Francisco Garfias
El próximo 3 de julio se “cierra el ciclo” de las alianzas con el PAN. Lo aseguró Jesús Zambrano, en breve charla con este reportero. El nuevo presidente nacional del PRD se va a limitar a cumplir con los compromisos asumidos por su tocayo Jesús Ortega en Coahuila, Estado de México y Nayarit, antes de cerrar la puerta amarilla a esta estrategia diseñada por Manuel Camacho. “En Michoacán no habrá coalición y mucho menos en el 2012”, aseveró el Chucho Bis.
La coalición podrá presumir que ganó en Oaxaca, Puebla, y Sinaloa; que se impuso también en Guerrero. Pero sus promotores no pueden negar que la “impúdica alianza” –el término es del priista Humberto Moreira– enfrentó y desdibujó al principal partido de izquierda.
A Zambrano se le verá mucho menos con Gustavo Madero que lo que se veía a Ortega con César Nava. La trayectoria del sinaloense lo avala como un hombre de izquierda, que cumple su palabra. Chucho se inició en la guerrilla, se consolidó en la lucha social.
La política institucional le enseñó a alejarse de los dogmas, a respetar al contrario, a no descalificar de botepronto.
El Chucho bis sabe que está obligado a enderezar el rumbo. En ello va la existencia misma de la agrupación que en 1989 fundara el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano. El principal reto que enfrenta es no solo recuperar la unidad del PRD, sino de la izquierda en su conjunto.
Su tarea inmediata no parece fácil. El próximo domingo es día crucial. Está convocada la consulta en el Estado de México. El programado “sí” a la alianza del PRD con el PAN colocará a Zambrano frente a su primera prueba de fuego. Ayer mismo publicamos en este espacio expresiones de Pablo Gómez que llamaron poderosamente la atención. El senador adelantó que el G-8, que agrupa a los perredistas fieles a López Obrador, armaran un “gran pedo” si hay alianza con la derecha.
Nadie entiende la terquedad amarilla de mantener una coalición que no promete, que no encuentra candidato, que los enfrenta, y que, a estas alturas, es más una aventura que una posibilidad de triunfo. La coalición con el PAN, además, aleja a Alejandro Encinas, el perredista más popular en el Estado de México, de la posibilidad de ser candidato.
El diputado federal no se cansa de repetir que sin el PRD no se presenta y que con los azules no va ni a la esquina. ¿Qué los mantiene aferrados a la alianza?
Preguntamos a un alto funcionario del GDF. “Los acuerdos con Calderón están fuertes”, repuso.
Una que sí supo “oler” la trampa en la que se puede convertir el Estado de México es Josefina Vázquez Mota. La diputada del PAN nomás no le quiso entrar al quite. Ni la solicitud de Los Pinos la hizo cambiar de opinión. Era la mejor ubicada en las encuestas. Pero su instinto político le encendía las luces amarillas.
No solo intuyó las desastrosas consecuencias de la división interna en el PRD, sino que no confía en Ulises Ramírez. El cuestionado senador controla las estructuras del PAN en el Estado de México, y presume a los cuatro vientos su cercanía con Enrique Peña Nieto.
Ayer mismo un legislador mexiquense se quejaba del poco entusiasmo que hay en la cúpula nacional del PAN, por la elección en la entidad más poblada del país.
Acompañaba su lamento con una protesta por los escasos recursos que el partido va a aportar al proceso electoral — 20 millones de pesos– para apuntalar a quienes acaben como candidatos. “Pareciera que se trata de la elección de Tlaxcala, y no la del Estado de México”, reclamó.
* * *
La cercanía del Presidente Calderón con el gobernador “perredista” de Chiapas, Juan Sabines, comienza a provocar inquietud en el PAN. Algunos sospechan que es el “candidato externo” del que ha hablado el presidente de la República en un par de ocasiones.
Sabines fue el primer gobernador “del PRD” –en realidad es del PRI– que lo reconoció oficialmente. El inquilino de los Pinos no lo olvidó. Lo hizo su amigo, su confidente, su consejero. Chiapas, además, ha recibido un formidable apoyo federal en lo que va del sexenio.
Eso ha permitido al mandatario estatal ganarse el reconocimiento de organismos internacionales, y de las ong´s más radicales. La cantidad de recursos que ha enviado al otrora rebelde estado, cuna del zapatismo, han colocado a Calderón como el presidente mejor calificado en la entidad.
* * *
Muy pocos asistieron a la tumba de Luis Donaldo Colosio en Magdalena de Kino, Sonora, 16 años después de que Mario Aburto le quitara la vida en Lomas Taurinas, Tijuana. Un puñado de amigos hizo guardia frente al mausoleo en el que descansa junto a su esposa Diana Laura Riojas.
Eran los de siempre: Alfonso Durazo, Miguel Lerma, Miguel Mejía, Oscar Teherán, Alicia Arellano. Los demás asistentes eran familia. Las llamadas “viudas de Colosio” –Liébano, Basave, Palma, Hopkins, Soberanes– ya se volvieron a casar. Es ley de vida.
El próximo 3 de julio se “cierra el ciclo” de las alianzas con el PAN. Lo aseguró Jesús Zambrano, en breve charla con este reportero. El nuevo presidente nacional del PRD se va a limitar a cumplir con los compromisos asumidos por su tocayo Jesús Ortega en Coahuila, Estado de México y Nayarit, antes de cerrar la puerta amarilla a esta estrategia diseñada por Manuel Camacho. “En Michoacán no habrá coalición y mucho menos en el 2012”, aseveró el Chucho Bis.
La coalición podrá presumir que ganó en Oaxaca, Puebla, y Sinaloa; que se impuso también en Guerrero. Pero sus promotores no pueden negar que la “impúdica alianza” –el término es del priista Humberto Moreira– enfrentó y desdibujó al principal partido de izquierda.
A Zambrano se le verá mucho menos con Gustavo Madero que lo que se veía a Ortega con César Nava. La trayectoria del sinaloense lo avala como un hombre de izquierda, que cumple su palabra. Chucho se inició en la guerrilla, se consolidó en la lucha social.
La política institucional le enseñó a alejarse de los dogmas, a respetar al contrario, a no descalificar de botepronto.
El Chucho bis sabe que está obligado a enderezar el rumbo. En ello va la existencia misma de la agrupación que en 1989 fundara el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano. El principal reto que enfrenta es no solo recuperar la unidad del PRD, sino de la izquierda en su conjunto.
Su tarea inmediata no parece fácil. El próximo domingo es día crucial. Está convocada la consulta en el Estado de México. El programado “sí” a la alianza del PRD con el PAN colocará a Zambrano frente a su primera prueba de fuego. Ayer mismo publicamos en este espacio expresiones de Pablo Gómez que llamaron poderosamente la atención. El senador adelantó que el G-8, que agrupa a los perredistas fieles a López Obrador, armaran un “gran pedo” si hay alianza con la derecha.
Nadie entiende la terquedad amarilla de mantener una coalición que no promete, que no encuentra candidato, que los enfrenta, y que, a estas alturas, es más una aventura que una posibilidad de triunfo. La coalición con el PAN, además, aleja a Alejandro Encinas, el perredista más popular en el Estado de México, de la posibilidad de ser candidato.
El diputado federal no se cansa de repetir que sin el PRD no se presenta y que con los azules no va ni a la esquina. ¿Qué los mantiene aferrados a la alianza?
Preguntamos a un alto funcionario del GDF. “Los acuerdos con Calderón están fuertes”, repuso.
Una que sí supo “oler” la trampa en la que se puede convertir el Estado de México es Josefina Vázquez Mota. La diputada del PAN nomás no le quiso entrar al quite. Ni la solicitud de Los Pinos la hizo cambiar de opinión. Era la mejor ubicada en las encuestas. Pero su instinto político le encendía las luces amarillas.
No solo intuyó las desastrosas consecuencias de la división interna en el PRD, sino que no confía en Ulises Ramírez. El cuestionado senador controla las estructuras del PAN en el Estado de México, y presume a los cuatro vientos su cercanía con Enrique Peña Nieto.
Ayer mismo un legislador mexiquense se quejaba del poco entusiasmo que hay en la cúpula nacional del PAN, por la elección en la entidad más poblada del país.
Acompañaba su lamento con una protesta por los escasos recursos que el partido va a aportar al proceso electoral — 20 millones de pesos– para apuntalar a quienes acaben como candidatos. “Pareciera que se trata de la elección de Tlaxcala, y no la del Estado de México”, reclamó.
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La cercanía del Presidente Calderón con el gobernador “perredista” de Chiapas, Juan Sabines, comienza a provocar inquietud en el PAN. Algunos sospechan que es el “candidato externo” del que ha hablado el presidente de la República en un par de ocasiones.
Sabines fue el primer gobernador “del PRD” –en realidad es del PRI– que lo reconoció oficialmente. El inquilino de los Pinos no lo olvidó. Lo hizo su amigo, su confidente, su consejero. Chiapas, además, ha recibido un formidable apoyo federal en lo que va del sexenio.
Eso ha permitido al mandatario estatal ganarse el reconocimiento de organismos internacionales, y de las ong´s más radicales. La cantidad de recursos que ha enviado al otrora rebelde estado, cuna del zapatismo, han colocado a Calderón como el presidente mejor calificado en la entidad.
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Muy pocos asistieron a la tumba de Luis Donaldo Colosio en Magdalena de Kino, Sonora, 16 años después de que Mario Aburto le quitara la vida en Lomas Taurinas, Tijuana. Un puñado de amigos hizo guardia frente al mausoleo en el que descansa junto a su esposa Diana Laura Riojas.
Eran los de siempre: Alfonso Durazo, Miguel Lerma, Miguel Mejía, Oscar Teherán, Alicia Arellano. Los demás asistentes eran familia. Las llamadas “viudas de Colosio” –Liébano, Basave, Palma, Hopkins, Soberanes– ya se volvieron a casar. Es ley de vida.
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