Las señales de Peña Nieto

Rubén Cortés

Entre la espera de los precandidatos por su angustiante tardanza en definir el candidato priista a la gubernatura en el Edomex, Enrique Peña siguió ayer alimentando veleidades al dejar entrever en su discurso más importante del año el perfil del que sería su candidato.

Al celebrar 187 años de la entidad, enfatizó dos éxitos de su administración: la eficacia administrativa, trazada por su ex secretario de Finanzas, Luis Videgaray; y la eficiencia de programas sociales, ejecutada por su ex secretario de Desarrollo Social, Ernesto Nemer.

Debería interpretarse como el mensaje de un político con visión de Estado, consciente de que su entidad es la que más aporta al PIB (después del DF) y escenifica una batalla decisiva para saber si el PRI regresa a Los Pinos en 2012, con él a la cabeza.

A no ser que sea cierta la imagen de frivolidad que le endilgan sus rivales, y el gobernador esté manejando su sucesión como un juego de sombras chinescas que interpone las manos entre una fuente de luz y una pantalla para proyectar contornos que representan seres en movimiento.

Peña explicó su reto al llegar al gobierno: haber encontrado al estado insolvente, debido a que desde 1992 la descentralización educativa obligó a las entidades a pagar el salario de los maestros, el cual hasta entonces asumía la Federación.

El Edomex agrupa al mayor número de maestros en el país, con 135 mil. Ése desembolso -uno de los mayores del gasto corriente-, al no ser compensado fiscalmente, provocó un desequilibrio alarmante de las finanzas públicas.

De no corregir, quebraba o se endeudaba más y no tendría recursos para obra pública y social. Salió del lío con ajustes fiscales, renegociando la deuda y saneando las finanzas, gracias a lo cual pudo invertir en infraestructura y multiplicar el gasto social.

¿Quién le resolvió el problema? Videgaray, al que luego hizo diputado federal y colocó al frente de la poderosa Comisión de Presupuesto y Cuenta Pública en la Cámara de Diputados.

Con los recursos de aquellos ajustes, Peña cumplió sus compromisos sociales de campaña. En 2006 tenía sólo un programa, que beneficiaba a 35 mil personas: ahora tiene 11 programas que llegan a ¡cuatro millones de ciudadanos!

¿Quién ejecutó esos programas? Nemer, a quien después puso en la Presidencia del Congreso local.

Si se entiende de manera lógica el discurso, el candidato de Peña estaría entre Videgaray y Nemer.

Pero, por otro lado, las encuestas indican que los priistas preferidos del electorado mexiquense son los populares alcaldes Eruviel Ávila (Ecatepec) y Alfredo del Mazo (Huixquilucan), quienes son, además, a quienes más siguen los medios.

Mientras, Peña sigue jugando y nombrará al candidato en dos meses.
Eso es a lo que llaman “hacerla cardiaca”.

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