Los electores no votan por el espot, sino por ser víctimas de un control integral

Pedro Echeverría V.

1. En carta al Senado, unos 10 políticos e intelectuales muy conocidos, demandan una nueva reforma electoral que acabe con esa práctica “perniciosa” de los usos y abusos de los espot en las campañas presidenciales. Piden inhibir la espotización en campañas políticas con el fin de mejorar (así) el nivel del debate más allá de las “frases ocurrentes” de los promocionales y, por ese hecho, los mensajes se convirtieron en comerciales y se reducen las posibilidades de análisis, Señalan que durante el proceso de 2009 se habrían transmitido 29 millones de espot en radio y televisión. Quizá los intelectuales, con ese enorme espacio que le dan los medios, debieron abrir el debate con problemas esenciales que nunca los candidatos han tocado por miedo o terror a perder votos, por ejemplo: ¿Por qué desde hace siglos se repite en México la gran concentración de riquezas en el uno por ciento de personas, mientras el 80 por ciento de la población vive en la pobreza, la miseria y el hambre?

2. Las campañas políticas en México, encima de cualquier espot, han carecido siempre de calidad. Durante 50 años el PRI recorrió formalmente el país sin tener ninguna oposición política; no había espot ni tampoco los necesitaba porque sus “triunfos” estaban asegurados con dinero y poder político, en un 99 por ciento. En los ochenta y noventa, cuando apareció la “oposición electoral”, también la TV comenzó a penetrar en todos las poblaciones del país y los espot surgieron como un acuerdo de la clase política para silenciar realidades de las que la población no debía enterarse. Pareciera que los espot, tales como “tienes la obligación de votar”, “tu voto decide”, “somos un país libre y democrático” no requieren ninguna explicación, tal como “toma cocacola”. Las campañas políticas se reducen a juicios contra personas buscando desprestigiarlas más y nada de ideas y propuestas reales y bien planteadas. Por ello lo que han planteado los intelectuales parece un espot político contra los spot.

3. Obviamente no es un problema de “espot” ni tampoco que los candidatos debatan en la TV para seguir imitando a los políticos yanquis. El asunto es analizar, por ejemplo: ¿Por qué se tienen que dilapidar millones y millones de pesos del presupuesto, de empresarios y el narco, en TV, radio, propaganda política y más despilfarros para obligar a votar a una población que ve surgir a partidos y políticos “como hongos” en cada campaña?. Antes de la TV los políticos se veían obligados a recorrer uno por uno los municipios de la República, a hacer trabajo en las comunidades para lograr el voto. Hoy con la TV basta colocarse bien maquillado frente a la televisión, leer un discurso colocado al frente y mandar la mayor cantidad de regalos con el fin de comprar votos. Por ello el problema no es de espot sino: ¿Cómo evitar que el dinero y los ricos siempre triunfen por el hecho de tener el poder para comprar publicistas, medios de información, repartir regalos y comprar votos?

4. Sería importante que intelectuales y políticos, en vez de culpar a los espot de TV, polemizaran con los candidatos acerca del papel esencial, abierto y amenazante del intervencionismo yanqui en la política y economía de México. De cómo remediar nuestro endeudamiento, la migración, así como lograr expulsión de los 10 mil espías gringos encubiertos en la embajada de EEUU. ¿Cuándo perderán el miedo para decirnos que las luchas de los pueblos de América Latina deben unificarse para defendernos contra el saqueo de nuestras riquezas, la venta de armas, el endeudamiento y el imperio que lo domina todo? En México las campañas políticas se han reducido a millones de espot porque, según los partidos, “la gente no está dispuesta a escuchar discursos de análisis y les basta con los espot comerciales”. Los espot continuarán porque los medios de información obtienen decenas de millones de pesos en ellos y los políticos no necesitan hacer más que contratar a sus asesores en estos campos.

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