Álvaro Cepeda Neri
Además de ser tachado de mentiroso respecto a que jamás calificó de guerra las acciones defensivas (donde el narcotráfico con sus matones llevan la ofensiva), de policías federales y soldados, y hacerse acreedor a lo de que “más pronto cae un mentiroso, que un cojo”, insiste el inquilino del búnker construido (con todo y manita de gato al estacionamiento), en el subsuelo de Los Pinos, en que la economía está creciendo, que han aumentado los empleos y que la inseguridad (¡con más de cien mil homicidios de ambos bandos, incluyendo a mexicanos ajenos a los dos!, y no sólo 36 mil y pico que manejan las cifras oficiales), está a la baja.
Obviamente Calderón está fuera de la realidad y sus fantasías más parecen resultado de crudas por adicciones que juicios sensatos. El país sigue hundiéndose en la pobreza, los despidos, el encarecimiento de los productos de primera necesidad y el baño de sangre que tiene a la sociedad en el umbral de movilizarse masivamente por todo el territorio para manifestarse contra el calderonismo y contra los hampones del narcotráfico.
Desde su gira-recreo por Quintana Roo, precisamente en Cancún, para asistir a una reunión de los banqueros españoles de Santander, quienes, con el resto de esos voraces financieros siguen llevándose multimillonarias ganancias (porque cobran hasta por entrar a sus oficinas y no se diga por los servicios a los que estamos obligados por complicidades para los negocios, entre calderonistas y esos usureros). Ante esos hispanos contentos de cómo el gobierno federal (calderonistas y jueces, sobre todo), los protege, les dijo que todo va viento en popa. Se crearon (lo cual no es cierto) 800 mil empleos, afirmó Calderón, cuando son, apenas 732 mil los reportados por inscripciones en el IMSS.
También sostuvo que nuestra economía está “blindada”, porque tenemos, en la banca estadounidense, aproximadamente 130 mil millones de dólares (pero se calló que nuestra deuda externa es de más de 200 mil millones de dólares y la interna, por bonos gubernamentales, de más de 245 mil millones de pesos; se calló que todas las utilidades de Pemex y más se las apropia el calderonismo para pagar los millonarios sueldos de sus panistas). Que la macroeconomía, es decir: la de los empresarios, creció “más de un 5 por ciento”. Y que México tiene “rumbo y un enorme potencial”.
Como no queriendo mencionó, para “lavarse las manos”, que no llega a los bolsillos de los mexicanos lo de que “nuestra economía está más fuerte que nunca”. Pero lo cierto es que 40 millones de mexicanos, con plaza laboral (aunque son menos), sobreviven con uno o dos salarios mínimos; pues, apenas un 10 por ciento de ellos tiene más de dos salarios sin llegar a cuatro. Por eso están con los realmente 50 millones de pobres, en la miseria que raya en hambruna, y en la suma de 90 millones, al menos, a punto de la rebelión, porque no les alcanza para comer y pagar los carísimos servicios. Calderón sigue en las nubes de sus esquizofrenias: y es que se sale de la realidad, para sus cuentas alegres.
Además de ser tachado de mentiroso respecto a que jamás calificó de guerra las acciones defensivas (donde el narcotráfico con sus matones llevan la ofensiva), de policías federales y soldados, y hacerse acreedor a lo de que “más pronto cae un mentiroso, que un cojo”, insiste el inquilino del búnker construido (con todo y manita de gato al estacionamiento), en el subsuelo de Los Pinos, en que la economía está creciendo, que han aumentado los empleos y que la inseguridad (¡con más de cien mil homicidios de ambos bandos, incluyendo a mexicanos ajenos a los dos!, y no sólo 36 mil y pico que manejan las cifras oficiales), está a la baja.
Obviamente Calderón está fuera de la realidad y sus fantasías más parecen resultado de crudas por adicciones que juicios sensatos. El país sigue hundiéndose en la pobreza, los despidos, el encarecimiento de los productos de primera necesidad y el baño de sangre que tiene a la sociedad en el umbral de movilizarse masivamente por todo el territorio para manifestarse contra el calderonismo y contra los hampones del narcotráfico.
Desde su gira-recreo por Quintana Roo, precisamente en Cancún, para asistir a una reunión de los banqueros españoles de Santander, quienes, con el resto de esos voraces financieros siguen llevándose multimillonarias ganancias (porque cobran hasta por entrar a sus oficinas y no se diga por los servicios a los que estamos obligados por complicidades para los negocios, entre calderonistas y esos usureros). Ante esos hispanos contentos de cómo el gobierno federal (calderonistas y jueces, sobre todo), los protege, les dijo que todo va viento en popa. Se crearon (lo cual no es cierto) 800 mil empleos, afirmó Calderón, cuando son, apenas 732 mil los reportados por inscripciones en el IMSS.
También sostuvo que nuestra economía está “blindada”, porque tenemos, en la banca estadounidense, aproximadamente 130 mil millones de dólares (pero se calló que nuestra deuda externa es de más de 200 mil millones de dólares y la interna, por bonos gubernamentales, de más de 245 mil millones de pesos; se calló que todas las utilidades de Pemex y más se las apropia el calderonismo para pagar los millonarios sueldos de sus panistas). Que la macroeconomía, es decir: la de los empresarios, creció “más de un 5 por ciento”. Y que México tiene “rumbo y un enorme potencial”.
Como no queriendo mencionó, para “lavarse las manos”, que no llega a los bolsillos de los mexicanos lo de que “nuestra economía está más fuerte que nunca”. Pero lo cierto es que 40 millones de mexicanos, con plaza laboral (aunque son menos), sobreviven con uno o dos salarios mínimos; pues, apenas un 10 por ciento de ellos tiene más de dos salarios sin llegar a cuatro. Por eso están con los realmente 50 millones de pobres, en la miseria que raya en hambruna, y en la suma de 90 millones, al menos, a punto de la rebelión, porque no les alcanza para comer y pagar los carísimos servicios. Calderón sigue en las nubes de sus esquizofrenias: y es que se sale de la realidad, para sus cuentas alegres.
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