Jenaro Villamil
“Santo padre, te pido que mi marido pueda conseguir trabajo”.
“Intercede por nuestro mundo, nuestra patria y nuestra familia”.
“Santo padre, intercede para que podamos identificar la obra de Satanás y aléjanos de ella”.
“Santo padre, ponemos en tus manos nuestro noticiero católico”.
Estos son, entre otros cientos, los mensajes que se lanzan desde el más acá hasta el más allá en la nueva cuenta que el Vaticano abrió para promover la beatificación de Juan Pablo II.
Hasta la mañana del domingo 13 de marzo, los “seguidores” del pontífice fallecido hace más de un lustro suman 96 mil 367.
No es la única cuenta que el Vaticano ha abierto para incidir en las redes sociales. La cuenta Juan Pablo II Figura Pública, tiene 21 mil 956 seguidores; y Juan Pablo II Autor tiene un poco más de 11 mil.
Lo sorprendente es que el “papa mediático” siga dando seguidores y forme parte de una nueva catequesis a partir de las web 2.0. Quizá a alguien se le ocurrirá hacer una especie de Second Life donde revivan al obispo de origen polaco que se convirtió en el líder de masas más importante de los últimos años para la Iglesia católica.
En las tres cuentas predominan plegarias y peticiones a Karol Wojtyla que, seguramente, intercederá ante el más allá para resolver lo mismo el tsunami de Japón que la guerra contra el narcotráfico en México o que el “libertinaje” sexual de las nuevas generaciones que, paradójicamente, se documenta en el mismo Facebook.
Para el Vaticano la modernidad significa utilizar las nuevas herramientas mediáticas y tecnológicas, explotando la “marca” más famosa de los últimos años, pero sin modernizar su orientación teológica, sus postulados más retardatarios frente a cuestiones fundamentales como el uso del condón, la despenalización del aborto, los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres, la contracepción, la muerte asistida, las parejas del mismo sexo, etcétera.
Paradójicamente, el papa más conservador en el terreno moral fue, precisamente, Juan Pablo II. Su pontificado representó un retroceso de más de 40 años frente a las tesis más avanzadas del Concilio Vaticano II y una constante persecución a teólogos de la Liberación, al tiempo que protegió a la teología de la extorsión, representada por Marcial Maciel, ahora verdadero “expulsado” del paraíso de Juan Pablo II.
El pretexto para esta estrategia es la beatificación exprés que el Vaticano pretende realizar con Karol Wojtyla. Cosas veredes, diríamos en este mundo de la convergencia. Quizá ahora las beatificaciones se logren a través de followers, “amigos”, “enlaces” y contactos de quienes vivimos en este mundo pensando en el más allá.
“Santo padre, te pido que mi marido pueda conseguir trabajo”.
“Intercede por nuestro mundo, nuestra patria y nuestra familia”.
“Santo padre, intercede para que podamos identificar la obra de Satanás y aléjanos de ella”.
“Santo padre, ponemos en tus manos nuestro noticiero católico”.
Estos son, entre otros cientos, los mensajes que se lanzan desde el más acá hasta el más allá en la nueva cuenta que el Vaticano abrió para promover la beatificación de Juan Pablo II.
Hasta la mañana del domingo 13 de marzo, los “seguidores” del pontífice fallecido hace más de un lustro suman 96 mil 367.
No es la única cuenta que el Vaticano ha abierto para incidir en las redes sociales. La cuenta Juan Pablo II Figura Pública, tiene 21 mil 956 seguidores; y Juan Pablo II Autor tiene un poco más de 11 mil.
Lo sorprendente es que el “papa mediático” siga dando seguidores y forme parte de una nueva catequesis a partir de las web 2.0. Quizá a alguien se le ocurrirá hacer una especie de Second Life donde revivan al obispo de origen polaco que se convirtió en el líder de masas más importante de los últimos años para la Iglesia católica.
En las tres cuentas predominan plegarias y peticiones a Karol Wojtyla que, seguramente, intercederá ante el más allá para resolver lo mismo el tsunami de Japón que la guerra contra el narcotráfico en México o que el “libertinaje” sexual de las nuevas generaciones que, paradójicamente, se documenta en el mismo Facebook.
Para el Vaticano la modernidad significa utilizar las nuevas herramientas mediáticas y tecnológicas, explotando la “marca” más famosa de los últimos años, pero sin modernizar su orientación teológica, sus postulados más retardatarios frente a cuestiones fundamentales como el uso del condón, la despenalización del aborto, los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres, la contracepción, la muerte asistida, las parejas del mismo sexo, etcétera.
Paradójicamente, el papa más conservador en el terreno moral fue, precisamente, Juan Pablo II. Su pontificado representó un retroceso de más de 40 años frente a las tesis más avanzadas del Concilio Vaticano II y una constante persecución a teólogos de la Liberación, al tiempo que protegió a la teología de la extorsión, representada por Marcial Maciel, ahora verdadero “expulsado” del paraíso de Juan Pablo II.
El pretexto para esta estrategia es la beatificación exprés que el Vaticano pretende realizar con Karol Wojtyla. Cosas veredes, diríamos en este mundo de la convergencia. Quizá ahora las beatificaciones se logren a través de followers, “amigos”, “enlaces” y contactos de quienes vivimos en este mundo pensando en el más allá.
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