José Gil Olmos
¿Quién produjo más pobres en el país? ¿El PRI o el PAN? Las mutuas acusaciones, que en los últimos días se han hecho dirigentes de ambos partidos, es una burla cuando más de la mitad de la población sufre los errores de las decisiones acordadas por ambos institutos políticos, cómplices del modelo económico más voraz que ha habido en muchos años: el neoliberalismo.
En días recientes, el nuevo presidente nacional del PRI, el coahuilense Humberto Moreira, quien gusta de amenizar sus eventos bailando y cantando, quiso iniciar su liderazgo con un golpe espectacular a Acción Nacional y al presidente Felipe Calderón, aduciendo que los dos gobiernos panistas han generado cinco pobres por minuto en la última década.
Con esa acusación, claramente Moreira pretendía provocar a los panistas y darse a conocer como un priista dispuesto al pleito fácil.
Sabía perfectamente que los panistas iban a responder, y los llevó al terreno de la discusión absurda, porque en el fondo también sabía que si hay algún responsable de la grave situación, ha sido precisamente su partido, que gobernó 71 años continuos, la mitad de ellos produciendo crisis económicas profundas, entre ellas el error de diciembre de 1994, mejor conocido como “efecto tequila”, mismo que provocó la pérdida de propiedades y ahorros de miles de familias.
Pero Moreira obtuvo lo que quería, con claras intenciones electorales. Se posicionó en los medios, gracias a la respuesta de Josefina Vázquez Mota, coordinadora del PAN en la Cámara de Diputados, que de inmediato contestó a la bravata: “El PRI generó más pobres por minuto por las devaluaciones y la inflación de 1994 y 1995, cuando 10 millones de mexicanos cayeron en pobreza”, dijo desde San Lázaro.
Y el vicecoordinador económico de la bancada panista, Luis Enrique Mercado, señaló que en esas crisis del gobierno de Ernesto Zedillo, 55 millones de personas resultaron afectadas y engrosaron las filas de pobres.
Usando la pobreza para golpear al adversario político, en medio de esta guerra de acusaciones, en realidad tanto el PRI como el PAN quieren hacer resbalar la responsabilidad que tienen por mantener el mismo modelo económico, que al mismo tiempo que genera más pobres, concentra la riqueza en unas cuantas personas, 10, para ser más precisos, las cuales aparecen en la lista de hombres más ricos del mundo, encabezados por el empresario Carlos Slim, quien cuenta con una fortuna de más de 70 mil millones de dólares.
En la lista de Forbes también esta el líder del narco sinaloense Joaquín Guzmán Loera, El Chapo, con mil millones de dólares.
Los líderes de ambos partidos, así como los respectivos presidentes que han surgido de sus filas, son culpables de generar una situación apremiante para más de 50 millones de mexicanos que viven en pobreza, de los cuales 20 están en extrema pobreza.
Priistas y panistas han jugado su juego para beneficiar a sus propios intereses de grupo, sin importarles la falta de espacios para los jóvenes que ingresan al mercado del desempleo y que son atraídos por el crimen organizado, que les ofrece el trabajo y el dinero que no pueden obtener de manera legal.
PRI y PAN son responsables del abandono del campo y de la migración de millones de hombres y mujeres hacia Estados Unidos y Canadá, que dejan atrás sus tierras y sus familias, buscando ocuparse para obtener recursos que los saquen de la pobreza.
Igualmente son culpables de reproducir el mismo sistema de corrupción e impunidad que ha dado lugar al crecimiento del crimen organizado y a la violencia que hoy se vive en todo el país.
Poco ayuda a la transición política un debate como el que plantean los dirigentes de estos dos partidos, contrario a ello la empantana aún más, pues ambos no se pueden desligar de la enorme responsabilidad que tienen sobre la pobreza que lastima a millones de mexicanos.
Al final, pues, sólo reflejan la crisis profunda del sistema de partidos en México, la enorme distancia que hay entre éstos y la ciudadanía, es decir la falta de representatividad social y el escaso interés que tienen por resolver las dificultades sociales, porque para ellos la pobreza es simple y sencillamente un instrumento de golpeteo en su retórica electoral.
¿Quién produjo más pobres en el país? ¿El PRI o el PAN? Las mutuas acusaciones, que en los últimos días se han hecho dirigentes de ambos partidos, es una burla cuando más de la mitad de la población sufre los errores de las decisiones acordadas por ambos institutos políticos, cómplices del modelo económico más voraz que ha habido en muchos años: el neoliberalismo.
En días recientes, el nuevo presidente nacional del PRI, el coahuilense Humberto Moreira, quien gusta de amenizar sus eventos bailando y cantando, quiso iniciar su liderazgo con un golpe espectacular a Acción Nacional y al presidente Felipe Calderón, aduciendo que los dos gobiernos panistas han generado cinco pobres por minuto en la última década.
Con esa acusación, claramente Moreira pretendía provocar a los panistas y darse a conocer como un priista dispuesto al pleito fácil.
Sabía perfectamente que los panistas iban a responder, y los llevó al terreno de la discusión absurda, porque en el fondo también sabía que si hay algún responsable de la grave situación, ha sido precisamente su partido, que gobernó 71 años continuos, la mitad de ellos produciendo crisis económicas profundas, entre ellas el error de diciembre de 1994, mejor conocido como “efecto tequila”, mismo que provocó la pérdida de propiedades y ahorros de miles de familias.
Pero Moreira obtuvo lo que quería, con claras intenciones electorales. Se posicionó en los medios, gracias a la respuesta de Josefina Vázquez Mota, coordinadora del PAN en la Cámara de Diputados, que de inmediato contestó a la bravata: “El PRI generó más pobres por minuto por las devaluaciones y la inflación de 1994 y 1995, cuando 10 millones de mexicanos cayeron en pobreza”, dijo desde San Lázaro.
Y el vicecoordinador económico de la bancada panista, Luis Enrique Mercado, señaló que en esas crisis del gobierno de Ernesto Zedillo, 55 millones de personas resultaron afectadas y engrosaron las filas de pobres.
Usando la pobreza para golpear al adversario político, en medio de esta guerra de acusaciones, en realidad tanto el PRI como el PAN quieren hacer resbalar la responsabilidad que tienen por mantener el mismo modelo económico, que al mismo tiempo que genera más pobres, concentra la riqueza en unas cuantas personas, 10, para ser más precisos, las cuales aparecen en la lista de hombres más ricos del mundo, encabezados por el empresario Carlos Slim, quien cuenta con una fortuna de más de 70 mil millones de dólares.
En la lista de Forbes también esta el líder del narco sinaloense Joaquín Guzmán Loera, El Chapo, con mil millones de dólares.
Los líderes de ambos partidos, así como los respectivos presidentes que han surgido de sus filas, son culpables de generar una situación apremiante para más de 50 millones de mexicanos que viven en pobreza, de los cuales 20 están en extrema pobreza.
Priistas y panistas han jugado su juego para beneficiar a sus propios intereses de grupo, sin importarles la falta de espacios para los jóvenes que ingresan al mercado del desempleo y que son atraídos por el crimen organizado, que les ofrece el trabajo y el dinero que no pueden obtener de manera legal.
PRI y PAN son responsables del abandono del campo y de la migración de millones de hombres y mujeres hacia Estados Unidos y Canadá, que dejan atrás sus tierras y sus familias, buscando ocuparse para obtener recursos que los saquen de la pobreza.
Igualmente son culpables de reproducir el mismo sistema de corrupción e impunidad que ha dado lugar al crecimiento del crimen organizado y a la violencia que hoy se vive en todo el país.
Poco ayuda a la transición política un debate como el que plantean los dirigentes de estos dos partidos, contrario a ello la empantana aún más, pues ambos no se pueden desligar de la enorme responsabilidad que tienen sobre la pobreza que lastima a millones de mexicanos.
Al final, pues, sólo reflejan la crisis profunda del sistema de partidos en México, la enorme distancia que hay entre éstos y la ciudadanía, es decir la falta de representatividad social y el escaso interés que tienen por resolver las dificultades sociales, porque para ellos la pobreza es simple y sencillamente un instrumento de golpeteo en su retórica electoral.
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