Ximena Vega / Vivir Mexico
El cable 09MEXICO133, enviado el 20 de enero de 2009 -y revelado por WikiLeaks-, sería el último que enviaría Tony Garza como embajador de Estados Unidos en México. Dicho telegrama al Departamento de Estado detallaba que una peligrosa célula narcotraficante estaba en posesión del expediente médico del presidente Felipe Calderón. Atención Carmen Aristegui: seguro ellos sí saben si Calderón es o no alcohólico.
Además el cable detalla que miembros del Estado Mayor Presidencial ya habían recibido de la Embajada Estadounidense información sobre varias amenazas a la vida del presidente y su familia hechas por un cártel no especificado.
El expediente médico del presidente Felipe Calderón fue entregado a un cártel del narcotráfico por un integrante corrupto del primer círculo de la Presidencia de la República.
Este cable fue redactado en el contexto de la Operación Limpieza, durante la cual se arrestaron a diversos funcionarios de alto nivel acusados de corrupción. Entre ellos se encontraba el mayor Arturo González Rodríguez, miembro del Estado Mayor Presidencial, quien más tarde fue acusado de recibir dinero del cártel de los Beltrán Leyva, entrenar zetas e incluso venderles armas exclusivas del ejército. El cable no revela si fue González el responsable de proporcionar además información médica al narco, pero no es necesario. Demuestra que incluso los círculos más cercanos al presidente tienen serias fallas en cuanto a control de confianza:
El caso demuestra que la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) no investigó adecuadamente ni supervisó a un oficial que participó en brindar seguridad al Presidente. No obstante, indica que los militares toman en serio la lucha contra la corrupción. Aunque el mayor no formaba parte del círculo íntimo del presidente, el caso también muestra que los cárteles han logrado infiltrarse en un área significativa de los aparatos de seguridad del gobierno de México.
Cuando González cayó preso, fuentes oficiales intentaron minimizar la información declarando que dicho elemento no era de los círculos más cercanos al Presidente y que no se encargaba directamente de su seguridad. Esto es cierto, pero el arresto dejó en claro que los elementos del ejército, al igual que los cuerpos policiales también eran propensos a la corrupción, a pesar de la confianza del gobierno y de la población en general:
Una de las razones principales de que el gobierno mexicano confíe en los militares en el combate a los cárteles es la percepción de que los militares son considerablemente menos corruptos que las fuerzas policiacas estatales y locales.
Tampoco los militares son inmunes a la corrupción y esto es sólo una muestra más de ellos. No creo que por ella se deba castigar a todo el Ejército con desconfianza generalizada pero cada vez es más evidente que se necesitan mejores mecanismos de control de confianza para evaluar a aquellos encargados de velar por nuestra seguridad.
El cable 09MEXICO133, enviado el 20 de enero de 2009 -y revelado por WikiLeaks-, sería el último que enviaría Tony Garza como embajador de Estados Unidos en México. Dicho telegrama al Departamento de Estado detallaba que una peligrosa célula narcotraficante estaba en posesión del expediente médico del presidente Felipe Calderón. Atención Carmen Aristegui: seguro ellos sí saben si Calderón es o no alcohólico.
Además el cable detalla que miembros del Estado Mayor Presidencial ya habían recibido de la Embajada Estadounidense información sobre varias amenazas a la vida del presidente y su familia hechas por un cártel no especificado.
El expediente médico del presidente Felipe Calderón fue entregado a un cártel del narcotráfico por un integrante corrupto del primer círculo de la Presidencia de la República.
Este cable fue redactado en el contexto de la Operación Limpieza, durante la cual se arrestaron a diversos funcionarios de alto nivel acusados de corrupción. Entre ellos se encontraba el mayor Arturo González Rodríguez, miembro del Estado Mayor Presidencial, quien más tarde fue acusado de recibir dinero del cártel de los Beltrán Leyva, entrenar zetas e incluso venderles armas exclusivas del ejército. El cable no revela si fue González el responsable de proporcionar además información médica al narco, pero no es necesario. Demuestra que incluso los círculos más cercanos al presidente tienen serias fallas en cuanto a control de confianza:
El caso demuestra que la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) no investigó adecuadamente ni supervisó a un oficial que participó en brindar seguridad al Presidente. No obstante, indica que los militares toman en serio la lucha contra la corrupción. Aunque el mayor no formaba parte del círculo íntimo del presidente, el caso también muestra que los cárteles han logrado infiltrarse en un área significativa de los aparatos de seguridad del gobierno de México.
Cuando González cayó preso, fuentes oficiales intentaron minimizar la información declarando que dicho elemento no era de los círculos más cercanos al Presidente y que no se encargaba directamente de su seguridad. Esto es cierto, pero el arresto dejó en claro que los elementos del ejército, al igual que los cuerpos policiales también eran propensos a la corrupción, a pesar de la confianza del gobierno y de la población en general:
Una de las razones principales de que el gobierno mexicano confíe en los militares en el combate a los cárteles es la percepción de que los militares son considerablemente menos corruptos que las fuerzas policiacas estatales y locales.
Tampoco los militares son inmunes a la corrupción y esto es sólo una muestra más de ellos. No creo que por ella se deba castigar a todo el Ejército con desconfianza generalizada pero cada vez es más evidente que se necesitan mejores mecanismos de control de confianza para evaluar a aquellos encargados de velar por nuestra seguridad.
Comentarios