Cobra, aparece y habla en Televisa… está contra Telmex

Álvaro Cepeda Neri

En la creciente disputa por las telecomunicaciones, con dimes y diretes en los medios de comunicación escritos (los que obtienen parte del pastel por la publicidad que, sobre todo Televisa, contrata muy de vez en cuando y no así Telmex, con todo y sus tarifas casi al costo, quien se anuncia en radio, ya no en televisión de los Azcárraga y Salinas Pliego con quienes se ha enfrentado duro y tupido), los hay que han tomado partido por simpatías del “¡dale duro a Televisa!”, por intereses creados (como los amigos-enemigos: el ex salinista Aguilar Camín y el salinista Carreño Carlón) y los que a veces sí, a veces no, se ponen de parte del multimillonario Slim o vitorean a los cuatro fantásticos que encabeza Azcárraga y quien nunca se había topado con alguien que no les tiene miedo.

El “historiador” Aguilar Camín lleva agua al molino de Televisa como que es uno de sus “intelectuales orgánicos” desde el salinismo (Carlos Salinas de Gortari lo expulsó de su reino cuando se puso con Sansón a las patadas, desconociendo los beneficios quien recibió en ese sexenio sangriento que privatizó las empresas públicas, a tontas y locas dizque para modernizar la economía con el anzuelo del TLC); también orgánico con el zedillismo y en la continuidad del mal gobierno foxista-calderonista.

Además, con Castañeda (Jorge G., no de Germán, sino Gutman), escribiendo con visiones al futuro, ignorando el presente para sus propuestas, como que ambos quieren influir en las cuestiones electorales por venir. Y, en una de esas, ser candidatos independientes, pues al igual que a Vargas Llosa, le fascina y los tiene subyugados el poder político.

Así que H.A.C., ya se puso de parte de Televisa contra “la presencia de un actor dominante en el sector” sin atreverse a escribir el nombre de Carlos Slim Helú; quien quiere una concesión para televisión, mientras Televisa quiere impedirlo. Apodando Gulliver a Telmex-Slim, es obvio que compara a Televisa con uno de los enanos de la obra de Los viajes de Gulliver de Jonathan Swift (en reciente edición de editorial Mondadori, con traducción de Pedro Guardia Massó). Televisa no es una enana; es uno de los poderes fácticos, como Telmex y el Grupo Carso, capaces de doblegar a un Calderón, a un Fox, y capaz de complicidades con Zedillo, Salinas… y Peña Nieto.

Dice el defensor de Televisa (y por lo que escribió, vocero), que a ese Gulliver-Telmex o Gulliver-Slim, “han empezado a lazarlo y clavarlo al piso” (¡oh, Swift!), como creyendo que Televisa tiene perdida la batalla. El pleito por dinero, mayor poder y ver quién gana esta batalla, ha suscitado animadversiones y porras para ambos. Unos apuestan por Slim. Otros por Televisa. Los dos venden servicios de fuentes privadas, a usuarios en el contexto público, por lo cual son cuestionados y criticados, sin que Calderón y SCT intervengan ni para conciliar a lo que, entrado de comparaciones, Televisa es un Frankenstein y el Grupo Carso, haciendo una concesión al “historiador”, es Gulliver. Es el choque de dos trenes balas. Una de marca japonesa. Y el otro alemán.

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