militante o no”.
La afirmación manifiesta un voluntarismo que no le hace bien, al mostrarlo como alguien que basa sus actuaciones más en sus deseos que en la realidad.
El hoy secretario particular del Presidente, Roberto Gil, dio una idea en su artículo Apostemos por nosotros mismos (Reforma, 5-10-2010): “El PAN no ha contextualizado sus errores y aciertos. Ha sido incapaz de atribuir responsabilidad a quienes pretenden conservar el estado actual de cosas”.
Y añadió: “Desde ese vacío, sólo podremos ofrecer reflejos antipriistas que dicen muy poco sobre lo que somos”.
Por eso (aunque ahora le favorezcan) las alianzas con el PRD desdibujarán al PAN en su calidad de partido de ideología definida, avalada desde 1939 por principios claros: dignidad de la persona humana, bien común, solidaridad y subsidiariedad.
Lo cual contrasta con lo escrito en La Jornada (3-02- 2008) por un ideólogo de nuestra izquierda, Arnaldo Córdova:
“La izquierda real está allí: pelada, maloliente, malhablada, provocadora, violenta a veces, inculta, sin valores éticos, oportunista, corrupta, a veces traidora, incapaz de hacer tratos, sin programa cierto, sin verdaderas alternativas qué ofrecer. Pues sí, pero ésa es la izquierda nuestra de cada día. Y no se piense que es mejor en otras partes del mundo o que sus adversarios aquí son mejores (muchas veces son peores)”.
Se entiende, pues, que ayer la SEP del gobierno panista negara el acceso a una escuela al titular de Educación del DF, el perredista Mario Delgado, quien presentaría uno de sus tantos programas para mejorar la educación en la capital.
Uno de los planes de Delgado es colocar bebederos de agua purificada en las escuelas, lo cual es un problema a nivel nacional: 53 mil 700 escuelas de la SEP tienen desabasto de agua, y nueve mil 600 sencillamente no tienen.
El mismo Delgado que acusa a su colega federal, Alonso Lujambio, de “cómplice silencioso” de los recortes presupuestales a la educación del DF.
También se comprende que en Puebla, donde gobierna la alianza PAN-PRD, esté siendo enjuiciada una mujer por haber abortado hace una semana. Se comprende porque ambos partidos carecen de programa común de gobierno: sólo buscan el poder por el poder.
¿Cómo tendrían un gobierno común, si el PRD está por la interrupción del embarazo, mientras los estatutos del PAN aclaran que “la vida del ser humano debe protegerse y respetarse desde la concepción hasta la muerte natural”.
Ah, pero eso de las ideologías son minucias: lo verdaderamente importante es que el PRI no vuelva al poder.
Es un retruécano del Presidente plantear que el PRI no debe volver a gobernar porque lo hizo mal durante años, y que México sólo tiene futuro si manda un panista o cualquier otro, “sea militante o no”.
La afirmación manifiesta un voluntarismo que no le hace bien, al mostrarlo como alguien que basa sus actuaciones más en sus deseos que en la realidad.
El hoy secretario particular del Presidente, Roberto Gil, dio una idea en su artículo Apostemos por nosotros mismos (Reforma, 5-10-2010): “El PAN no ha contextualizado sus errores y aciertos. Ha sido incapaz de atribuir responsabilidad a quienes pretenden conservar el estado actual de cosas”.
Y añadió: “Desde ese vacío, sólo podremos ofrecer reflejos antipriistas que dicen muy poco sobre lo que somos”.
Por eso (aunque ahora le favorezcan) las alianzas con el PRD desdibujarán al PAN en su calidad de partido de ideología definida, avalada desde 1939 por principios claros: dignidad de la persona humana, bien común, solidaridad y subsidiariedad.
Lo cual contrasta con lo escrito en La Jornada (3-02- 2008) por un ideólogo de nuestra izquierda, Arnaldo Córdova:
“La izquierda real está allí: pelada, maloliente, malhablada, provocadora, violenta a veces, inculta, sin valores éticos, oportunista, corrupta, a veces traidora, incapaz de hacer tratos, sin programa cierto, sin verdaderas alternativas qué ofrecer. Pues sí, pero ésa es la izquierda nuestra de cada día. Y no se piense que es mejor en otras partes del mundo o que sus adversarios aquí son mejores (muchas veces son peores)”.
Se entiende, pues, que ayer la SEP del gobierno panista negara el acceso a una escuela al titular de Educación del DF, el perredista Mario Delgado, quien presentaría uno de sus tantos programas para mejorar la educación en la capital.
Uno de los planes de Delgado es colocar bebederos de agua purificada en las escuelas, lo cual es un problema a nivel nacional: 53 mil 700 escuelas de la SEP tienen desabasto de agua, y nueve mil 600 sencillamente no tienen.
El mismo Delgado que acusa a su colega federal, Alonso Lujambio, de “cómplice silencioso” de los recortes presupuestales a la educación del DF.
También se comprende que en Puebla, donde gobierna la alianza PAN-PRD, esté siendo enjuiciada una mujer por haber abortado hace una semana. Se comprende porque ambos partidos carecen de programa común de gobierno: sólo buscan el poder por el poder.
¿Cómo tendrían un gobierno común, si el PRD está por la interrupción del embarazo, mientras los estatutos del PAN aclaran que “la vida del ser humano debe protegerse y respetarse desde la concepción hasta la muerte natural”.
Ah, pero eso de las ideologías son minucias: lo verdaderamente importante es que el PRI no vuelva al poder.
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