En el merequetengue en el que se convirtió el fin virtual de la alianza en el estado de México, el jefe de gobierno del Distrito Federal Marcelo Ebrard no salió bien parado.
Era uno de los principales impulsores de la alianza con el PAN -Manuel Camacho, su asesor político de cabecera, es el arquitecto de esa política-, pero era imposible sacarla adelante sin que se rompiera el PRD y Andrés Manuel López Obrador y sus fieles, que representan poco más de un 7% del electorado de izquierda, dejaran el partido.
Ebrard tuvo que hacer un control de daños y apoyar a Alejandro Encinas como candidato de la izquierda sin los azules.
Pero en todo el proceso, Ebrard fue perdiendo posiciones.
La más notable es la de Armando Ríos Piter, el diputado que lanzó como candidato a la presidencia del PRD con el objetivo táctico de obtener lugares -que nunca había tenido, en el CEN del PRD-, y que al conseguir un lejano tercer lugar, en realidad obtuvo teóricamente lugares en ese poliburó donde nunca había tenido aliados.
En la negociación inicial Ríos Piter iba a ser coordinador de la bancada perredista en el Congreso, antesala de llegar a la coordinación esta semana cuando Encinas se fuera a la campaña en el estado de México.
Pero ni una ni otra.
Agustín Guerrero, de las fracciones afines a López Obrador, se quedó con la coordinación de la bancada, y el resto de los lópezobradoristas ocuparon los lugares que Ebrard pensaba tenía en la bolsa.
Era uno de los principales impulsores de la alianza con el PAN -Manuel Camacho, su asesor político de cabecera, es el arquitecto de esa política-, pero era imposible sacarla adelante sin que se rompiera el PRD y Andrés Manuel López Obrador y sus fieles, que representan poco más de un 7% del electorado de izquierda, dejaran el partido.
Ebrard tuvo que hacer un control de daños y apoyar a Alejandro Encinas como candidato de la izquierda sin los azules.
Pero en todo el proceso, Ebrard fue perdiendo posiciones.
La más notable es la de Armando Ríos Piter, el diputado que lanzó como candidato a la presidencia del PRD con el objetivo táctico de obtener lugares -que nunca había tenido, en el CEN del PRD-, y que al conseguir un lejano tercer lugar, en realidad obtuvo teóricamente lugares en ese poliburó donde nunca había tenido aliados.
En la negociación inicial Ríos Piter iba a ser coordinador de la bancada perredista en el Congreso, antesala de llegar a la coordinación esta semana cuando Encinas se fuera a la campaña en el estado de México.
Pero ni una ni otra.
Agustín Guerrero, de las fracciones afines a López Obrador, se quedó con la coordinación de la bancada, y el resto de los lópezobradoristas ocuparon los lugares que Ebrard pensaba tenía en la bolsa.
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