Jenaro Villamil
Fragmento del Capítulo V del libro “El Sexenio de Televisa” (Editorial Grijalbo 2010), de Jenaro Villamil, sobre los antecedentes y la forma en que se configuró Iniciativa México.
-De parte del señor Emilio Azcárraga Jean se le invita a evento el próximo 7 de junio en el ex convento de San Hipólito. Se le agradecerá su asistencia puntual.
Así decía, palabras más palabras menos, la voz de una secretaria de la presidencia de Televisa que se comunicó con la dirección general de un periódico de la Ciudad de México. Cómo ésta, otras decenas de llamadas se hicieron a las redacciones de distintos medios impresos para invitar a los directores a un “evento” de Azcárraga Jean. No se especificaba por qué y cuáles eran los alcances de esta presencia.
El 25 de mayo del mismo año, durante una reunión del Consejo Directivo de la Cámara Nacional de la Industria de la Radio y Televisión (CIRT), el funcionario de Televisa, Javier Tejado Dondé, les informó a los concesionarios que el consorcio lanzaría la Iniciativa México y los exhortó a sumarse al proyecto.
Tejado Dondé no consultó si estaban o no de acuerdo en el diseño que semanas antes se había realizado en las oficinas de Santa Fé, sobre los alcances de esta iniciativa. Les detalló, mediante una presentación en Power Point, que el proyecto abarcaba cinco temas: calidad de vida, desarrollo comunitario, medio ambiente, cambio climático, justicia y derechos humanos, buen gobierno y rendición de cuentas.
“Se creará un consejo técnico y un consejo consultivo. Esperamos que todos se sumen”, afirmó Tejado Dondé.
-¿Se trata de otro Teletón? –preguntó uno de los asistentes.
Tejado Dondé afirmó que, a similitud del Teletón, se buscaba sumar los esfuerzos de todos los medios electrónicos, pero la meta era mucho más ambiciosa: “lograr lo que el gobierno federal no ha podido: modificar la mala percepción que se tiene de nuestro país”.
En paralelo, otros funcionarios de Televisa se reunieron con los directivos y propietarios de 12 periódicos agrupados en la Asociación de Editores de los Estados (AEE). Aplicaron la misma técnica que Javier Tejado Dondé: los invitaron a participar en el formato de una “iniciativa sin precedentes”, cuyo diseño y detalles ya habían sido previamente definidos en Televisa.
Esta fórmula provocó que varios de los periódicos integrantes de la AEE, como el Diario de Yucatán, decano en el sureste mexicano, se deslindara de la convocatoria, a pesar que en la lista de integrantes del Consejo Consultivo se les había incluido. El mismo 8 de junio, Carlos R. Menéndez Losa, director general del Grupo Megamedia, editor del Diario de Yucatán, envió una misiva a otros medios afirmando que ellos no se sumaban a la iniciativa encabezada por las dos grandes televisoras.
El deslinde público del Diario de Yucatán mostró los errores y la falta de tacto en el “acarreo” previo que realizaron los funcionarios de Televisa para lograr que su iniciativa fuera “lo más incluyente posible”. Dos grandes periódicos de la capital del país, Reforma y La Jornada, desistieron a la invitación de la secretaria de Azcárraga Jean. Y uno de los grandes grupos radiofónicos, Multivisión, de Joaquín Vargas, se deslindó de la convocatoria. En otros casos, ni siquiera corrió la cortesía de invitarlos, como fueron los casos de los directores de TV UNAM, Radio UNAM y del Instituto Mexicano la Radio (IMER) o Radio Educación, a pesar de que se incorporaron al Consejo Técnico, el rector José Narro y el ex rector Juan Ramón de la Fuente, ambos de la UNAM, o de que sí participaran los directores de dos televisoras públicas, como Carlos Sariñana, de Canal Once, y Jorge Volpi, de Canal 22.
También “la convocatoria sin precedentes en un año histórico” no estuvo exenta de soberbia y errores en los promocionales previos a la presentación formal de Iniciativa México.
El domingo 30 de mayo, se difundió en cadena nacional un extraño spot de dos minutos con Javier Aguirre, director técnico de la Selección Mexicana de Futbol. Aguirre aparecía declamando, al pie de la columna del Angel de la Independencia una serie de frases sobre el “México ganador” y exhortaba a pasar del país del “sí se puede” a pasar al país del “ya se pudo”. Tenía como fondo un cielo nublado y la avenida Reforma vacía, sin automóviles, que daba la sensación de un una ciudad fantasma.
El formato y el tono del mensaje, en vísperas del inicio de la Copa Mundial Sudáfrica 2010, era una adaptación del spot que promovió el periódico The Times of India, en 2008, llamado Lead India, premiado en el Festival de Publicidad de Cannes Francia. Esa campaña festejó los 60 años de la independencia de la India frente al imperio británico y, con imágenes de liderazgos sociales y políticos, buscó proyectar una nueva percepción del gigante asiático.
En la parte medular del promocional indio aparece el actor Amitabh Bachchan hablando sobre la existencia de “dos Indias”: “una India que quiere y otra India que espera”. “Es tiempo de volar, de ser líderes”, afirmó Bachchan.
Copiando frases textuales de esa campaña, los productores del spot del Vasco Aguirre querían emular la belleza y el éxito de ese promocional. La diferencia era obvia: el director técnico de la selección mexicana no sabía declamar tan bien como la celebridad india, y nadie sabía a ciencia cierta qué tenía que hacer Aguirre exhortando a los mexicanos a superarse, como si se tratara del promocional de un libro de Paulo Coehlo o de cursos de superación personal.
Después de la eliminación de la selección mexicana de la Copa Mundial de futbol, Aguirre dejó de ser útil como figura emblemática de la campaña de “transformación de percepciones”, pero continuó la Iniciativa México.
Pretenciosa en sus alcances y definiciones, Iniciativa México se autopromueve como “un proyecto nacional que busca rescatar al México dinámico y emprendedor, así como reconocer y exaltar los esfuerzos de las personas que con sus iniciativas, trabajan por el México que todos queremos”.
“El corazón de este proyecto es una convocatoria dirigida a esas personas, instituciones y organizaciones que han comenzado a transformar al país, para que presenten sus proyectos de acción social o ecológica que ya están haciendo una diferencia positiva en su entorno”, resumía la convocatoria.
En esencia, Iniciativa México se trata de otro reality show, con un formato de concurso en el que participan las audiencias a través de llamadas telefónicas o de voto electrónico en apoyo a alguna de las 47 mil 049 iniciativas que se inscribieron en las cinco modalidades: desarrollo comunitario; medio ambiente; cambio climático; justicia y derechos humanos; y buen y rendición de cuentas.
La iniciativa ganadora recibirá 2 millones de pesos y los otros cuatro finalistas llevarán 1 millón de pesos. Es decir, la bolsa de premiación es de apenas 6 millones de pesos, el equivalente al precio de 10 spots en horario de mayor audiencia en Televisa. Es decir, una cantidad raquítica para el despliegue mediático y propagandístico que ha recibido este proyecto. Incluso, el Instituto de Desarrollo Social (Indesol) ofrece montos mayores a cualquier proyecto de iniciativa ciudadana.
La Iniciativa vende dos tipos de despliegues mediáticos: la promoción de los proyectos finalistas cada fin de semana en el canal 2 y en el canal 13 y, al mismo tiempo, una muy evidente autopromoción de las televisoras como filántropas e impulsoras de un país de ganadores, de esfuerzo, de “gente que trata de salir adelante”.
La selección de las iniciativas finalistas se realizó a través de un Consejo Técnico que mezcla a los dos presidentes de las televisoras (Emilio Azcárraga Jean y Ricardo Salinas Pliego) con los rectores de las universidades “más importantes”: José Narro Robles, de la UNAM, Yoloxóchitl Bustamante Diez, del Instituto Politécnico Nacional; Rafael Rangel Sostman, del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey; al ex rector Juan Ramón de la Fuente, que participa como presidente de la Asociación Internacional de Universidades; más intelectuales ligados a Televisa: Héctor Aguilar Camín, ex conductor de Zona Abierta y director de la revista Nexos; Federico Reyes Heroles, presidente del consejo de Transparencia Mexicana, el organismo que fungió como “testigo social” en las licitaciones recientes de telecomunicaciones que ganó Televisa; el escritor Homero Aridjis, la astrónoma Julieta Fierro y el director general de Cinépolis, Alejandro Ramírez Magañan.
En ese consejo técnico se integró al director de Ashoka México, Armando Laborde de la Peña. Su presencia no es casual. Ashoka, organización creada en 1980 por el estadounidense Bill Drayton, es una fundación, con presencia en más de 70 países, que lleva ese nombre en honor al líder que unificó al subcontinente indio en el siglo III antes de Cristo. Además, es especialista en el fomento de “emprendedores sociales” una idea que copió Televisa para apropiarse de ella y lanzar su Iniciativa México.
Los criterios mediáticos y políticos de Televisa no han coincidido con los de Ashoka, según confirmaron fuentes de esta misma organización. En el tramo final de la Iniciativa México hubo muchas diferencias entre los intereses de Azcárraga Jean y el rigor con el que tradicionalmente el organismo no gubernamental califica y promueve a los “emprendedores sociales”.
Bajo la batuta de Televisa, Iniciativa México se ha convertido más en otro “teletón” que, en lugar de recaudar fondos para la construcción de centros de discapacitados que coordina la Fundación Televisa, se dedica a palomear y promover a aquellos “constructores de sueños” y proyectos que correspondan con la idea mediática que quieren promover de la “nueva percepción de México”.
El Negocio de la Iniciativa
La Iniciativa México fue anunciada originalmente el 12 de enero de 2010 en la pantalla de Canal 2 por Emilio Azcárraga Jean. Según el presidente de Televisa, ésta formaba parte de tres proyectos del consorcio para conmemorar los festejos del Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución. Las otras dos eran los promocionales Estrellas del Bicentenario, spots de promoción turística que fueron patrocinados por los distintos gobiernos estatales; y la miniserie de 13 capítulos sobre la historia de la Independencia de México, llamada La Historia en Corto. Acabó llamándose Gritos de Libertad.
Azcárraga Jean le explicó a Joaquín López Dóriga que la Iniciativa México “busca encontrar y mostrar a la gente, a todas esas gentes (sic) que existen en este México vibrante, en este México pujante que realmente están haciendo un cambio en el país… Creo que es muy importante que los enseñemos y sigamos su ejemplo”.
Así planteado, la Iniciativa México parecía la promoción a un parque temático de buenas intenciones. Televisa se escudaba en las celebraciones del Bicentenario para presentarse como un Big Brother, a favor de las “buenas causas”, sin pasar por el filtro gubernamental.
Sin embargo, el 23 de marzo Azcárraga Jean afirmó en declaraciones a jóvenes estudiantes que la Iniciativa México se pospuso por “problemas de operación”.
“Tuvimos que cambiar la gente, fue algo que estuvo fuera de nuestras manos. Espero que podamos resolver el problema lo más pronto posible y anunciarla próximamente”, afirmó el presidente de Televisa en el encuentro Espacio 2010, realizado en la ex hacienda henequenera San Antonio Cucul, de Yucatán.
A finales de abril, la Iniciativa México revivió. El contexto había cambiado. Estaba en ciernes una discusión en el Congreso una nueva iniciativa de “reforma integral” a la Ley Federal de Radio y Televisión y a la de Telecomunicaciones que Televisa vetó de nuevo. También comenzaban las críticas por el evidente favoritismo del gobierno de Felipe Calderón al entregarle a Televisa las dos grandes licitaciones de la fibra óptica de la Comisión Federal de Electricidad y de la banda de telefonía móvil 1.7Ghz.
Aún más, el ambiente polarizado entre los dos grandes partidos –PAN y PRI- y el elevado número de víctimas ante la “guerra” emprendida por Calderón frente a los distintos grupos del crimen organizado, la creciente crisis de desempleo en todo el país y la ausencia de logros tangibles que presumir en el año del Bicentenario, provocaron que la administración federal le demandara a las televisoras que “cambiaran la percepción” de la imagen de conflicto y de tensión que se difunde en los noticiarios.
Hábilmente, Televisa tomó la batuta. Aconsejada, entre otros, por el escritor Héctor Aguilar Camín y a pocas semanas de iniciar las transmisiones de su nuevo canal de “análisis e información”, Foro TV, Azcárraga Jean decidió desempolvar la Iniciativa México, pero con una característica más ambiciosa: Televisa era la dueña de la idea, pero no podía aparecer como la única convocante. Tenían que demostrar el músculo y convocar a todos los demás medios electrónicos e impresos.
De esta manera, Iniciativa México dejó de ser un proyecto de apoyo filantrópico más para convertirse en una plataforma que demostrara el poder de convocatoria y de convencimiento de Televisa. ¿Quién se iba a oponer a una “causa buena”, mediáticamente vendible, socialmente amable? Quienes así lo hicieran se convirtieron en los adversarios, en los promotores del pesimismo y del “México del no se pudo”.
Al primero que Televisa convenció, bajo el aval gubernamental, fue a Ricardo Salinas Pliego, dueño de TV Azteca. Las dos grandes televisoras se habían unido en 2007 para desafiar al Congreso frente a la reforma electoral que marcó la prohibición de compra de tiempo-aire de los candidatos, precandidatos y gobernadores. Fueron célebres los dos “encadenamientos” de las televisoras y de los grupos radiofónicos más importantes para protestar en una audiencia pública ante el Senado por aquella reforma electoral que “viola la libertad de expresión”.
La reforma no les quitó ninguna ganancia. Por el contrario, potenció la capacidad de presión de ambas televisoras. Le dieron la vuelta a los candados legales, con algunas altas sanciones del IFE, pero finalmente las pantallas de Televisa y de TV Azteca se han inundado de “publicidad integrada”, de infomerciales y de promocionales para quienes aspiren a ser gobernadores, legisladores, alcaldes o candidatos presidenciales. En las elecciones federales de 2009, en las estatales de 2010 y en las próximas del 2011 y del 2012, ambas se preparan para ser jueces y parte del negocio electoral.
Sin embargo, su credibilidad quedó afectada frente a aquel desafío abierto al Estado mexicano. La Iniciativa México se convirtió en una excelente oportunidad para enmendar la mala imagen acumulada frente al litigio de la Ley Televisa, ante su inusitada rebelión por la reforma electoral y la percepción pública de que el duopolio televisivo “secuestró” a la clase política.
Por esta razón, Iniciativa México integró en su consejo consultivo a todos los grupos mediáticos que orbitan en torno a las dos grandes televisoras, pero, sobre todo, de Televisa. En ese consejo están los presidentes y representantes de los grupos radiofónicos más grandes y poderosos que dependen de los comentaristas de mayor rating de ambas televisoras y que comparten el negocio de la compra venta de espacios informativos: Rogerio Azcárraga Madero (Grupo Radio Fórmula), Francisco González (Grupo Multimedios), Francisco Ibarra López (Grupo ACIR), Sara Laris (Grupo RASA), Luis Maccise (Grupo Radiofónico Capital), Antonio Grajales Frías (Grupo ORO), Luis Carlos Astiazarán (UNIRADIO), Enrique Pereda (Radiocima), Javier Pérez de Anda (Radiorama), Carlos Quiñones Armendáriz (Radio S.A.), Javier Sánchez Campuzano (Grupo 7), Olegario Vázquez Aldir (Grupo Imagen), Mario Vázquez Raña (Organización Editorial Mexicana-ABC Radio), Rodolfo Madero (Grupo Alerta), Alejandro García Gamboa (Grupo Sipse).
De los grandes grupos radiofónicos los dos que no se encuentran en ese consejo son Grupo Radio Centro, de la familia Aguirre, y Multivisión, de la familia Vargas, así como otras organizaciones radiofónicas con fuerza en los estados y que no dependen de las televisoras para su subsistencia.
Integraron en el mismo consejo consultivo a directivos de varios medios impresos, pero no lograron la anhelada “unanimidad” que se planteó internamente como uno de los objetivos de la iniciativa.
Tampoco lo lograron en el ámbito académico. Están al margen grandes universidades públicas como la Universidad Autónoma Metropolitana, la Universidad de Guadalajara, la Universidad Autónoma de Puebla o la Universidad Autónoma de Nuevo León, por mencionar algunas, o universidades privadas importantes como la Universidad Iberoamericana, el ITAM o la Universidad Anáhuac.
Llamó poderosamente la atención la presencia tanto del rector de la UNAM, José Narro, como del ex rector Juan Ramón de la Fuente. Rumores crecientes sobre la posibilidad de que De la Fuente se convierta en el “candidato ciudadano” bien visto por Televisa, lo mismo para el Distrito Federal que para la presidencia de la República le ha dado a la Iniciativa México un carácter también de plataforma electoral.
Ciertos o no estos rumores, es un hecho que la convocatoria de Iniciativa México deja al margen a representantes de los partidos políticos y de los futuros precandidatos presidenciales. También se convirtió en una pasarela para destacar a los intelectuales y comentaristas “amigos” o que no tienen el visto bueno del consorcio. Muchos de ellos participaron en los promocionales de Iniciativa México sin saber que sus declaraciones iban a ser utilizadas para esta plataforma.
Por lo pronto, Iniciativa México le aportó a las dos televisoras, pero, en especial, a Televisa una red de comunicación y de enlace con casi 50 mil organizaciones no gubernamentales que se pueden convertir también en un potencial político para un escenario electoral que reclame a “ciudadanos independientes” como candidatos o figuras emblemáticas que reciban el apoyo de la pantalla comercial.
¿Es la gestación de un “partido de las televisoras” o de un neocorporativismo que ya no pasa por las clientelas partidistas y gubernamentales sino por el palomeo del poder mediático?
Llama la atención que ninguno de los rubros del concurso se relacione, por ejemplo, con la iniciativa de crear nuevos medios de comunicación alternos a los ya existentes. Ni radios comunitarias, ni medios cibernéticos, mucho menos productores independientes de contenidos audiovisuales forman parte de los mexicanos que son “agentes del cambio”.
La sospecha de una ambición política más amplia, no evidente, está presente ante el despliegue que ha recibido la Iniciativa México. Con humildad, en un tono característico de un candidato, Azcárraga Jean remató así su discurso durante la presentación del 7 de junio de la iniciativa:
“Ojalá, dentro de 100 años, alguien se acuerde un buen día, que en 2010, los mexicanos supimos poner de lado nuestras diferencias para reconocer lo mejor de nosotros mismos y para conseguir la transformación que el país aguarda”.
Por supuesto, los que tienen diferencias con Televisa no entran dentro de ese gran acuerdo. Aquellos medios que no participan en su agenda, pueden ser objeto de ataques inusitados en pantalla, como sucedió entre el 6 y 9 de septiembre en contra del Grupo Reforma, editor de los periódicos Metro y Reforma.
Fragmento del Capítulo V del libro “El Sexenio de Televisa” (Editorial Grijalbo 2010), de Jenaro Villamil, sobre los antecedentes y la forma en que se configuró Iniciativa México.
-De parte del señor Emilio Azcárraga Jean se le invita a evento el próximo 7 de junio en el ex convento de San Hipólito. Se le agradecerá su asistencia puntual.
Así decía, palabras más palabras menos, la voz de una secretaria de la presidencia de Televisa que se comunicó con la dirección general de un periódico de la Ciudad de México. Cómo ésta, otras decenas de llamadas se hicieron a las redacciones de distintos medios impresos para invitar a los directores a un “evento” de Azcárraga Jean. No se especificaba por qué y cuáles eran los alcances de esta presencia.
El 25 de mayo del mismo año, durante una reunión del Consejo Directivo de la Cámara Nacional de la Industria de la Radio y Televisión (CIRT), el funcionario de Televisa, Javier Tejado Dondé, les informó a los concesionarios que el consorcio lanzaría la Iniciativa México y los exhortó a sumarse al proyecto.
Tejado Dondé no consultó si estaban o no de acuerdo en el diseño que semanas antes se había realizado en las oficinas de Santa Fé, sobre los alcances de esta iniciativa. Les detalló, mediante una presentación en Power Point, que el proyecto abarcaba cinco temas: calidad de vida, desarrollo comunitario, medio ambiente, cambio climático, justicia y derechos humanos, buen gobierno y rendición de cuentas.
“Se creará un consejo técnico y un consejo consultivo. Esperamos que todos se sumen”, afirmó Tejado Dondé.
-¿Se trata de otro Teletón? –preguntó uno de los asistentes.
Tejado Dondé afirmó que, a similitud del Teletón, se buscaba sumar los esfuerzos de todos los medios electrónicos, pero la meta era mucho más ambiciosa: “lograr lo que el gobierno federal no ha podido: modificar la mala percepción que se tiene de nuestro país”.
En paralelo, otros funcionarios de Televisa se reunieron con los directivos y propietarios de 12 periódicos agrupados en la Asociación de Editores de los Estados (AEE). Aplicaron la misma técnica que Javier Tejado Dondé: los invitaron a participar en el formato de una “iniciativa sin precedentes”, cuyo diseño y detalles ya habían sido previamente definidos en Televisa.
Esta fórmula provocó que varios de los periódicos integrantes de la AEE, como el Diario de Yucatán, decano en el sureste mexicano, se deslindara de la convocatoria, a pesar que en la lista de integrantes del Consejo Consultivo se les había incluido. El mismo 8 de junio, Carlos R. Menéndez Losa, director general del Grupo Megamedia, editor del Diario de Yucatán, envió una misiva a otros medios afirmando que ellos no se sumaban a la iniciativa encabezada por las dos grandes televisoras.
El deslinde público del Diario de Yucatán mostró los errores y la falta de tacto en el “acarreo” previo que realizaron los funcionarios de Televisa para lograr que su iniciativa fuera “lo más incluyente posible”. Dos grandes periódicos de la capital del país, Reforma y La Jornada, desistieron a la invitación de la secretaria de Azcárraga Jean. Y uno de los grandes grupos radiofónicos, Multivisión, de Joaquín Vargas, se deslindó de la convocatoria. En otros casos, ni siquiera corrió la cortesía de invitarlos, como fueron los casos de los directores de TV UNAM, Radio UNAM y del Instituto Mexicano la Radio (IMER) o Radio Educación, a pesar de que se incorporaron al Consejo Técnico, el rector José Narro y el ex rector Juan Ramón de la Fuente, ambos de la UNAM, o de que sí participaran los directores de dos televisoras públicas, como Carlos Sariñana, de Canal Once, y Jorge Volpi, de Canal 22.
También “la convocatoria sin precedentes en un año histórico” no estuvo exenta de soberbia y errores en los promocionales previos a la presentación formal de Iniciativa México.
El domingo 30 de mayo, se difundió en cadena nacional un extraño spot de dos minutos con Javier Aguirre, director técnico de la Selección Mexicana de Futbol. Aguirre aparecía declamando, al pie de la columna del Angel de la Independencia una serie de frases sobre el “México ganador” y exhortaba a pasar del país del “sí se puede” a pasar al país del “ya se pudo”. Tenía como fondo un cielo nublado y la avenida Reforma vacía, sin automóviles, que daba la sensación de un una ciudad fantasma.
El formato y el tono del mensaje, en vísperas del inicio de la Copa Mundial Sudáfrica 2010, era una adaptación del spot que promovió el periódico The Times of India, en 2008, llamado Lead India, premiado en el Festival de Publicidad de Cannes Francia. Esa campaña festejó los 60 años de la independencia de la India frente al imperio británico y, con imágenes de liderazgos sociales y políticos, buscó proyectar una nueva percepción del gigante asiático.
En la parte medular del promocional indio aparece el actor Amitabh Bachchan hablando sobre la existencia de “dos Indias”: “una India que quiere y otra India que espera”. “Es tiempo de volar, de ser líderes”, afirmó Bachchan.
Copiando frases textuales de esa campaña, los productores del spot del Vasco Aguirre querían emular la belleza y el éxito de ese promocional. La diferencia era obvia: el director técnico de la selección mexicana no sabía declamar tan bien como la celebridad india, y nadie sabía a ciencia cierta qué tenía que hacer Aguirre exhortando a los mexicanos a superarse, como si se tratara del promocional de un libro de Paulo Coehlo o de cursos de superación personal.
Después de la eliminación de la selección mexicana de la Copa Mundial de futbol, Aguirre dejó de ser útil como figura emblemática de la campaña de “transformación de percepciones”, pero continuó la Iniciativa México.
Pretenciosa en sus alcances y definiciones, Iniciativa México se autopromueve como “un proyecto nacional que busca rescatar al México dinámico y emprendedor, así como reconocer y exaltar los esfuerzos de las personas que con sus iniciativas, trabajan por el México que todos queremos”.
“El corazón de este proyecto es una convocatoria dirigida a esas personas, instituciones y organizaciones que han comenzado a transformar al país, para que presenten sus proyectos de acción social o ecológica que ya están haciendo una diferencia positiva en su entorno”, resumía la convocatoria.
En esencia, Iniciativa México se trata de otro reality show, con un formato de concurso en el que participan las audiencias a través de llamadas telefónicas o de voto electrónico en apoyo a alguna de las 47 mil 049 iniciativas que se inscribieron en las cinco modalidades: desarrollo comunitario; medio ambiente; cambio climático; justicia y derechos humanos; y buen y rendición de cuentas.
La iniciativa ganadora recibirá 2 millones de pesos y los otros cuatro finalistas llevarán 1 millón de pesos. Es decir, la bolsa de premiación es de apenas 6 millones de pesos, el equivalente al precio de 10 spots en horario de mayor audiencia en Televisa. Es decir, una cantidad raquítica para el despliegue mediático y propagandístico que ha recibido este proyecto. Incluso, el Instituto de Desarrollo Social (Indesol) ofrece montos mayores a cualquier proyecto de iniciativa ciudadana.
La Iniciativa vende dos tipos de despliegues mediáticos: la promoción de los proyectos finalistas cada fin de semana en el canal 2 y en el canal 13 y, al mismo tiempo, una muy evidente autopromoción de las televisoras como filántropas e impulsoras de un país de ganadores, de esfuerzo, de “gente que trata de salir adelante”.
La selección de las iniciativas finalistas se realizó a través de un Consejo Técnico que mezcla a los dos presidentes de las televisoras (Emilio Azcárraga Jean y Ricardo Salinas Pliego) con los rectores de las universidades “más importantes”: José Narro Robles, de la UNAM, Yoloxóchitl Bustamante Diez, del Instituto Politécnico Nacional; Rafael Rangel Sostman, del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey; al ex rector Juan Ramón de la Fuente, que participa como presidente de la Asociación Internacional de Universidades; más intelectuales ligados a Televisa: Héctor Aguilar Camín, ex conductor de Zona Abierta y director de la revista Nexos; Federico Reyes Heroles, presidente del consejo de Transparencia Mexicana, el organismo que fungió como “testigo social” en las licitaciones recientes de telecomunicaciones que ganó Televisa; el escritor Homero Aridjis, la astrónoma Julieta Fierro y el director general de Cinépolis, Alejandro Ramírez Magañan.
En ese consejo técnico se integró al director de Ashoka México, Armando Laborde de la Peña. Su presencia no es casual. Ashoka, organización creada en 1980 por el estadounidense Bill Drayton, es una fundación, con presencia en más de 70 países, que lleva ese nombre en honor al líder que unificó al subcontinente indio en el siglo III antes de Cristo. Además, es especialista en el fomento de “emprendedores sociales” una idea que copió Televisa para apropiarse de ella y lanzar su Iniciativa México.
Los criterios mediáticos y políticos de Televisa no han coincidido con los de Ashoka, según confirmaron fuentes de esta misma organización. En el tramo final de la Iniciativa México hubo muchas diferencias entre los intereses de Azcárraga Jean y el rigor con el que tradicionalmente el organismo no gubernamental califica y promueve a los “emprendedores sociales”.
Bajo la batuta de Televisa, Iniciativa México se ha convertido más en otro “teletón” que, en lugar de recaudar fondos para la construcción de centros de discapacitados que coordina la Fundación Televisa, se dedica a palomear y promover a aquellos “constructores de sueños” y proyectos que correspondan con la idea mediática que quieren promover de la “nueva percepción de México”.
El Negocio de la Iniciativa
La Iniciativa México fue anunciada originalmente el 12 de enero de 2010 en la pantalla de Canal 2 por Emilio Azcárraga Jean. Según el presidente de Televisa, ésta formaba parte de tres proyectos del consorcio para conmemorar los festejos del Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución. Las otras dos eran los promocionales Estrellas del Bicentenario, spots de promoción turística que fueron patrocinados por los distintos gobiernos estatales; y la miniserie de 13 capítulos sobre la historia de la Independencia de México, llamada La Historia en Corto. Acabó llamándose Gritos de Libertad.
Azcárraga Jean le explicó a Joaquín López Dóriga que la Iniciativa México “busca encontrar y mostrar a la gente, a todas esas gentes (sic) que existen en este México vibrante, en este México pujante que realmente están haciendo un cambio en el país… Creo que es muy importante que los enseñemos y sigamos su ejemplo”.
Así planteado, la Iniciativa México parecía la promoción a un parque temático de buenas intenciones. Televisa se escudaba en las celebraciones del Bicentenario para presentarse como un Big Brother, a favor de las “buenas causas”, sin pasar por el filtro gubernamental.
Sin embargo, el 23 de marzo Azcárraga Jean afirmó en declaraciones a jóvenes estudiantes que la Iniciativa México se pospuso por “problemas de operación”.
“Tuvimos que cambiar la gente, fue algo que estuvo fuera de nuestras manos. Espero que podamos resolver el problema lo más pronto posible y anunciarla próximamente”, afirmó el presidente de Televisa en el encuentro Espacio 2010, realizado en la ex hacienda henequenera San Antonio Cucul, de Yucatán.
A finales de abril, la Iniciativa México revivió. El contexto había cambiado. Estaba en ciernes una discusión en el Congreso una nueva iniciativa de “reforma integral” a la Ley Federal de Radio y Televisión y a la de Telecomunicaciones que Televisa vetó de nuevo. También comenzaban las críticas por el evidente favoritismo del gobierno de Felipe Calderón al entregarle a Televisa las dos grandes licitaciones de la fibra óptica de la Comisión Federal de Electricidad y de la banda de telefonía móvil 1.7Ghz.
Aún más, el ambiente polarizado entre los dos grandes partidos –PAN y PRI- y el elevado número de víctimas ante la “guerra” emprendida por Calderón frente a los distintos grupos del crimen organizado, la creciente crisis de desempleo en todo el país y la ausencia de logros tangibles que presumir en el año del Bicentenario, provocaron que la administración federal le demandara a las televisoras que “cambiaran la percepción” de la imagen de conflicto y de tensión que se difunde en los noticiarios.
Hábilmente, Televisa tomó la batuta. Aconsejada, entre otros, por el escritor Héctor Aguilar Camín y a pocas semanas de iniciar las transmisiones de su nuevo canal de “análisis e información”, Foro TV, Azcárraga Jean decidió desempolvar la Iniciativa México, pero con una característica más ambiciosa: Televisa era la dueña de la idea, pero no podía aparecer como la única convocante. Tenían que demostrar el músculo y convocar a todos los demás medios electrónicos e impresos.
De esta manera, Iniciativa México dejó de ser un proyecto de apoyo filantrópico más para convertirse en una plataforma que demostrara el poder de convocatoria y de convencimiento de Televisa. ¿Quién se iba a oponer a una “causa buena”, mediáticamente vendible, socialmente amable? Quienes así lo hicieran se convirtieron en los adversarios, en los promotores del pesimismo y del “México del no se pudo”.
Al primero que Televisa convenció, bajo el aval gubernamental, fue a Ricardo Salinas Pliego, dueño de TV Azteca. Las dos grandes televisoras se habían unido en 2007 para desafiar al Congreso frente a la reforma electoral que marcó la prohibición de compra de tiempo-aire de los candidatos, precandidatos y gobernadores. Fueron célebres los dos “encadenamientos” de las televisoras y de los grupos radiofónicos más importantes para protestar en una audiencia pública ante el Senado por aquella reforma electoral que “viola la libertad de expresión”.
La reforma no les quitó ninguna ganancia. Por el contrario, potenció la capacidad de presión de ambas televisoras. Le dieron la vuelta a los candados legales, con algunas altas sanciones del IFE, pero finalmente las pantallas de Televisa y de TV Azteca se han inundado de “publicidad integrada”, de infomerciales y de promocionales para quienes aspiren a ser gobernadores, legisladores, alcaldes o candidatos presidenciales. En las elecciones federales de 2009, en las estatales de 2010 y en las próximas del 2011 y del 2012, ambas se preparan para ser jueces y parte del negocio electoral.
Sin embargo, su credibilidad quedó afectada frente a aquel desafío abierto al Estado mexicano. La Iniciativa México se convirtió en una excelente oportunidad para enmendar la mala imagen acumulada frente al litigio de la Ley Televisa, ante su inusitada rebelión por la reforma electoral y la percepción pública de que el duopolio televisivo “secuestró” a la clase política.
Por esta razón, Iniciativa México integró en su consejo consultivo a todos los grupos mediáticos que orbitan en torno a las dos grandes televisoras, pero, sobre todo, de Televisa. En ese consejo están los presidentes y representantes de los grupos radiofónicos más grandes y poderosos que dependen de los comentaristas de mayor rating de ambas televisoras y que comparten el negocio de la compra venta de espacios informativos: Rogerio Azcárraga Madero (Grupo Radio Fórmula), Francisco González (Grupo Multimedios), Francisco Ibarra López (Grupo ACIR), Sara Laris (Grupo RASA), Luis Maccise (Grupo Radiofónico Capital), Antonio Grajales Frías (Grupo ORO), Luis Carlos Astiazarán (UNIRADIO), Enrique Pereda (Radiocima), Javier Pérez de Anda (Radiorama), Carlos Quiñones Armendáriz (Radio S.A.), Javier Sánchez Campuzano (Grupo 7), Olegario Vázquez Aldir (Grupo Imagen), Mario Vázquez Raña (Organización Editorial Mexicana-ABC Radio), Rodolfo Madero (Grupo Alerta), Alejandro García Gamboa (Grupo Sipse).
De los grandes grupos radiofónicos los dos que no se encuentran en ese consejo son Grupo Radio Centro, de la familia Aguirre, y Multivisión, de la familia Vargas, así como otras organizaciones radiofónicas con fuerza en los estados y que no dependen de las televisoras para su subsistencia.
Integraron en el mismo consejo consultivo a directivos de varios medios impresos, pero no lograron la anhelada “unanimidad” que se planteó internamente como uno de los objetivos de la iniciativa.
Tampoco lo lograron en el ámbito académico. Están al margen grandes universidades públicas como la Universidad Autónoma Metropolitana, la Universidad de Guadalajara, la Universidad Autónoma de Puebla o la Universidad Autónoma de Nuevo León, por mencionar algunas, o universidades privadas importantes como la Universidad Iberoamericana, el ITAM o la Universidad Anáhuac.
Llamó poderosamente la atención la presencia tanto del rector de la UNAM, José Narro, como del ex rector Juan Ramón de la Fuente. Rumores crecientes sobre la posibilidad de que De la Fuente se convierta en el “candidato ciudadano” bien visto por Televisa, lo mismo para el Distrito Federal que para la presidencia de la República le ha dado a la Iniciativa México un carácter también de plataforma electoral.
Ciertos o no estos rumores, es un hecho que la convocatoria de Iniciativa México deja al margen a representantes de los partidos políticos y de los futuros precandidatos presidenciales. También se convirtió en una pasarela para destacar a los intelectuales y comentaristas “amigos” o que no tienen el visto bueno del consorcio. Muchos de ellos participaron en los promocionales de Iniciativa México sin saber que sus declaraciones iban a ser utilizadas para esta plataforma.
Por lo pronto, Iniciativa México le aportó a las dos televisoras, pero, en especial, a Televisa una red de comunicación y de enlace con casi 50 mil organizaciones no gubernamentales que se pueden convertir también en un potencial político para un escenario electoral que reclame a “ciudadanos independientes” como candidatos o figuras emblemáticas que reciban el apoyo de la pantalla comercial.
¿Es la gestación de un “partido de las televisoras” o de un neocorporativismo que ya no pasa por las clientelas partidistas y gubernamentales sino por el palomeo del poder mediático?
Llama la atención que ninguno de los rubros del concurso se relacione, por ejemplo, con la iniciativa de crear nuevos medios de comunicación alternos a los ya existentes. Ni radios comunitarias, ni medios cibernéticos, mucho menos productores independientes de contenidos audiovisuales forman parte de los mexicanos que son “agentes del cambio”.
La sospecha de una ambición política más amplia, no evidente, está presente ante el despliegue que ha recibido la Iniciativa México. Con humildad, en un tono característico de un candidato, Azcárraga Jean remató así su discurso durante la presentación del 7 de junio de la iniciativa:
“Ojalá, dentro de 100 años, alguien se acuerde un buen día, que en 2010, los mexicanos supimos poner de lado nuestras diferencias para reconocer lo mejor de nosotros mismos y para conseguir la transformación que el país aguarda”.
Por supuesto, los que tienen diferencias con Televisa no entran dentro de ese gran acuerdo. Aquellos medios que no participan en su agenda, pueden ser objeto de ataques inusitados en pantalla, como sucedió entre el 6 y 9 de septiembre en contra del Grupo Reforma, editor de los periódicos Metro y Reforma.
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