Álvaro Cepeda Neri
El título de esta columna es la pregunta que le formulé a mi amigo e investigador, pero intercalando otra pregunta: ¿por qué no sobre Azcárraga Jean? Su respuesta fue que ahora más que nunca, el “estratega”, la eminencia gris (¡oh, Aldous Huxley!) del imperio de Televisa y sus tentáculos, es precisamente Bernardo Gómez. Éste, salido del mundo de los validos y favorito del junior Azcárraga, controla políticamente el destino inmediato de la poderosa empresa que se alista a trasladar a su vicepresidente Gómez a la vicepresidencia de facto del país, poder tras el trono, en caso de que Peña Nieto sea el sucesor de Calderón en la Presidencia, en Los Pinos y en el Búnker, para lo que Televisa nada invirtió, salvo cobrar multimillonaria cantidad para posicionar publicitariamente al mexiquense, en la adelantadísima pero aparente disputa por el cargo que Fox y Calderón pusieron al mejor postor, dentro de una crisis de ingobernabilidad y total “relajamiento” constitucional.
Desde las perversamente tenebrosas entrañas de Televisa, donde reinan Los cuatro fantásticos (se autollaman así porque dicen que se “educaron” en la serie televisiva del mismo nombre), que en orden de importancia y jerarquía son: Bernardo Gómez, Azcárraga Jean, Alfonso de Angoitia y José Bastón, se asegura que Gómez es el de las “ideas” políticas, desde que se hizo íntimo de la cónyuge de Fox (¡aquél beso servil en el dorso de la mano de Mart(h)a!) y penetró los pasillos del poder presidencial de la derecha panista, hasta ahora que, zalamero, lo hace con algunos personajes de Los Pinos, derivando hacia el centro de gravedad mexiquense.
Se adorna Gómez con su cercanía a Peña Nieto y que fue él quien (con algunos publicistas, como la diseñadora de la imagen Soy totalmente Palacio”) lo capturó para, junto con sus consejeros (entre éstos Aguilar Camín, alias “el historiador”) proyectarlo para que desde cualquier partido o alianza chuchista-camachista, alcance la Presidencia del país. Y ya en ella, Gómez sea su vicepresidente de facto. Es el hilo conductor de la investigación para el libro que será una bomba de tiempo con otras cáscaras de plátano que salen del expediente de Peña Nieto y con las que está resbalando.
En esta época de textos sobre actores efímeros de la “grilla”, el de Bernardo Gómez será un éxito. Especialmente porque Televisa, con su poder mediático, intereses y compromisos políticos, es partícipe en la agenda pública con poder dictatorial tras todo su aparato de comunicación e inversiones y depósitos en dólares en el extranjero (sobre todo en su patria: Estados Unidos de América). Si el libro ve la luz pública será una explosión de hechos verídicos, al extremo cuidados, para evitar embestidas de Televisa, acostumbrada (como López Dóriga contra Proceso, éste por cierto, casi fuera para ser sustituido por Loret de Mola, nuevo consentido de Gómez, mientras trae del mecate corto a Joaquín), a sus agresivas dizque aclaraciones con cartas que firma su director general corporativo de Comunicación y a punto de hacerse de otra vicepresidencia: la del peñanietismo, su nueva “estrella” con su pareja La Gaviota.
El título de esta columna es la pregunta que le formulé a mi amigo e investigador, pero intercalando otra pregunta: ¿por qué no sobre Azcárraga Jean? Su respuesta fue que ahora más que nunca, el “estratega”, la eminencia gris (¡oh, Aldous Huxley!) del imperio de Televisa y sus tentáculos, es precisamente Bernardo Gómez. Éste, salido del mundo de los validos y favorito del junior Azcárraga, controla políticamente el destino inmediato de la poderosa empresa que se alista a trasladar a su vicepresidente Gómez a la vicepresidencia de facto del país, poder tras el trono, en caso de que Peña Nieto sea el sucesor de Calderón en la Presidencia, en Los Pinos y en el Búnker, para lo que Televisa nada invirtió, salvo cobrar multimillonaria cantidad para posicionar publicitariamente al mexiquense, en la adelantadísima pero aparente disputa por el cargo que Fox y Calderón pusieron al mejor postor, dentro de una crisis de ingobernabilidad y total “relajamiento” constitucional.
Desde las perversamente tenebrosas entrañas de Televisa, donde reinan Los cuatro fantásticos (se autollaman así porque dicen que se “educaron” en la serie televisiva del mismo nombre), que en orden de importancia y jerarquía son: Bernardo Gómez, Azcárraga Jean, Alfonso de Angoitia y José Bastón, se asegura que Gómez es el de las “ideas” políticas, desde que se hizo íntimo de la cónyuge de Fox (¡aquél beso servil en el dorso de la mano de Mart(h)a!) y penetró los pasillos del poder presidencial de la derecha panista, hasta ahora que, zalamero, lo hace con algunos personajes de Los Pinos, derivando hacia el centro de gravedad mexiquense.
Se adorna Gómez con su cercanía a Peña Nieto y que fue él quien (con algunos publicistas, como la diseñadora de la imagen Soy totalmente Palacio”) lo capturó para, junto con sus consejeros (entre éstos Aguilar Camín, alias “el historiador”) proyectarlo para que desde cualquier partido o alianza chuchista-camachista, alcance la Presidencia del país. Y ya en ella, Gómez sea su vicepresidente de facto. Es el hilo conductor de la investigación para el libro que será una bomba de tiempo con otras cáscaras de plátano que salen del expediente de Peña Nieto y con las que está resbalando.
En esta época de textos sobre actores efímeros de la “grilla”, el de Bernardo Gómez será un éxito. Especialmente porque Televisa, con su poder mediático, intereses y compromisos políticos, es partícipe en la agenda pública con poder dictatorial tras todo su aparato de comunicación e inversiones y depósitos en dólares en el extranjero (sobre todo en su patria: Estados Unidos de América). Si el libro ve la luz pública será una explosión de hechos verídicos, al extremo cuidados, para evitar embestidas de Televisa, acostumbrada (como López Dóriga contra Proceso, éste por cierto, casi fuera para ser sustituido por Loret de Mola, nuevo consentido de Gómez, mientras trae del mecate corto a Joaquín), a sus agresivas dizque aclaraciones con cartas que firma su director general corporativo de Comunicación y a punto de hacerse de otra vicepresidencia: la del peñanietismo, su nueva “estrella” con su pareja La Gaviota.
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